Pongámonos en situación, estamos en 2001, en Quito. Tenemos 8 años y lo que nos gusta es jugar con nuestros amigos al fútbol. También en ese año la selección de fútbol De Ecuador está jugando los últimos partidos por clasificar para el Mundial de 2002 en Corea y Japón.
Aunque el juego habla de fútbol, en realidad es, sobre todo, un recorrido por la infancia ficcionada de Julián Cordero, el creador del juego.
Mientras jugamos a la consola al Tino Tini Soccer, un bonito y conseguido homenaje al Dino Dini’s Soccer, veremos como nuestras partidas son interrumpidas por nuestros padres, porque tengamos que ir a cenar, u otras razones similares.
Por cierto, han añadido recientemente un parche para que Tino Tini’s Soccer se pueda jugar independientemente del juego principal. Todo un detalle.
Es un juego muy relajado en el que vamos al parque, jugamos con los amigos o vamos a eventos sociales con nuestros padres sin tener nada obligatorio que hacer.
Todo esto va transcurriendo entre los cinco últimos partidos clasificatorios de Ecuador. Estos partidos están de fondo en los distintos televisores así como en muchas conversaciones de los adultos.
Como decía al principio, el juego transmite la infancia de Julián Cordero en su Quito natal en el año 2001 pero a la vez es absolutamente universal.
Retrotrae a cómo era ser un niño y bajar a jugar con tus amigos, pero también me recuerda al año 2010 con el Mundial de Sudáfrica.
Transmite muy bien como el fútbol unió a un país, como disfrutaba la gente con la selección, a pesar de todos los problemas que tenía Ecuador en ese momento o España en 2010.
Además está hecho muy bien porque en cada uno de los capítulos del juego hay una introducción que nos sitúa y explica mejor la situación. Me gusta especialmente el detalle de que la clasificación para el Mundial, que fue la primera vez que Ecuador lo consiguió, es vista por el niño como algo que está muy bien pero que está de fondo mientras él hace cosas de niño. Es decir, te puedes pasar todo el tiempo mirando una pantalla de televisión para ver el partido, pero puedes irte a jugar con la pelota a correr por el parque y el partido clasificatorio se queda en los televisores, a los que te puedes acercar después si te apetece.
Da una absoluta libertad.
Técnicamente el juego es enormemente justito. Sin embargo artísticamente es todo un acierto.
Los personajes parecen dibujos de cómic sobre fondos escaneados en dos colores. Recuerda mucho a los gráficos un bit de Return to Obra Din.
Esto cambia únicamente en el capítulo final que es a todo color y que, sinceramente queda realmente mal, porque se ve la malísima calidad del escaneado 3D. Realmente, es aquí dónde se ve lo ajustado del presupuesto, pues los objetos, árboles, coches y demás que quedaron mal al escanearse no han sido retocados posteriormente y se muestran tal cuál.
El juego está completamente en castellano de Ecuador lo que me parece toda una lección porque estamos hablando de un juego que claramente tiene un presupuesto muy ajustado.
Pero los recursos son utilizados con muchísima inteligencia y es un juego enormemente interesante desde el punto de vista antropológico por el retrato de esa época y de esa infancia y por el reflejo de lo que significa el fútbol para un niño o para un país.
También tengo que decir que si bien el juego es muy interesante y tiene muchísimas virtudes, no es un juego especialmente divertido. Supongo que no lo busca y no todos los juegos tienen que ser divertidos, pueden ser, como en este caso, interesantes.
Es un juego corto que fácilmente se puede terminar en dos horas, pero son dos horas muy bien empleadas.
Saludos fremen,





