Hacía muchos años, desde que me afeito casi, que no envidiaba su trabajo a los redactores de las revistas de videojuegos, pero desde que agarré The Witcher III he vuelto a sentirlo. Poder dedicarte todo el tiempo a jugar ese vasto juego tan bien ambientado, con una historia que engancha, un mundo vivo y en constante evolución durante horas y encima pagándote por ello, volvió a darme mucha envidia.
Y es enorme, llevo cerca de seis horas de juego, lo que en esencia es haber acabado cualquier CoD o Battlefield de esta década, y apenas he arañado el juego. Sin embargo sí que ha servido para tener impresiones firmes del mismo y, habiendo terminado The Witcher II la semana pasada, ver cómo ha evolucionado.