Las Navidades pasadas uno de los regalos que más me gustaron fue la espectacular edición de Conan de Cimmeria Volumen I 1932-1933 de Robert E. Howard.
La edición es una maravilla con una caja preciosa ilustrada por Esteban Maroto (Red Sonja, Crónicas de Atlantis). El tomo en sí es de tapa dura con sobrecubierta e ilustraciones interiores de Mark Schultz (Xenozoic Tales, Superman) e incluye todos los relatos como fueron publicados de Conan durante ese año en 566 páginas. También un prefacio de Mark Schultz y un artículo.
El primer relato publicado fue este, El Fénix en la Espada y a su vez ha sido adaptado dos veces al cómic. Vamos a hablar un poco sobre ellos.
El relato de Robert Ervin Howard
El autor reconvirtió un anterior relato de Kull de Valusia, «Por este hacha yo gobierno», y lo convirtió en El fénix en la espada.
Es un poco sorprendente que empezara a contar la historia de Conan cuando ya es rey y supongo que, como la grandísima mayoría de relatos que se cuentan es antes de que se sentara en el trono de Aquilonia, ha sido muy poco adaptado a otros medios.
La historia cuenta, al igual que en el relato de Kull, cómo un grupo de conspiradores quieren acabar con la vida del usurpador Conan, que acabó con la vida del cruel rey Numénides y se ciñó la corona de Aquilonia.
Desde ese momento han pasado varios años. Un bardo y varios nobles han decidido intentar derrocarlo y para eso contratan a Ascalante, un mercenario cuyo sirviente es un mago, nada menos que el estigio Thoth Amon.
Ha sido toda una sorpresa que su primera aparición en la vida de Conan fuera cuando ya era rey y que no se hubieran encontrado antes. De hecho en los relatos de Howard no se encontraron nunca. Sin embargo, ha tenido una gran importancia posteriormente en los cómics.
El cambio fundamental respecto al relato de Kull es precisamente la parte mágica del asunto: Mientras Ascalante ha planeado el asesinato de Conan sobornando a los guardias, Thth Amon descubre que el noble al que le enviaron a vigilar tiene el anillo de Set, el dios serpiente, que le habían robado en estigia y que le hizo perder gran parte de su poder.
A partir de aquí Toht Amon fraguará su venganza por medio del anillo invocando a un monstruo de otra dimensión con aspecto simiesco para que mate a su esclavizador y a todo el que esté con él.
La parte de que Tohth Amon encuentre casualmente el anillo que le habían robado en casa del noble al que esa noche tenía que vigilar es quizás la parte más floja del relato. Se le perdona porque da paso a la más interesante que es la invocación y en paralelo la visión de Conan en la que habla con Epemitreus, un mago de Mitra que luchó y derrotó a Set en vida y siempre aparece, cual leyenda artúrica, en los tiempos de necesidad de Aquilonia.
Le alertará del peligro que corre, no solo del humano sino del demoníaco y en su espada grabará el símbolo del fénix.
La historia es ágil de leer y muy interesante. A nosotros Conan nos llega siendo un personaje muy conocido, pero para el lector de entonces se encuentra con un rey al que quieren matar por usurpador y es en las páginas del relato en las que se va revelando que era un bárbaro cimmerio, que el rey al que destronó era un déspota, en definitiva, va revelando los rasgos del Conan mientras nos cuenta la conspiración, motivaciones y la venganza de Toth Amon.
El resultado es muy bueno y no me sorprende que enganchara inmediatamente a los lectores de Weird tales.
El cómic de Roy Thomas y Vicente Alcázar
Muchos años después, Conan ya era un éxito consagrado en Marvel a través de revistas como Relatos Salvajes o La espada salvaje de Conan.
Su principal artífice, Roy Thomas, que había realizado brillantísimas adaptaciones de los relatos como Clavos Rojos o la Hija del gigante de Hielo entre decenas y decenas, más todos los cómics que imaginó él, decidió adaptar este relato en un anual, el segundo de la colección a color de Conan, contando con los lápices de un autor español, Vicente Alcázar (Creepy, Kull, Jonah Hex).
Con un estilo realista y bastante oscuro, en parte deudor de los cómics de terror de Creepy, narra la historia después del prólogo de tres páginas de John Buscema (Los Vengadores, Silver Surfer) presentando quién era Conan. John Buscema era el dibujante habitual de Conan y el que, más allá de la preciosa primera etapa de Barry W. Smith (Arma X. El hombre máquina, Monstruos), convirtió a Conan en un enorme éxito.
La adaptación es muy fiel y sorprende que siendo tan clásica aguante bien la comparación con la otra versión mucho más reciente. Quizá porque, aun usando cartuchos, la información que estos muestran no es redundante con lo que se ve en la imagen.
Se puede encontrar en el Conan el bárbaro. Marvel Omnibus 3 de Panini.
El cómic de Tim Truman y Tomás Giorello
En este caso, en lugar de un anual en Dark Horse decidieron hacer una miniserie de cuatro números. Esto permitió a Tomás Giorello, un dibujante argentino con mucha experiencia dibujando Conan, adaptar el guión de Tim Truman con una enorme fuerza y épica.
Si el de Roy Thomas tenía un prólogo añadido, en el de Truman lo que tenemos es al escriba Pramis, uno de los escritores de las Crónicas Nemedias, que recoge de labios de Conan el relato de lo sucedido.
La adaptación nuevamente vuelve a ser muy fiel. Sin embargo, las cuatro décadas transcurridas se notan en la forma de contarla, más cinematográfica, prescindiendo de los cartuchos de texto y con composiciones de página mas arriesgadas y aún más espectaculares. Se pierde parte de la prosa de Howard, pero se gana un mejor equilibrio entre texto e imagen. El resultado, un gran cómic muy espectacular.
Se puede encontrar en Conan Rey Integral de Tim Truman y Thomas Giorello de Editorial Planeta
Ambos cómics son magníficos, deudores de su época pero con autores de enorme calidad y que adaptan con enorme respeto el relato, potenciándolo.
Una gran experiencia leer el relato y sus adaptaciones. Si os ha gustado, no dejéis de decírmelo y lo haré con otros relatos.
Saludos fremen
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