Primero están los juegos de James Bond que marcan historia, como Goldeneye 007. Luego están los juegos excelentes de James Bond que tienden a aproximarse o imitar su fórmula, como NightFire. Y luego están los juegos de Bond simplemente buenos, que no llegaron a tener la atención que se merecían por el sencillo hecho de no ser como los antes mencionados.
Este es el caso de 007: Todo o Nada. Un buen juego que pasó bajo el radar de muchos jugones por las razones antes mencionadas. Yo mismo pasé de él al pensar que me encontraría con un juego mediocre que mancillaría la licencia. Y de no ser por las insistentes recomendaciones de un colega, acabaría siendo otro juego más condenado a lo más profundo del olvido. Bueno, nunca es tarde para rectificar. Y menos si te encuentras sorpresas como este juegazo.