De un tiempo a esta parte vengo observando cómo intentan hacer más pequeño, más caro y más restrictivo el mundo de internet. Las dos últimas, Ubisoft diciendo que esperan que nos sintamos bien al comprar juegos que luego no sean nuestros y el cambio en las cookies para, supuestamente, evitar que hagan un perfil con tus datos de navegación y vendan estos, has de pagar. Un robo y una extorsión para empezar el año, pero esto viene de antes.
In the beginning
Llevar años en el mundillo, desde que tenía un U.S. Robotics de 33.600 baudios concretamente, permite echar una mirada a cómo era Internet y a cómo ha ido cambiando.
Recuerdo con ese módem conectar dejando a todo el mundo sin teléfono (tampoco había móviles) aparte de los pitidos que hacía al conectar como si de un Spectrum cargando un juego se tratara. Gracias a él encontré la primera web desde dónde descargar un emulador y, entre otros, Garou, mark of the Wolves de Neo-Geo.
Luego la cosa se descontroló, se podía descargar todo gratis porque todo estaba disponible en Internet.
¿Qué sucedió después? Regulaciones como el Canon Digital que, aunque cambiado, aún seguimos pagando, para compensar las copias no vendidas. Leyes más restrictivas en protección de derechos de autor. Cierres de webs sin orden judicial.
¿Eso hizo mella a la piratería? ¿La gente dejó de descargar películas, series y videojuegos?
No. Nada de esto incentivaba comprar o pagar por esos contenidos que no solo estaban gratis en internet sino que llegaban en mejores condiciones que cuando pagabas.
Me enfadaba bastante pagar Canal + y que la calidad de las películas fuera peor que lo que podía encontrar en Internet. Más me cabreaba aún con las series porque pagaba por ellas y me las llenaban de anuncios y logos en la imagen, mientras que las veía con mejor resolución, sin anuncios ni logos descargadas de Internet.
Los videojuegos no paraban de introducir nuevos DRMs cada vez más agresivos que causaban problemas de rendimiento mientras que la versión pirata funcionaba mucho mejor.
El cambio
¿Qué hizo cambiar las cosas, porqué ahora mismo el pirateo es residual?
Dos empresas lideraron el cambio: Netflix y Valve.
En series Netflix lo facilitó todo, muy buena calidad de imagen y sonido, nada de anuncios, una cuota barata que permitía verlo todo y posibilidad de verlo en varios dispositivos sin necesidad de descargar nada. Facilidad, calidad y buen precio.
Eso acabó con la piratería de series y películas porque no se quedó en Netflix, otras como HBO, Amazon y en España Filmin apostaron por ello y la gente prefirió pagar porque les compensaba más que la pelea de descargarlo gratis.
En videojuegos fue Valve. Comprar un juego en la plataforma suponía que lo tenías disponible a un clic, que pdías acceder desde cualquier ordenador, que siempre tendrías la versión más actualizada, que te podías hacer tu propia copia para jugar sin conexión y siguieron haciendo mejoras como tener copia de tus partidas en la nube, poder jugar a distancia o convertir el multijugador local en multijugador en red, entre otras ventajas. Y las rebajas. Sobre todo al principio eran legendarias y dejarse un dinero era fácil.
Comparado con todo esto, bajarse un juego que necesitaba un crack, que funcionaba o no, que no sabías si el aviso del antivirus era real o no y después había que esperara que los parches que salieran también los craquearan para instalarlos o si no se quedaba en esa versión con los problemas que diera, no había color.
Además, le siguieron otras plataformas, la de EA, Rockstar, Ubisoft, Bethesda y, sobre todo, Gog.com que pone sus juegos sin DRM. Se pueden copiar sin problema porque confían en que lo que ofrecen le merezca la pena al cliente y pague por ello.
El resultado fue una caída de la piratería hasta niveles anecdóticos.
De aquí se podría colegir que la mayoría de la gente no quiere piratear sino que le den buenos servicios. Las restricciones y persecuciones no sirvieron pero las mejoras e incentivos sí.
La avaricia
Sin embargo, empezó a librarse otra batalla, la de las suscripciones.
En PC ya existían, y existe, Humble Choice, una suscripción que, por 12 $ al mes te da nueve juegos en propiedad.
Sin embargo fue Xbox quién la popularizó con su Game Pass. Después de lanzar la Xbox One con una horrible campaña de marketing con el que se cargaron todo lo conseguido con Xbox 360, se redirigió el esfuerzo a crear una base da datos de juegos a los que se pudiera acceder pagando una suscripción y con el caramelo de contar con los grandes juegos de Microsoft desde el día uno en la suscripción.
Esto funcionó y se completó creando un ecosistema que incluyera PCs y dispositivos móviles. Posteriormente, juego en la nube sin necesidad de descargar nada.
¿Lo bueno? Muchos juegos y servicios por una cuota.
¿Lo malo? Es un alquiler, cuando se deja de pagar, no tienes nada.
