Desde luego no en todos ni tampoco en la mayoría, pero sí hay una cantidad muy importante y lo he podido ver de cerca estos días.
Mirad, llevo cuatro décadas jugando a videojuegos. En los primeros años, los que teníamos microordenadores, las game and watch, leíamos cómics de superhéroes y similares. Éramos unos frikis y eso era sinónimo de ser unos apestados. No me puedo quejar, lo llevé bastante bien pero a otros compañeros con menos fuerza o mala leche los trataron peor.





Los videojuegos han evolucionado muchísimo. Llevo toda la vida con ellos y estoy más que convencido que es la mejor época para ser jugador en particular y friki en general.
Estoy asombrado del éxito que están teniendo juegos como «Acariciar al perro» o su apasionante continuación «Acariciar un gato». La razón no es que los millones de amantes de los perros o gatos hayan descubierto que es mucho mejor clicar en un botón para acariciar a un animal sino que así consiguen fácil y en unos pocos minutos un trofeo Platino que exhibir en sus vitrinas.


