El ministerio del Tiempo – Tiempo al tiempo

Tenía que pasar. Ya lo dice Javier Olivares en su prólogo, era inevitable que de una serie que se ha convertido en mitología Pop llegara un cómic de El ministerio del tiempo.

Hay otras series que aprovechan el tirón del éxito para sacar un cómic que reporte más beneficios con la mínima inversión. Este país es muy de esto también y algún ejemplo me viene a la memoria con una serie de gran éxito con cómic ambientado en china flojito, flojito y juego para móviles no mucho mejor.

¿Sería este el caso del primer cómic de El ministerio del tiempo?

Estaba seguro que no desde que lo anunciaron porque todo era muy distinto.

Para empezar, tenía el ejemplo del libro de relatos cortos, El tiempo es el que es del que ya hablé y al que se le notaba el mimo y cuidado para no sacar cualquier cosa con el sello de la serie, al contrario, nada menos que Anaïs Schaaf junto a otro de los guionistas era quien lo firmaba con un resultado de gran interés y calidad. De hecho, espero que algún día adapten esas tres historias porque son muy interesantes.

Pero los cómics siempre han sido minusvalorados y los lectores, sobre todo los que ya peinamos canas, mirados por encima del hombro. Esto me daba pie a preguntarme, vistos los antecedentes que citaba de esa otra serie exitosa, si estaríamos en la misma tesitura, autores mediocres, historia insulsa. Es decir, inversión mínima y edición con tapa dura para cobrar 18 € y a correr.

Pues de entrada hay diferencias. Para comenzar el guionista es El Torres. Llevo leyendo cómics suyos desde MegaMultimedia y es impresionante cómo ha evolucionado hasta convertirse en uno de los mejores guionistas del país, con obras tan redondas y reconocidas como «El fantasma de Gaudí» (premio Salò del Còmic de Barcelona al mejor guionista y a la mejor obra), absolutamente recomendable.

Los demás que participan no los conozco. A Joseba Basalo particularmente sí pero es su faceta de editor de Aleta ediciones y le agradezco en el alma que trajera los cómics de Bonelli a España, especialmente Dylan Dog aunque parece que también tiene buenas ideas para las historias.

Desiree Bressand, la co-guionista, es una novedad para mí, como el dibujante, Jaime Martínez, que ya adelanto que hace un trabajo sensacional.

Creo que la diferencia fundamental es que es una serie de autores, Javier y Pablo Olivares, y que es su serie, pelearon muy duro porque saliera y la calidad les importa. Porque son autores con un enorme y variado bagaje cultural que abarca desde Tim Powers a Mark Twain, de Doctor Who a Isaac Asimov, es decir, lo más alejado del mundo de lo que vende mucho o consigue grandes audiencias en España, y conseguir sacar a delante una serie así y que tenga éxito es un milagro. Un milagro que hay que mantener cada día y lo saben y cualquier manifestación de la serie tiene que mantener la calidad de la misma, nada de pegarse tiros en el pie cuando tanta gente está esperando para disparar ellos.

Este caso no es una excepción.

La historia comienza muy fuerte, con un disparo a Salvador Martí y una amenaza no solo al ministerio sino incluso a nuestra historia y  más concretamente a nuestra democracia. A partir de aquí se desarrolla una historia con viajes en el tiempo (sorprendidos ¿eh?) en el que conocemos más cosas de Salvador Martí, nos encontraremos con una patrulla especial para momentos de crisis  que responde ante Spínola y con uno de los grandes literatos españoles del XIX, también aparece brevemente el que para mí ha sido el presidente más grande que ha tenido este país y también hay  un cameo muy especial, entre otras muchas cosas.

La historia está muy bien y todos los personajes están muy bien caracterizados, pero hay que hablar de la otra parte fundamental de un cómic, el dibujo.

El estilo de Jaime Martínez es casi pictórico y realista, con un dibujo acertadísimo de los personajes a los que se les reconoce perfectamente pero que destaca sobre todo por el gran dominio de las expresiones que, además, son características en muchos casos de los actores que los interpretan en la serie. El estilo de dibujo me recuerda a Alex Maleev, el dibujante de la etapa de Brian Michael Bendis en Daredevil. El trabajo es deslumbrante y espectacular.

Buen guión y buena historia pero ¿qué tal la edición?

A la altura del contenido. Tapa dura, una preciosa portada, las 112 páginas son de un papel muy grueso y de gran calidad. Al prólogo que citaba antes de Javier Olivares se une un epílogo de Jaime Blanch, el actor que interpreta a Salvador Martí en la serie, además de un organigrama de El ministerio del tiempo.

Mención especial merece la preciosa ilustración de una portada de Joyas Literarias Juveniles, colección que adaptaba allá por los setenta y ochenta los clásicos de la novela de aventuras en cómics. Allí leí entre otras el Castillo de los Cárpatos, Robur el conquistador o David Copperfield. Un guiño precioso. sinceramente.

El cómic ha salido hoy a la venta publicado por Aleta Ediciones, cuesta 18 € y los vale. Muy recomendable.

 

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