David Lynch es un tipo peculiar. Lo valoro mucho, porque es un artista, y no estoy hablando sólo del cine. Es pintor, compositor y fotógrafo. Y este hombre siempre hace lo que le sale del nabo, literalmente. Puedes repasar toda su filmografía y hasta Twin Peaks, su producto, digamos, más accesible, se aleja de todos los estereotipos comerciales.
Es más, en 2006, cuando terminó su última película, mandó todo a tomar por culo para dedicarse enteramente a la música. Es un hombre que vive para el arte, y eso me hace apreciarle aún más.
Pero Mr. Lynch, hay que racionar mejor la droga.