Aunque estoy preparando la segunda parte de «Las peores películas de superhéroes que he sufrido» y ya adelanto que tendrá su lugar, quiero extenderme un poco más por la importancia que tuvo la anterior Joker.
La premisa para verla ha sido la misma. Considerar esta versión del Joker como si de un universo paralelo se tratara, el Joker de Tierra 230, por ejemplo.
Así me ahorro verla desde el punto de vista de los cómics si coincide y con qué versión, si es que hay alguna y juzgar si está bien o mal adaptado, porque esto es muy engañoso.
El Joker en los cómics nació en 1940 en el número uno de Batman obra de Bill Finger, Bob Kane y Jerry Robinson.
Son 84 años que han dado versiones muy diferentes del denominado Príncipe Payaso del Crimen, desde el inicial asesino en serie basado en «El hombre que ríe» de Conrad Veidt (Casablanca) pasando por el criminal cómico de los años 40 y 50, el perverso asesino de The Killing Joke (Alan Moore, Dave Gibbons), la encarnación del caos del Batman de Scott Snyder y Greg Capullo o los Tres Jokers de Geoff Johns y Jock, terminando con la más influyente de las últimas décadas, la de Return of the Dark Knight de Frank Miller, entre otras muchísimas versiones.
Tantas versiones imposibilitan adaptarlo de forma fiel porque no hay una versión canónica, mejor verlo como otra visión alternativa del personaje.
Así lo he hecho pero la película me ha resultado infinitamente peor que la anterior.
En mi opinión es la peor versión del Joker jamás creada, incluyendo la de la serie de los 60 con Ricardo Montalbán, que ya es decir.
La historia en sí: van a juzgar a Arthur Fleck, el Joker, por el asesinato de cinco personas. Fleck es un deshecho, prácticamente un despojo, que en la cárcel termina conociendo a Harley Quinzel y de ahí surgirá el flechazo. El resto es la evolución del juicio mientras Fleck pega bandazos de un lado a otro hasta el patético final, aderezado todo con bonitas canciones.
Lo más corto sería decir «Todo mal» y no hay necesidad de seguir leyendo pero, por si tenéis curiosidad, lo desarrollo.
El primer gran pecado de la película es ser aburrida y cobarde.
Tienen un personaje enormemente potente y hacen una película de juicios, con historia de amor aderezada con canciones. Es decir, parece un telefilm la mayor parte de la película, una serie de abogados.
Las canciones que son el principal ¿atractivo? de esta nueva película sobre el Joker, están bien cantadas pero también son decepcionantes en su presentación.
Es decir, las canciones están en la cabeza de ellos, el único límite es su imaginación y el amor entre ellos conecta a través de la música, sin embargo la coreografía, la ambientación, los fondos, todo es bastante plano y patético ¿Dónde está su brillantez, su inteligencia, su locura?
Ya que remeda a los musicales de los años 40 y 50, que incluso aparece «Melodías de Broadway 1955», de la que cogen «That’s Entertainment», podrían haberse fijado en la impresionante coreografía que acompaña la canción.
No es así, no hay una mente brillante y perturbada en este caso cuya retorcida brillantez se refleje en las canciones, sino un personaje patético y ridículo que en sus mayores alturas solo sabe fumar con elegancia.
Los actores están más que correctos, sin duda, pero no hay forma de luchar contra todo lo demás.
Al final, esta película es la historia de Arthur Fleck que va desde que está en la cárcel hasta que está a punto de terminar el juicio. También la de Lee Quinzel, la psicóloga que se hace pasar por pirómana y consigue que Fleck sea el Joker por ella, que es lo único que le interesa. Desde luego lo que no parece es la historia del Joker, sino de alguien que se pasa por el Joker y es conocido gracias a eso.
Son dos horas y diecisiete minutos de tostón, lo que tiene mérito porque el Joker en toda su historia ha sido muchas cosas pero nunca aburrido y Todd Philips tiene el dudoso mérito de haberlo conseguido.
A todo esto se añade que es absolutamente innecesaria.
La primera parte era muy inteligente, sucedían cosas, era emocionante y tenía un giro que la hacía interesante.
Esta segunda parte es tan vacía y tan pueril que enerva.
La crítica a la sociedad que encumbra a un asesino que va pintado de payaso, la crítica a los medios que le entrevistan o al sistema judicial que permite que el juicio sea un espectáculo o que alguien que es un payaso, no un abogado, pueda representarse a sí mismo, todo se queda a medias tapado por el patetismo de un hombre que de Joker solo tiene el nombre pero que es encumbrado por los medios y por la manipulación de Harley, un planteamiento interesante pero contado de la forma más larga y aburrida a través e la sala de juicio y de la celda pero, lo peor, es que todo estaba en anterior.
Sin embargo, en la anterior estaba contado desde el punto de vista de Fleck y de forma mucho más interesante y original que pedía que le espectador pusiera de su parte.
Incluso el final es terrible por lo obvio y banal, un subrayado innecesario que, al menos, evitará una tercera parte.
No todo es horrible, la banda sonora tiene algunas canciones realmente buenas y, como decía antes, los actores sí hacen una buena interpretación.
Sinceramente, creo que queda poco por añadir, me parece una película con un mal enfoque, un ritmo terrible y una historia que no aporta nada a lo ya contado.
Toda una decepción. Parecía distinta y rompedora pero es tremendamente pesada y predecible.
Saludos fremen.