DUNE parte II

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Si DUNE era una película magnífica, esta continuación no se queda atrás aunque, por otro lado, tiene un problema serio.

Creo que lo primero que hay que abordar es el problema serio, su entidad como película. Creo que más bien es la segunda mitad de la anterior película.

La primera cuenta una historia con un inicio, un planteamiento y un desenlace que queda abierto para la segunda.

Esta segunda como película autónoma no funciona. Aparecen unos tipos en el desierto arrastrando una bolsa con un cadáver. Otros tipos les atacan.

No se explica nada porque todo es consecuencia directa de los hechos de la primera película y parten desde ahí.

Así que es altamente recomendable ver la primera antes. Aún así, Villeneuve ha incluido un sucinto mensaje al principio que resume lo que pasó y en la película se menciona de pasada quién es el muerto, así como otros hechos de la primera. Lo hace de forma sutil para que no resulte reiterativo a quiénes vieron la primera parte.

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Pero como segunda parte de un todo es absolutamente maravillosa.

La principal característica que tiene esta película es el tiempo. Se toma tiempo para mostrar la historia y desarrollarla, para que los personajes evolucionen, como Paul Atreides, o se pierdan o se mantengan inmóviles.

Es interesante ver cómo los personajes que son capaces de adaptarse son los que triunfan y cómo los que se mantienen en las mismas ideas, en los mismos métodos, fracasan una y otra vez.

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La evolución de Paul Atreides (Timothee Chalamet, Wonka) es una de las facetas más interesantes de la película. Siempre lo he visto como un arquetipo del héroe, del elegido.

Sin embargo, su camino a convertirse en el Kwisatz Haderach, en el mesías anunciado, está plagado de grises. Sus decisiones, su camino hacia el poder primero rechazándolo, manteniendo unos ideales claros y luego cambiando progresivamente, conforme se adapta a la situación, es muy interesante.

Especialmente útil es el papel de Chani (Zendaya, Spiderman Lejos de casa) que evoluciona al revés, de un enamoramiento casi adolescente y un apoyo firme a convertirse en la voz de su conciencia, el recordatorio de sus promesas y sus ideales, cada vez más lejos de sus actos.

La relación entre los dos personajes permite observar con nitidez cómo va cambiando Paul Atreides y si esto es bueno o por el contrario está traicionando sus ideales.

Cuando hablamos de DUNE, estamos hablando de una historia con muchas capas y pilares como detallé en la crítica de la primera parte. Estas capas y pilares se pueden ver representados por los anhelos de los diferentes personajes con motivaciones distintas.

Stilgar (Javier Bardem, No es país para viejos), el principal líder de los Fremen del norte, sueña con un Arrakis verde. Los Harkonnen con dominar la especia Melange. El emperador, con mantenerse en el poder fomentando la división y los enfrentamientos entre las casas. Chani quiere la libertad de los Fremen pero sin la religión. Las Bene Geserit, dominarlo todo desde las sombras.

Cada personaje tiene sus motivaciones y, curiosamente, la venganza solo es una parte de las motivaciones de Paul Atreides, la liberación de los Fremen es otra, la restauración de la casa Atreides, incluso más alto de lo que estaba, es otra. Y a todo esto se enfrenta con el miedo a las consecuencias que ha soñado que traerá si finalmente prevalece.

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DUNE tiene una complejidad y una cantidad de capas que rara vez se han visto en la ciencia ficción en particular y en la literatura en general y Villeneuve no se ha echado atrás ante esto recortándolo para dejarlo en una historia sencilla de entender y disfrutar como puedan ser Star Wars o Star Trek.

Ha decidido llevar al disfrute al espectador a través de toda la historia, por supuesto con sus pequeños cambios, pero sin rehuir en ningún momento la complejidad sino buscando la mejor de las formas para que sea comprensible y contando con la inteligencia del espectador.

Para esto ha recreado tan bien las casas, el planeta, los entornos en general, que durante dos horas y media estamos en Arrakis y nos sumergimos en la historia por completo.

Realmente me recuerda más a Lawrence de Arabia que a Star Wars porque sus momentos de enorme intensidad épica llegan pero sus momentos de desarrollo de personajes, de avance de la trama también tienen el tiempo que necesitan.

El resultado, para mi, es una segunda parte que es indisoluble con la primera y que conforman la mejor saga de ciencia ficción de todos los tiempos. Por su historia, por su realización, por lo apasionante que es y lo interesante que es, porque toca el corazón y los sentidos. Realmente, una obra maestra del cine.

Saludos fremen

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