Frankenstein ¡Está Vivo! de Steve Niles y Bernie Wrightson

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Soy fan de Bernie Wrightson desde los tiempos que leí Creepshow, la adaptación de la película de George A. Romero y Stephen King. Sinceramente, el cómic me dio más miedo y esas cucarachas no se me han olvidado en todos estos años. Luego leí historias cortas suyas en Zona 84 como Capitán Sternn aunque con lo que disfruté muchísimo fue con una miniserie que dibujó junto a Jim Starlin para DC Comics, El extraño. Me dejó impresionismo y The Cult, de los mismos autores, también me gustó muchísimo. Sus historias de terror o su Swamp Thing son descomunales. Sin embargo, lo que siempre me ha llamado de él son sus increíbles ilustraciones de Frankenstein que vi en un portfolio hace muchos años.

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Bernie Wrightson en todo su esplendor

Cuándo vi que, además de ilustrar la novela de Mary Shelley, había hecho una historia nueva con Steve Niles (30 días de oscuridad, Criminal Macabre), no pude resistirme y lo incluí en la lista de regalos de Navidades.

Una aclaración rápida. Soy difícil de regalar porque la gente que no sigue mucho esto de la cultura pop o no sabe qué regalarme o peor, no sabe si ya lo tendré, así que hace muchos años que me obligaron a hacer una lista larga de cosas que me gustan y que no tengo y de ahí caen algunas cosas por Navidad, Reyes o mi cumpleaños, que están muy próximos.

En este caso han caído tres cómics, este, The Private Eye (Brian K. Vaughan y Marcos Martín) y la Guerra de Alan de Emmanuel Guibert.

Ha sido una alegría inmensa que me lo hayan regalado. El trabajo de Bernie Wrightson está a la altura de los mejores momentos de su carrera. Las ilustraciones, en glorioso blanco y negro, son tan cuidadas y detallistas que parecería un grabado si no fuera por el increíble uso de las sombras. El resultado, ya digo, es inigualable y además, aún siendo un grandísimo ilustrador es un gran narrador y la sensación de movimiento o la expresividad de las caras es otro de los puntos fuertes.

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Merece la pena ver la imagen en grande. El detalle es impresionante

La ambientación es increíble ya digo, y la historia está bastante bien. Se podría considerar la continuación de la novela con el Monstruo de Frankenstein volviendo de la muerte y terminando en la casa del doctor Simon Ingles, un médico aficionado a la investigación y, contradictoriamente, a la magia.

Toda la historia en la casa, su relación con Ingles, su propio crecimiento intelectual, es de lo más apasionante. Sin embargo, terminé con la impresión de que el final es precipitado y que había más posibilidades que se abandonan para poder cerrar la historia. No es un mal final, pero da la impresión que podría ir más allá e incluso que podría haber continuado la historia más allá del final. Me gusta mucho la forma de contar la historia, basada sobre todo en el pensamiento de la criatura a través de cartuchos y con diálogos. Transmite la sensación de que vivimos la historia a través de sus ojos y el estilo es muy clásico de las historias de terror de revistas como house of Secrets.

Desgraciadamente Bernie Wrightson no pudo terminar la obra, eligió su sustituto para el cuarto capítulo, Kelley Jones, al que dejó multitud de notas e ilustraciones, y falleció.

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El Frankenstein de Kelley Jones

 Kelley Jones es un muy buen autor, su Deadman fue lo primero que leí y ya entonces su estilo era deudor en parte del de Wrightson, aunque con suficiente personalidad y estilo propio para no ser un clon y eso se fue acentuando en los siguientes años, con cómics tan estupendos como Batman-Drácula Lluvia Roja o Tormenta de Sangre. Su trabajo es muy bueno pero queda lejos del de Wrightson. Es muy expresivo, como siempre, pero el detallismo enfermizo de Wrightson en Kelley Jones se pierde. Aún así, no desmerece y es un último número muy bueno con momentos estremecedores.

A todo esto se suma que la edición de Planeta es más que digna. Editada a tamaño álbum, permite disfrutar plenamente de las ilustraciones. Además incluye un prólogo de Steve Niles, una entrevista del propio Niles con Wrightson sobre Frankenstein, las notas e ilustraciones que dejó este para el cuarto número, una galería de portadas y varias ilustraciones más. Lo único que me ha sorprendido es que no incluyera una breve reseña de quiénes son los autores.

Un grandísimo cómic con una edición que le hace justicia.

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