Como en todo medio de entretenimiento existen esas compañías o autores por las cuales tenemos una gran preferencia, intentando catar todas sus producciones, aunque logrando ser críticos cuantos estos poseen bajadas de nivel. Durante mi infancia tuve este tipo de relación especial (y seguramente exista esa conexión similar) con una compañía como Rare, en un comienzo con la Super Nintendo con juegos como los Donkey Kong Country y los Killer Instinct, y luego en Nintendo 64, donde gran parte de los títulos que jugué pertenencia a esta compañía (como Donkey Kong 64, Diddy Kong Racing y el magnífico Goldeneye). Esto no quita que me hayan quedado muchos juegos pendientes, y entre ellos recuerdo muy bien dos, por ser las portadas de las únicas dos revistas Club Nintendo que compre alguna vez: estos son Starfox Adventures (que tengo pendiente de terminar) y un juego que probé durante unos minutos, pero al que nunca le había dado el tiempo necesario, y es el que nos convoca ahora.