Moby Dick de Bill Sienkiewicz y Dan Chichester

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«Llamadme Ismael»

Recuerdo haber oído esa frase cuando era niño en un capítulo del Coche Fantástico y la aclaración de que era el comienzo de Moby Dick. Se me quedó grabado y despertó mis ganas de saber más.

Poco después la leí en una preciosa colección de llamada Obras Maestras de la Aventura del Círculo de lectores que me regaló mi padre y se convirtió en una de mis novelas de aventuras favoritas.

En este Agosto hemos recorrido Navarra y, entre otros recuerdos como un Eguzki Lore o un Lauburu, me he traído la adaptación al cómic que hicieron Sienkiewicz y Chichester de esta obra maestra.

Moby Dick.2

Bill Sienkiewicz es uno de mis dibujantes favoritos. Un dibujante tan bueno como Neal Adams, sin duda el discípulo más aventajado que tuvo, como se ve en el Caballero Luna, pero que no se quedó ahí y trabajó su dibujo hasta evolucionar a un expresionismo propio que comienza y se consolida en Los Nuevos Mutantes de Chris Claremont. A partir de ahí ya no para de innovar utilizando pintura, collages y todo lo que cree necesario para expresar lo que quiere por muy arriesgado que sea, siendo algo no visto antes en el cómic de superhéroes, primero con esos Nuevos Mutantes pero también con Elektra Asesina, con guión de Frank Miller.

Curiosamente, en la preciosa portada del cómic, Astiberri se cuida muy mucho de poner al otro autor que realiza el cómic. Tanto defender el cómic de autor y luego ocultar al guionista, me parece feo. De hecho, no aparece ni en la contraportada, hay que ir a las páginas interiores para verlo.

El guionista es Dan Chichester, uno de esos guionistas que surgieron en los años 90 al socaire del éxito que habían tenido Watchmen y El regreso del caballero oscuro. Fue uno de los que convirtieron a los héroes en antihéroes y las historias en una sucesión vacía de rechinar de dientes, posturitas a doble página y violencia sin sentido. Chichester pergeñó una de las etapas más aburridas y absurdas de Daredevil y luego siguió en esa década con Hijos de la Media Noche, Elektra o Nightstalkers en cómics realmente malos. Al final de la década desapareció del mundo del cómic como un mal sueño.

Para mi desgracia, a pesar de tener el mejor material del mundo, en Moby Dick muestra toda su mediocridad.

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Un cómic es una conjunción de imágenes y texto.

Esto lo digo porque aquí la conjunción se cumple pocas veces. Las ilustraciones de Sienkiewicz son increíbles, arriesgadas, expresan mil cosas al tiempo y son dignas de detenerse en ellas porque cada ilustración tiene multitud de detalles. Incluso el estilo de la ilustración tiene una razón de ser. Es una auténtica gozada con el autor en uno de los mejores momentos de su carrera.

Sin embargo, los textos son otra cosa. Una enorme cantidad de texto va pegado en cartuchos encima de las ilustraciones. La mayor parte del tiempo describe lo que se ve en la imagen, como una explicación redundante. En otros momentos pega unos saltos bruscos y pasajes importantes se ventilan de un plumazo.

Ya de por sí es una tarea increíblemente difícil adaptar Moby Dick porque tiene cerca de 700 páginas y trasladarlo a 48 páginas es una temeridad que, nunca mejor dicho, naufraga claramente.

Sinceramente, si se hubiera editado la novela con 48 ilustraciones de Sienkiewicz hubiera sido mucho mejor.

El cómic como tal es pesado y no consigue ir más allá del interés de la caza de la ballena blanca, pero todo lo demás, la profundidad de los personajes, la obsesión de Ahab, todo se pierde por ese recortable de textos que han usado para contar la historia.

Solo lo recomiendo para fans de Sienkiewicz que hace un trabajo portentoso, pero como cómic y como adaptación, es muy pobre.

Saludos fremen.

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