Estoy cansado y aburrido del asunto de Catalunya. En 2015 ya conté como veía la situación y en dos años nada ha mejorado, aumentando el enfado y el hastío proporcionalmente a la vergüenza por los políticos que rigen los destinos de los catalanes y los que rigen el destino de España.
Quizá sea porque desde mi punto de vista lejano miro con estupor como el premio parece muy pequeño para el coste que supone. Si consiguieran la independencia la única diferencia en cuanto a derechos sería poder decir que tienen la nacionalidad catalana porque ¿Qué derechos conseguirían que ahora no tengan, tengamos, cualquier español?
Y sin embargo, el coste económico, para ellos y para el resto de los españoles, y la pérdida de relevancia en el mundo parece pagar demasiado por algo que en mi opinión se debería negociar dentro del marco democrático, sin necesidad de saltarse las leyes como si uno pudiera elegir qué leyes se cumplen y cuáles no terminan de convencernos.
Pero si los independentistas catalanes nos están abocando a todos, catalanes y no catalanes, a una nueva crisis económica que repercutirá sobre nuestras nóminas, sobre el PIB y sobre la confianza de los inversores en España, aparte de una situación aún peor para Catalunya con fronteras, aranceles y pérdida de derechos como miembros de la UE y de España, una buena parte de la culpa la tiene nuestro gobierno que se ha aferrado a la ley, lo que está muy bien, pues son de obligado cumplimiento para todos, pero sin buscar soluciones alternativas ni tener el menor interés en ello.
¿Cómo se puede hablar de la unidad de España y no buscar fórmulas para mantenerla?
España es un gran país, con una historia comparable en importancia e influencia en el mundo a las más influyentes e importantes naciones de la historia, con reconocimientos universales en literatura, pintura, ciencia, política, arquitectura, gastronomía, deporte, arte en sus distintas facetas. Es uno de los países más visitados del mundo, a la gente le gusta venir a España. Y sin embargo, no sé si tenemos una especie de complejo de inferioridad o qué que no sabemos darnos la importancia real ni destacar las virtudes de vivir en un país como este. Con sus defectos, que son muchos, pero es que solo se habla de los defectos.
Cuando estuve en Barcelona hace un año me dio pena encontrar casetas cada 300 metros en el Passeig de Sant Joan «vendiendo» la independencia y no ver absolutamente nada «recordando» porqué merece la pena pertenecer a España.
Los independentistas en mi opinión lo han hecho muy mal y lo peor que puede pasar es que se cumpla su sueño y vean el monstruo en que se convertiría, pero el gobierno ha dimitido de su responsabilidad de serlo para todos los españoles y no ha hecho nada para llegar a un acuerdo. La política es negociar y llegar a acuerdos, no convertirse en el rey tronco y aguantar a que las cosas se solucionen solas.
Nos faltan políticos de altura. Los padres de nuestra constitución han sido sustituidos por peleles corruptos presidentes de partidos políticos que hablan de libertad (?) o de la patria cuando están tapando la cantidad de dinero que han robado o que han malversado o los recortes en derechos laborales que llevamos sufriendo a costa de la crisis que permitieron, se lucraron con ella y luego nos hicieron soportar a nosotros.
Pero peor es para Cataluña.
Cuando la junta de militares Argentina estaba acosada creó un enemigo, Inglaterra, y declaró la guerra como cortina de humo.
Cuando a Clinton le estalló el caso Monica Lewinsky, bombardeó Bagdad.
Todos los casos de corrupción de Convergencia hicieron lo mismo, crear un enemigo, el resto de España y luchar por la independencia como país sometido durante siglos.
Mirar la historia no favorece a la causa de la independencia pero no quiero ahondar porque el problema no es con los romanos, los árabes , la marca hispánica, o el reino de Aragón, sino el problema actual.
Lo que quiero decir es que estoy cansado y que me enfada de manera superlativa que los inútiles que hemos elegido no sean capaces de resolver este problema y que la vida de todos vaya a ser peor sin ninguna ventaja para nadie.
Ojalá esos políticos que elegimos recordaran que fueron elegidos para servir al pueblo y cuidaran nuestros intereses.
Porque se está jugando con fuego y posiblemente estemos en el peor momento de nuestra democracia desde el 23-F.
