Hola mochuelines,Vuelvo a encontrarme en una situación difícil, ya que me encuentro dando mis impresiones, mis feelings, sobre un juego que en 2005 emocionó y maravilló a mucha gente, y que hoy en día, con todo lo que ha llovido y ha ocurrido en el mun…
El valor de las ideas: Degrees of separation y Affordable space adventures
Hola mochuelines, Las ideas mueven el mundo. Tienes una, y si tienes los recursos para desarrollarla, puedes crear algo totalmente (o parcialmente) nuevo. Una melodía, a la que se le da forma y se completa, puede terminar siendo una gran canción. La…
10 cosas buenas de CONTRA: ROGUE CORPS
Si nadie es capaz de llegar a estas conclusiones, ya llego yo, no os preocupéis. Bajo su aparente cantidad de defectos -menos de los que se le achacan, os lo aseguro-, hay aspectos positivos, y algunos a la vista. Si nadie los ha detectado, ya los dete…
Mario vs. Sonic
Hola mochuelines,
Hoy me propongo recordar esos tiempos en los que los fans de los videojuegos recibíamos dos auténticas joyas de la historia que iniciarían así una rivalidad encarnizada, que dio lugar a miles de discusiones entre amiguetes por escoger al mejor. En el 92 o eras de Nintendo o eras de Sega, y eso equivalía a ser de Mario o de Sonic. Ni siquiera yo, que siempre fui muy diplomático, de esos que simplemente admiran un buen juego venga de donde venga, me mantuve al margen y como tenia una NES y el Super mario bros al principio me decanté por las aventuras del fontanero. Eso si, cuando pude jugar a Sonic por primera vez me pareció algo alucinante y siempre había tenido ganas de jugarlo en profundidad. Hasta ahora.
En el año que acaba de terminar he jugado a los dos juegos que en la época de los 16 bits reinaron por encima de los demás: Sonic y Super mario world.
2 críticas videojueguiles y 1 reflexión
Hola mochuelines,
Quería enfocar esta vez mis habituales críticas de una forma diferente, lo cual me ha llevado a una reflexión sobre la capacidad de adicción de los videojuegos. Así, y partiendo de la base de que un videojuego es algo que te propone un reto, y tú como jugador lo asumes y haces todo lo que esté en tu mano para superarlo, hay un factor que, por motivos opuestos, puede ser clave en la capacidad de adicción de un videojuego, y éste es la dificultad. Cuantas veces hemos oído términos como dificultad injusta, o que un juego sea muy bonito, pero fácilmente pueda durar una sola tarde. A veces es un control defectuoso lo que dificulta el recorrido, pero eso ya es para mi más un fallo de jugabilidad que un incremento en términos de dificultad. Pero, por poner un ejemplo, el Actraiser 2 era un juego que tenía muy buena pinta hasta que una vez empezado, te dabas cuentas de que un exceso de enemigos y de dificultad al derrotarlos, junto a unas a veces demasiado lentas animaciones, dificultaban en demasía el trayecto. En el bando contrario, tenemos juegos que de tan fáciles, son solo recomendables si los vas a jugar gratis, ya que gastar tu dinero en comprar algo que se acaba en un rato puede ser bastante frustrante.
Hoy voy a analizar dos juegos que, por suerte, representan estas dos vertientes en un sentido bastante positivo, el Assassin’s creed: la hermandad y el Megaman 7.