¿Es importante conseguir un Platino?

Estoy asombrado del éxito que están teniendo juegos como «Acariciar al perro» o su apasionante continuación «Acariciar un gato». La razón no es que los millones de amantes de los perros o gatos hayan descubierto que es mucho mejor clicar en un botón para acariciar a un animal sino que así consiguen fácil y en unos pocos minutos un trofeo Platino que exhibir en sus vitrinas.

La culpa, por supuesto, es de Microsoft.

Alguna mente especialmente aguda decidió hace tres generaciones de consolas que incluir logros en los juegos haría que la gente jugase más para intentar conseguirlos. Obviamente, tenía razón y la cosa caló de tal manera que se introdujeron en 2007 en Steam y en 2008 Sony innovó con el nombre y en lugar de Logros, los llamó Trofeos pero con diversas categorías, Bronce, Plata, Oro y el Platino de nuestras desdichas. El trofeo Platino se otorga cuando se ha terminado el juego al cien por cien.

Hay que hacer un paréntesis para decir que los Logros o Trofeos no aportan nada al juego.

Por conseguirlos no te dan un objeto o arma para el juego, no te permite acceder a un área nueva ni desbloquear un personaje. Nada de nada. Lo tienes, aparece en tu perfil de jugador y ya está.

Bueno, ya está pero conseguir un Trofeo Platino significa que eres el master del juego,  lo conoces mejor que a tus padres, lo dominas por completo, en definitiva, eres el puto amo.

Esto ha motivado a un montón de jugadores que pelean por conseguir esos trofeos y demostrar su enorme habilidad y conocimiento de los juegos.

Sin embargo, esto que era un aliciente más, un complemento para el juego ha tomado por parte de la comunidad y de los desarrolladores derroteros surrealistas.

El cambio

Creo que puedo afirmar que los Trofeos en el fondo son más bien una clase de postureo, un «Mirad lo que he hecho». Esto puede ser medio normal, hasta que se escapa del control.

Mirad, solo en la plataforma Steam se publicaron el año pasado 10.102 juegos nuevos. Una barbaridad de la que somos conscientes de poquísimos. Calculo que me enteraré de entre un cinco y un diez por ciento de lo que sale.

Por otro lado, hay desarrolladores que utilizan los lors para alargar artificialmente el juego con coleccionables eternos y absurdos como el de las escarapelas de Assassin’s Creed Unity o las palomas de GTA IV.

Otros ponen logros imposibles como el de Devil May Cry V que tienes que tener rango S en TODOS los combates de todas las dificultades y en la última, Doble Infierno, un solo toque es la muerte, incluyendo disparos y jefes finales.

O el de Fight Night Round 4 en el que tienes que proclamarte campeón del mundo en tres pesos distintos online pero como en el boxeo real, encontrar al único jugador en el mundo que tiene el título de cada peso y derrotarlo.

El caso es que muchos jugadores quieren añadir platinos a su perfil de jugador pero muchos no tienen tiempo o no son dioses de los mandos.

Así nos encontramos con el caldo de cultivo perfecto para que se dé la ida de olla definitiva.

Lo que importan no son los videojuegos, no es divertirte, emocionarte, disfrutar, reflexionar y todas esas sensaciones que transmiten los juegos.

Lo importante es tener un Trofeo Platino. Lo que importa no es el juego, es el trofeo, la representación definitiva del postureo, el altar de aparentar lo que no se es, de representar que eres lo más aunque no tengas claro por dónde se mete el disco.

Cuando el trofeo se comió el juego

Y con eso nos encontramos que hay desarrolladores, uno de ellos son los «famosos» Ratalaika Games, que sacan programs con trofeos tirados de sacar como único leit motiv del juego.

Pero lo absurdo del caso es que sí, el jugador que adquiere, por ejemplo, The Jumping Pizza para apretar la X durante 3 minutos y conseguir el platino ¿De verdad cree que tiene algo de lo que presumir?

Misma idea en «Acariciar al perro» que consiste en pulsar la X 2.400 veces mientras ves una imagen estática de un perro sobre un fondo azul. Resultado, un platino.

Entonces, a ese dios de la PS5 que ha conseguido añadir esos platinos, ¿de verdad se sentirá un maestro de los videojuegos? ¿Presumirá de que tiene 25 platinos y aceptará la rendida admiración de los demás jugadores y amigos?

Porque la cruda realidad es que ese adorador del postureo no tiene en cuenta que lo que figurará es que tiene los platinos de Acariciar al Perro, la Pizza saltarina o hanna Montana y que eso es lo que se verá en su perfil.

Pero no importa, mientras haya posers con menos cerebro que dinero, saldrán desarrolladores que sacarán programas, llamarlos juegos es rebajar mucho el significado, que regalen el Platino y consigan beneficios.

Es decir, listos que no quieren hacer el mejor juego posible sino ganar dinero fácil y sin apenas costes, sacándoles el dinero a los tontos/posers.

Un giro alucinante que partió de la idea de Microsoft para hacer más interesantes los videojuegos y se ha convertido en esto.

Conclusión

Allá cada uno, en mi caso, como vengo de antes de que los logros llegaran, me gustan como complemento pero tengo claro que lo principal es el juego que es con lo que me divierto.

Si el juego me felicita porque he hecho algo destacable, me alegra, pero si el logro consiste en estar horas para conseguir el trofeo buscando y creo que no me aporta nada, ahí se queda.

Lo importante son los juegos, siempre.

Saludos fremen