Esta es la penúltima de las novelas que el gran Terry Pratchett escribió. Es otra novela de su principal y más importante creación, el Mundo Disco. Así contado todo suena muy trascendente e importante y sí, lo es, Terry Pratchett fue un revolucionario, un francotirador que desde la sátira que era el Mundo Disco hizo un retrato deformado de todo. De nuestra sociedad, por supuesto, de la religión, sin duda, de la muerte, perdón, de la MUERTE, del cine, de la ópera, del rock, por supuesto de la fantasía, de la historia, de todo. Pero lo hizo con la agudeza más desternillante, el sentido del humor más acerado, dando en el clavo de la forma más divertida.
En su última etapa creó dos nuevas subsagas dentro del mundo disco. Bueno, tres, pero la del Comandante Vimes en realidad es una evolución de la Guardia de la Noche que está ahí desde el principio de los tiempos.
Sus dos principales creaciones de los últimos tiempos han sido Tiffany Dolorido, de la que hablaré cuando comente su última novela pues acaba de publicarse en España, y el Barón Moist Von Lipwig (Húmedo von Mustachen en España).
Para mí, ha sido uno de los mejores hallazgos de Pratchett. Un pícaro, un estafador, un ladrón de guante blanco al que el tirano de Ankh-Morpork, Lord Vetinari, decide ajusticiar… para rescatarlo después de casi ahorcarlo y convertirlo en el hombre que hará para él las cosas imposibles, como fue imposible sobrevivir al ahorcamiento, yendo muy relacionado conseguir las primeras para que se mantenga el milagro de la segunda.
En esta tercera novela de de Von Lipwig tras Cartas en el asunto y Dinero a Mansalva, donde se ocupa de la Oficina de correos y la Casa de la moneda, en esta tercera entrega Lord Vetinari le encarga que se ocupe de un inventor que se ha aliado con el Harry Rey, llamado irónicamente el Rey del Río de Oro por la forma de convertir en dinero lo que normalmente se limpia. La idea es que parecen un paso del progreso esas calderas de vapor que mueven ruedas, o puede que no, así que se tendrá que ocupar Von Lipwig de que funcione y llegue a Überwald en tiempo record.
La novela es muy divertida, como todas las de Pratchett, con un conflicto entre los enanos que amenaza el ferrocarril y en realidad a todo por el fanatismo religioso de un grupo de «verdaderos enanos», los grags, que no ven con buenos ojos ese pacto con los trolls ni esos enanas que se visten con ropa de mujer porque, puede que sean enanas.
Una gran idea que tuvo Pratchett en un momento de sus novelas fue hacer evolucionar el Mundo Disco. Se inventó la imprenta, las ya citadas casa de la moneda y correos, el cine, la prensa y ahora se introduce el tren. Pasó de la fantasía medieval a una fantasía que se aproxima la revolución industrial e incluso un poco más allá a finales del siglo XIX. porque la parte de fantasía no se pierde. Este es un mundo mágico y la magia persiste, incluso en cosas que parecen mecánicas como la «Traviesa de Hierro», la primera locomotora del mundo Disco, tiene su parte mágica y su mala leche.
El libro también es casi una despedida de muchos de los grandes personajes que escribió Terry Pratchett, como los magos con el archicanciller Ridcully o Rincewind entre otros (EL color de la magia, por ejemplo), El Sargento Colon y el Cabo Nobbs, el Comandante Vimes y Angua (Ronda de noche, por ejemplo), Lu-Tze (Dioses menores, por ejemplo) que tiene su momento, la MUERTE (por ejemplo, MORT), entre muchos otros personajes inolvidables.
Además, trata el fanatismo religioso desde su perspectiva aguda y crítica pero desde el humor.
En definitiva, una magnífica novela, que se bebe más que se lee, con impagables notas a pie de página, con un gran protagonista y una buena historia, además de ser muy divertida. Muy recomendable.
Saludos fremen.
Interesante. Puede que cuando me meta de lleno en la lectura reconsidere estas obras.
PD: La Divina Comedia acabo con todos mis esperanzas. 🙁
Son una maravilla, realmente originales y divertidos..
En cuanto a la Divina Comedia, es un libro bastante duro, sobre todo el Paraíso y el Purgatorio, pero merece la pena leerla ilustrada por Gustav Doré. Sus grabados son de lo mejor de la historia del arte. De todas formas, un poema del siglo XIV de semejante longitud con el lenguaje de la época reconozco que es muy duro.
Gracias por comentar y saludos fremen.