Ojalá se imponga la razón, ya lo dije en su momento y eso no puede cambiar. Con sus diferencias todos somos el mismo pueblo y la misma sangre corre por todos nosotros. Haber creado esta división y convertir a España en el enemigo cuando son parte fundacional de la misma y tan parte de su historia como cualquier otro de los pueblos que componen España ha sido de una bajeza moral tremenda y un ardid por parte de los políticos como decía antes, pero que si tanto ha calado es porque hay mucha gente descontenta que creen que esa es la salida, la luz al final de un supuesto túnel pero que en realidad son los faros del tren.
Para salir de los problemas que tenemos todos en España, salirse de España y convertirse en una nación mucho más débil, irrelevante internacionalmente y aislada no parece una forma de resolver los problemas de sus ciudadanos.
¿La solución? Negociar, negociar, negociar, con el objetivo claro de llegar al mejor acuerdo posible para todos dentro de la ley. Ley que se puede cambiar pero negociando. Tomar atajos es un tremendo error porque saltarse la legalidad es irse a un extremo y el efecto péndulo funciona, que extremistas hay de todo tipo, y que no hay prisa real.
¿No es fácil ahora conseguir un cambio en la Constitución? Puede ser, pero no es el peor escenario. Al estar tan repartidos los escaños entre partidos de distinta ideología tiene sus dificultades pero también sus ventajas. EL único partido inmovilista es el PP y el Congreso tiene 350 escaños de los que el PP tiene 137 y el resto de los partidos 213. La reforma de La Constitución es con tres quintos de la Cámara, es decir, 210 escaños y lo mismo en el Senado en el que tiene mayoría el PP, lo que seguramente llevaría más tiempo y habría que lograr el consenso.
Es decir, existe la posibilidad de negociar. Ahora solo hace falta la voluntad.
Saludos fremen.
Por si acaso, y antes de que se me malinterprete, decir que soy de Castellón, es decir, no soy catalán, pero estoy muy cerca y hablo el mismo idioma que ellos (si, el valenciano y el catalán son el mismo idioma hablado de manera diferente, como ocurre con el castellano de España y el castellano de Mexico, le pese a quién le pese).
Dicho esto, hay que diferenciar dos tipos de independentistas: los ideológicos y los corruptos.
Los ideológicos recuerdan con nostalgia cuando España estaba dividida en varios reinos (mentira, no pueden recordarlo, no habían nacido, pero lo han estudiado, con fuentes más o menos fidedignas y echan de menos esa época) y creen que habría que volver a dividir el país porque su identidad pesa más que otros motivos socioeconómicos. Creen que así no tendrán que hablar nunca más en español y que todo será fabuloso. Algún iluso incluso cree que será bueno económicamente porque como Cataluña es una de las comunidades más ricas de España, si se independizan seguirá siendo así y serán la nueva Suiza. Ilusos. Éstos son ideológicos y corruptos a la vez, lo que me sirve como enlace para hablar de los corruptos.
Los corruptos son aquellos que ostentan el poder soberano de la comunidad, del Regne de Catalunyaaaaaa!!!! O sea, los políticos de Convergencia que cuando desde el gobierno central les han tocado un poquito las narices y han descubierto parte de su corrupción, han decidido que basta ya de ser esclavos de España, que teniendo toooodo el poder de su nueva y flamante nación podrán robar más y mejor sin tener que rendir cuentas a nadie. Así que se han dedicado a vender humo a los ideológicos y han montado un pitote sin sentido. Si no consiguen su propósito, al menos mantendrán la atención desviada de sus cuentas y seguirán robando de forma impune.
¿Negociar? Con esta gente, lo veo difícil. Quiero pensar que ya se ha intentado, aunque no de la forma correcta, pero es que hay tanta gente con el cerebro lavado allí que la solución de seguir siendo españoles no pasa por sus cabezas. No son cuatro gatos, se están haciendo referéndums porque la posibilidad es real, hay mucha gente que quiere la independencia, y los corruptos quedarán con el culo completamente al aire si acaban cediendo ante el estado español, ya que tanto el gobierno como el pueblo catalán no volverán a confiar en ellos. Así que sí, la solución es negociar de forma indefinida, estirando el chicle todo lo que se pueda hasta que ocurra algo gordo que, de una u otra manera, ponga fin al asunto, o hasta que hayan pasado tantos siglos que la gente al final se olvide del tema.
Es un tema delicado, solo espero que no se me haya malinterpretado, ya que nuestra comunidad zonadeltera me parece mucho más sana y razonable que el gobierno de España y el de Cataluña