Las reglas son claras y cada uno decide qué le interesa.
En paralelo, por un lado más compañías optaron por lo mismo.
Por otro lado, el giro hacia lo digital se completó y actualmente las ventas son bastante mayores que las físicas.
Las ventajas de lo digital es inmenso, sin duda, pero a las compañías no les basta que pagues por el juego una vez, les interesa mucho más dirigirte a las suscripciones en las que pagarás siempre para jugar al juego que te gusta.
De ahí viene la declaración de Ubisoft por parte del director de suscripciones en que dice que los «Jugadores tienen que sentirse cómodos con no ser propietarios de su juego».
La bota malaya o como van ahogándonos poco a poco
Pero esto tiene más implicaciones que ya hemos visto. El canal de Wii fue cerrado por Nintendo cuando le dejó de interesar mantenerlo. Juegos como Castlevania Rebirth o Nemesis Rebirth dejaron de estar disponibles y solo existían ahí.
Sony cerró la Store de Vita y todos los juegos dejaron de estar accesibles para poder comprarlos.
Quién tiene los juegos comprados, a día de hoy puede acceder pero puede cambiar en el momento que las compañías decidan.
Stadia, la plataforma de juego en la nube de Google, al desaparecer hizo desaparecer con ella los pocos exclusivos que tenía.
Rockstar cambió las canciones de GTA IV cuando caducaron los derechos. Esto sería normal si no fuera que lo cambiaron también en los juegos que ya teníamos comprados con anterioridad.
Sony retiró los contenidos comprados por los suscriptores de Discovery por no llegar a un acuerdo con la compañía. Después lo regresaron porque cerraron el nuevo acuerdo.
La idea está en convertir la compra de la licencia de juego, como hasta ahora, en algo muy parecido a una suscripción y que cada vez tengamos menos derechos sobre ellos.
Intentan amoldar al consumidor a su molde para que sea lo más interesante para ellos, pero no para el usuario.
Un ejemplo. Se cumplen treinta años de Tekken y estamos preparando un Informe de Misión de Tekken 3 en El Batallón Pluto. Quiero jugarlo de nuevo para recordarlo y fijarme en ciertos detalles. Pues no podría porque no está disponible en ninguna plataforma actual.
Las empresas buscan que pasemos por su aro, que paguemos por lo que ellos quieran y renunciemos a nuestros derechos en su favor pero para nosotros como jugadores son cada vez peores condiciones.
A esto se añade en una pirueta inesperada, cobrar por no instalar cookies. La ley de las cookies es parte de la protección de datos que nos permite elegir si queremos dejar que hagan un perfil de nuestra navegación por Internet. Aunque era muy pesado tener que marcar que no queremos que nos hagan perfiles, era por nuestra protección porque, aunque nos dicen que es para mostrarnos anuncios más afines a nuestros gustos, por otro lado permite extrapolar datos y hacer un perfil de nuestra capacidad financiera, de nuestra salud, opiniones u orientación sexual lo que puede perjudicar a la persona a la que le hacen el perfil ante peticiones de crédito o propuestas de trabajo, por ejemplo.
Ahora, en un giro de 180º, la ley permite que, si rechazamos esas cookies, las compañías puedan cobrarnos por ello. O bien aceptamos que nos hagan el perfil.
Ahora tenemos que pagar por nuestra privacidad.
Espero que esto se revise porque es un error al que ahora se une otro.
Se han dado cuenta de que la pornografía está a la orden del día en las pantallas de los niños. La solución anunciada hoy, DNI para poder acceder a páginas porno.
No voy a entrar en qué hacen niños con móviles o tablets porque es un análisis social más que complicado.
Pero teniendo claro que el porno es prostitución y debería perseguirse como tal según nuestra ley, esta medida es un intento de control para todo el mundo.
Es tan ridícula que da risa y hasta un niño, nunca mejor dicho, puede saltarse eso porque hay mil aplicaciones que descargarían el contenido, están las VPNs pero, por encima de eso ¿las webs de los otros países del mundo van a exigir el DNI?
Parecen cosas alejadas de los videojuegos como tal, pero todo es una gran pelea, el control de los usuarios de Internet, el amoldarlos a lo que necesiten. Ir apretando poco a poco la bota.
Lo que no han entendido, lo que no tienen en cuenta es que si aprietan demasiado, nos saldremos de la bota.
Si ahora las suscripciones son muy caras y además nos ponen anuncios como en la televisión gratuita, se buscarán otros canales.
Si los juegos que he comprado no puedo acceder a ellos, los buscaré por otro lado, dejaré de confiar en esa compañía y ni compra y ni suscripción.
Si las webs me quieren hacer pagar por no hacer un perfil y vender mis datos, buscaré esa misma información en otras que no lo hagan.
Las botas malayas no funcionan. Funcionan los incentivos y servicios y se terminarán dando cuenta cuando hayan perdido a suficientes clientes, pero habrá que ver si vuelven.
Saludos fremen