El 28 de Abril pasado falleció Neal Adams, seguramente mi dibujante favorito de todos los tiempos. Tenía de él por leer un incunable, su regreso a Batman décadas después.
Él fue, junto al gran guionista Denny O’Neill, los que sacaron a Batman de la idiocia a la que la serie de televisión de los 60 había conducido al personaje en los cómics. También fue este Batman el que llevó a que en los 80 Frank Miller lo llevara un paso más allá con su Return of the Dark Knight, trasladándolo a cuando ya era mayor.
Su Batman en los 70 es una de las mejores etapas de la historia del personaje y sin duda la mejor dibujada de todas, así que su regreso en este siglo era una mezcla de expectación por volver a ver semejante maravilla y miedo pensando si no habría pasado demasiado tiempo.
Vi a Neal Adams en 2004 en la Expocómic de Madrid. Era un tipo muy agradable aunque estaba más interesado en hablar de su curiosa teoría sobre la expansión de la tierra que sobre los cómics. Además hubo una maravillosa exposición de sus originales que incluían una gran cantidad de páginas de Superman Vs. Muhammad Ali.
Este cómic lo recuerdo de haberlo leído de pequeño cuando me lo regaló mi padre en un viaje a Zamora. Supongo que sería de Bruguera pero de tamaño álbum. Me encantó y lo leí en multitud de ocasiones pero con los años y las mudanzas imagino que se quedó en algún sitio.
Sin embargo, tres años después, estuvimos con mi amiga Fátima en el Expocómic y ésta, sabiendo lo mucho que me gustaba, consiguió el original en inglés en muy buen estado de conservación y fue uno de los mejores regalos que me han hecho nunca.
En 2011 se publicó de nuevo en España gracias a Planeta en una buena edición un poco más pequeña que la original pero a buen tamaño.
Sin embargo, aunque muchos consideran que es la cumbre de Adams dibujando, realmente tiene cómics mucho más interesantes y trascendentes.
La Guerra Kree-Skrull, aunque no la dibuja entera sino que Sal y John Buscema dibujan el principio y el final, es recordada por sus números de una potencia inigualable.
Neal Adams fue un firme luchador por los derechos de los autores logrando que se instaurase la práctica de devolver los originales a los artistas y peleó para que el reconocimiento de la autoría a Jerry Siegel y Joe Shuster como creadores de Superman se tradujera en una remuneración económica.
En los cómics este tipo de inquietudes sociales también se plasmaron sobre todo en la colección Green Lantern/Green Arrow guionizada de por Denny O’Neil, siendo rompedor el tratamiento del problema de las drogas en adolescentes cuando el compañero de Green Arrow, Speedy, se engancha a las mismas. Pero otros temas como el racismo también fueron tocados en esa época. De hecho ellos dos crearon a John Stewart, el primer Green Lantern negro.
Esta etapa es muy recordada pero la etapa de Batman no lo es menos y como decía en la introducción, devolviendo a Batman su manto de oscuridad. Crearon a Man Bat, a R’as Al Ghul, recuperó a Dos Caras y revitalizó al Joker en una serie de historias magistrales.
El estilo de Neal Adams para mi representa el movimiento, la cinética, el escorzo y un conocimiento de la anatomía incomparable, el mejor dibujante del movimiento y la anatomía humana desde Burne Hogarth (Tarzán) aunque era capaz de dibujar cualquier cosa.
Además, una gran virtud de Adams es el dibujo de las caras. Cada personaje tiene una cara distinta, no hay que distinguirlos por el peinado o la ropa, pero, aún más importante, es capaz de hacer expresar todo tipo de emociones a esos rostros.
Si añadimos que su narrativa es impecable utilizando todos los recursos estilísticos en favor de la claridad de la historia el resultado es el dibujante definitivo.
Con todo esto, llegar a esta Odisea me daba cierto miedo porque las expectativas eran inmensas.
Lo que me he encontrado no era lo que me esperaba, y al mismo tiempo, sí.
La historia cuenta el enfrentamiento entre R’as Al Ghul y su hijo y como Batman queda atrapado en medio.
Esto era esperado y prometía mucho aunque sonaba a algo ya hecho pero para nada.
Realmente es un increíble cómic de aventuras con una cantidad de imaginación y fantasía enorme que choca mucho en un primer momento pero rápidamente engancha por la sorprendente e imaginativa historia.
También ayuda mucho que la ambiciosa historia está respaldada por unos lápices increíbles que representan a Batman y a Robin como «tienen que ser» en mi cabeza pero también unos paisajes urbanos, una secuencias de acción de un dinamismo pocas veces visto y unos parajes y criaturas del centro de la Tierra que me daban ganas de dejar el cómic y aplaudir como un niño.
No había perdido nada de su talento y en los 13 números incluidos en el cómic de ECC, cuando no entintaba él mismo el número contaba con algunos de los mejores asistentes imaginables. Nada menos que Michael Golden (The’Nam, Micronautas), Bill Sienkiewicz (Caballero Luna, Nuevos Mutantes, Elektra Assassin) o Kevin Nowlan (The Outsiders, Tomorrow Stories, Superman Vs. Aliens).
El resultado me ha encantado porque es un regreso al Batman de su gran etapa pero es algo nuevo y distinto que se disfruta de principio a fin.
Mi miedo de que guionizase él mismo, cuando normalmente trabajaba con guiones ajenos, también quedó disipado ante el buen nivel y la enorme fantasía e imaginación de la historia, aunque hay que decir que en contadas ocasiones puede parecer algo confusa.
Una auténtica maravilla que me ha recordado porqué es mi dibujante favorito de todos los tiempos. Descanse en paz.
Saludos fremen