Dice el refrán que segundas partes nunca fueron buenas, aunque en videojuegos no siempre se cumple esta regla: por ejemplo tenemos Half Life 2, Halo 2, Gears of War 2, Age of Empire II, Mass Effect 2, Diablo II, y un largo etcétera, estas segundas partes en muchos sentidos superaron a sus entregas anteriores.
Pero tristemente también contamos con decepcionantes segundas partes, y lo que es peor tenemos muchos casos de juegos que no son necesariamente malos –se basaron en un primer juego bueno–, pero si son claramente olvidables, y muchas de las veces, la única causa del fracaso, es la FALTA DE AMBICIÓN del estudio encargado del juego, que lucra con la franquicia que tiene entre manos, más que crear algo bueno. La segunda entrega de un videojuego tiene que ser más y mejor; si existe, se presupone que el primer título contaba con elementos valiosos que ameritaba una segunda vuelta.