Son varias décadas las que llevo jugando a videojuegos.
Los 90 los disfruté enormemente con sus fantásticas aventuras gráficas y juegos de rol en perfecto pixel art. En aquél momento no se llamaba pixel art sino los mejores gráficos que podían desarrollar las máquinas del momento.
Encontrarme, en pleno siglo 21 que los desarrolladores vuelven a hacer juegos con gráficos pixelados con la inmensa cantidad de opciones de que disponen actualmente me cabrea en la mayoría de los casos porque, encima, los gráficos son peores en muchas ocasiones que los que realizaban hace 40 años.