Con una GTX 1080 nuevecita, era hora de estrenar lo último y lo mejor de 2016. Y no había mejor candidato que Mankind Divided para la prueba del algodón. Pero esto iba más allá de pillarme un juego actual par fardar de capacidades técnicas. Como devoto fan de la saga desde que me tropecé por casualidad con su spin-off Proyect Snowblind, mi voraz apetito por deleitarme con nuevo Deus Ex estaba salivando insaciable desde que se anunció Mankind Divided Y una vez cazado por cortesía de otro ofertón de Steam, al fin pude disfrutarlo.
¿Resultado? Pues un mosaico de emociones muy distintas y ambivalentes. Por un lado este juego atesora conceptos y elementos tan geniales que deberían servir de ejemplos paradigmáticos para los juegos venideros de la industria. Pero por otro también aguarda varias de las decisiones y filosofías más cuestionables y tristemente características de la industria. A niveles generales puedo deciros con seguridad que ha sido un pasote y a pesar de sus puntos mejorables, son los mejores momentos los que acaban pesando más y a groso modo es un juegazo de inmensa calidad que no ve empañado su resultado final. Pero hay que ser justos y objetivos. Y nada mejor para serlo que un análisis en profundidad, ¿Verdad? Pues vamos al lío: