TitanFall, Evolve y ahora Star Wars Battlefront y Rainbow Six Siege… Son ya tantos los juegos que han dejado de incluir el modo para un jugador que parece que se ha convertido en la excepción en lugar de la regla. Hemos llegado a un momento en el que tenemos que pedir disculpas por disfrutar tranquilamente de un modo singleplayer sin vernos obligados a meternos de lleno en una suerte de piscina pública de niñatos gilipollas y gritones que no saben respetar, llamada comúnmente “Modo multijugador”

En algunos casos esta maniobra resulta más acertada que en otros, y quizá hasta pueda ser algo completamente legitimo en determinados juegos. Pero francamente yo ya estoy hasta el filo del prepucio con esta mierda. Porque en no pocas ocasiones esto se utiliza como una simple excusa para sacarte un juego incompleto, escaso de contenido, desprovisto de su base principal y encima cobrártelo como un producto completo. Así que acompañadme en esta pequeña reflexión en la que trato de rescatar una especie en peligro de extinción: La campaña.

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Basta de Bilis, basta de cabreos, malos rollos y sinfonías de odio. Dejemos que el espíritu Navideño nos arrope con su amor…. Vale, solo han faltado 3 segundos en mi cabeza para llegar a la conclusión de que eso es demasiado empalagoso. Otros 3 segundos más y hubiera muerto de Diabetes. ¡Yo no necesito amor! Yo me arropo con el dolor y sufrimiento ajeno y solo me basta la calidez de la sangre enemiga derramada para sentirme cómodo y satisfecho conmigo mismo. Pero como cualquier otro hijo de vecino, uno no puede evitar tener un mínimo de espíritu navideño.

¿Dónde podría encontrar un juego que pudiera suplir mis necesidades genocidas, al mismo tiempo que contentar mi espíritu navideño? No problemo. Deja que el tio Duke se encargue de todo. Imaginaros el más pasteloso y edulcorado especial Navideño de tu serie favorita, reconvertido en una expansión cojonuda que sirve como la crítica más mordaz y con mayor mala baba hacia todo lo más ñoño y cursi de la Navidad. No lo imaginéis más porque es una realidad y se llama Duke Nukem: Nuclear Winter:

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No puedo ser el único pringado que piense esto. No puede ser que esta barbarie jugable le parezca tolerable a la mayor parte de los mortales. Debe de ser que todo el mundo está embriagado con la fiebre de Star Wars que ha conseguido envolverlo todo y quizá se haya vuelto un poco permisivo con el juego. O directamente es que dicha fiebre ha conseguido diluir su espíritu crítico hasta unos estándares tan bajos que podrían sobrepasarlos hasta el más sobornable columnista de Gamespot.

Pero yo no, YO NO. Puede que hayáis convencido a muchos EA, pero a mí no me la dais. A mí no me estafáis con esta mierda ¿Y sabéis por qué? Porque tengo memoria. Así de simple. Puede que este juego tenga todo lo bueno de Star Wars pero no tiene absolutamente nada de lo que caracterizaba a un buen Battlefront. Por mucho que ame el universo de Star Wars no pienso consentir que esta cabronada jugable salga indemne y mucho menos que se vaya con el dinero de muchos jugones ingenuos que nos saben lo que compran. Pero no os preocupéis: El profeta de la Bilis, Señor Rubio os abrirá los ojos:

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La fiebre de Star Wars por el Episódio VII ha comenzado. Y como motivo de esta ocasión especial, he decidido traspasar los caminos de la fuerza para irme por otros senderos más misteriosos: LOS CAMINOS DE LA BILIS. Decidí rellenar mi tarro de odio semanal antes de tiempo animándome a ver de nuevo las precuelas que todo el mundo desprecia y que todo fan de Star Wars que se precie repudia con toda su alma. Pero un interesante devenir de emociones contradictorias se apoderaron de mí. Por un lado estaba la nostalgia desmedida de haber visto el Episódio 1 a la tierna edad de 8 años. Por otro, mi odio más visceral e incendiario. Y por último una parte de mí que conseguía disfrutar de la película desprejuicidamente.

¿Qué coño estaba pasando? La película no había cambiado nada. Son las opiniones y el concepto que tenemos de ellas lo que cambia. ¿Entonces era mi opinión la que estaba cambiando? ¿O quizá fue la opinión generalizada la que la estaba viendo con un concepto demasiado negativo? En cualquier caso, después de volverla a ver no me pareció tan atroz como la recordaba o como muchos de los demás la recuerdan. Tiene sus cagadas mayores sí, pero la pregunta del millón de pavos se mantiene: ¿Realmente es tan mala? Quizá os sorprenda, pero os aseguro que No. Una vez más me convierto en el Santo patrón de las causas perdidas y me esfuerzo todo lo posible por defender una obra lapidada hasta la extenuación. Veamos si se me da tan bien en el ámbito del cine como en el de los juegos. Allá vamos.

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Buscando el desquitarme del escozor sideral que me supuso MGSV, decidí volver a mi 360 para recordar cómo eran los buenos juegos de sigilo. Y resulta que tenía un majísimo Dishonored Game of the Year Edition prácticamente sin desprecintar. Así que, tras 3 años desde su estreno, decidí animarme a jugarlo. Como veis, procastinar no es solo cosa de nuestras responsabilidades. Y eso junto con mi enfermiza obsesión de apilar cientos de juegos solo por su valor ornamental cual grillado Diogenésco ya me catalogaban como un firme candidato a pasar unas vacaciones en Arkham Asylum. Por lo que ya iba siendo hora de desintoxicarse.

¿Cuál fue el resultado? Pues una de las mejores y más satisfactorias experiencias singleplayer que he disfrutado en mucho tiempo. Uno de esos juegos que está tan bien hecho como los de antaño y que te hace recuperar la fe en el buen hacer de algunas desarrolladoras. Una magnifica aventura que nos recuerda cómo se deben hacer los juegos buenos de verdad. No será perfecto, pero joder lo que me he divertido con él. Si queréis saber por qué estoy tan encantado, seguid leyendo y echad un vistazo a mi análisis:

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Antes de nada, disculparme por haber estado tanto tiempo desaparecido en combate. Entre el curro de la Uni y todo el curro que acapara este vídeo, no he podido pasarme por aquí durante una semana. Pero en cuanto veáis la 2ª parte del especial de 007, sabréis que ha merecido la pena la espera

En esta ocasión revisito uno de los mejores juegos de James Bond y uno de mis eternos favoritos: 007 NightFire. CASI el mejor juego que se ha hecho bajo la licencia del famoso espía de no ser por Golgeneye 007. Pero la pregunta del millón de Pavos es: ¿Ha aguantado el tipo despues de tanto tiempo? ¿Sigue siendo tan genial y divertido ahora como hace 13 años? Averiguadlo en este vídeo y de paso echaros unas buenas risas:

Espero que os guste. Un Saludo

Muy buenas chavales. ¿Qué mejor motivo para volver con la sección de los más carismáticos personajes de ficción que conmemorar el aniversário de los 50 años de la saga del más famoso agente secreto? Hoy volvemos con la oportunidad de repasar uno de los personajes más interesantes y que más ha aportado al mundo del cine. Tras 50 años de tramas de espionaje, dominación mundial, guerra entre las sombas y tras 26 películas en las que vemos a nuestro caballero británico salvar el mundo con estilo, creo que ya tenemos una idea general sobre lo que representa este personaje: Clase, y elegancia pero al mísmo tiempo sangre fría y eficiente letalidad. Un gran ejemplo de como un asesino entrenado por el gobierno no tiene por qué perder su toque de distinción. Unas cualidades seductoras para cualquiera que se precie. Asi que vamos a dejar de irnos por las ramas y entrar a trapo a analizar profundamente este personaje y todo lo que simboliza. Y si no os gusta mi reseña, recordad, teneís licencia para matar.

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Ficha Técnica:

-Año: 2015

-País de Orígen:  Reino Unido y EEUU

-Dirección: Sam Mendes

-Producción:  Michael G. Wilson y Barbara Brocolli

-Guion: Neal Purvis, Robert Wade, John Logan y Jezz Butterworth

-Música: Thomas Newman

-Fotografía: Hoyte Van Hoytema

-Edición: Lee Smith

-Reparto: Daniel Craig, Christoph Waltz, Lea Seydoux, Ralph Phiennes, Monica Bellucci, Naomie Harries, Dave Batista y Ben Whisahw

La era Craig de 007 ha sido sin lugar a dudas una de las mejores y de mayor calidad para el cine del famoso espía. Salvo una ligera excepción llamada: Quantum of Solace, a la que siempre me refiero con cariño como “Cuantas Soplapolleces”, las cintas de James Bond jamás han estado en mejor forma. Obsequiándonos con filmes excepcionales, que no solo contienen vibrantes escenas de acción y épicas setpieces, sino también con arcos argumentales profundos y elaborados con un James más humano como protagonista y un enfoque más realista.

Pero ¿Qué pasa cuando tienes una película que no es tan excepcionalmente buena como las anteriores, pero tampoco es tan jodidamente atroz como Quantum of Solace? Una peli de la era Craig que no es tan buena como cabría esperar, pero tampoco es mala. Pues justo eso me pasa con Spectre. En cuanto salí del cine, otra vez me vino la retahíla de sentimientos encontrados. Momentos que me encantaron de la cinta VS Momentos que me obligaron a hacer un FacePalm tan bestia que acabé abofeteándome la cara. ¿Cuáles pesan más? Averiguadlo en mi crítica. ¡Ojo! Tendré que concretar en varios aspectos determinados de la película si quiero criticarla como es debido, así que vais a tragaros spoilers como panes. ¡Estáis avisados!

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Se acabó ser un buen chico. BILIS HAS COME TO

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No sé por dónde empezar. Así de claro os lo digo. Esta es la primera vez en mi historia como bloguero en donde un juego ha conseguido complicarme tanto la existencia como para no saber cómo abordarlo analíticamente como es debido. Y seguro que os pensaréis que estoy maravillado y entusiasmado con él. Que, al igual que la crítica especializada, considero a este el GOTY del 2015, la perfección suprema y el súmmum bonum de los videojuegos modernos.

Pues tengo 3 contundentes palabras que deciros: UNA PUTA MIERDA. Este juego está plagado de malas prácticas jugables, cagadas argumentales, errores conceptuales, de diseño y demás tocadas de cojones supremas que ponen a prueba la paciencia de cualquier jugador. Pero al mismo tiempo también presenta una jugabilidad, mecánicas, contenido y duración que evidencian un cuidado y respeto por el juego encomiables que nos garantizan una enorme diversión, entretenimiento y rejugabilidad sin igual.

Por eso digo que no es fácil. En este juego hay momentos en los que parece elevarte al cielo, para luego devolverte directo al suelo en caída libre y tras aterrizar con la cara, propinarte una soberana patada en los cojones. Este juego me ha dispuesto una montaña rusa de emociones tan ambivalente que no sé cómo abordarlo. La verdad, no sé si esto va a ser un análisis objetivo o una iracunda riada de Bilis. Así que lo que haré será dividirlo en 2 partes. La Primera será la parte objetiva y desprejuiciada, y la segunda será mi iracundo cierre de telón con un desfile tormento y dolor que agrandará el cauce de mí ya voluminoso rio de Bilis. Disfrutad de la bipolaridad:

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