Primer episodio en el que nos limitamos a comentar lo que mil y una veces hemos hecho en cientos de conversaciones banales e insustanciales sobre videojuegos. Pero con la diferencia crítica de que tenemos un micro y alguien nos escucha.
Primer episodio en el que nos limitamos a comentar lo que mil y una veces hemos hecho en cientos de conversaciones banales e insustanciales sobre videojuegos. Pero con la diferencia crítica de que tenemos un micro y alguien nos escucha.
Tras muchas reflexiones y preguntas a todos los colegas que controlan más sobre el tema que yo, ha llegado la ronda del desempate. El momento de publicar mis conclusiones finales y decidir en qué plataforma me quedo de forma definitiva. No ha sido fácil, pues para mi cada una de las plataformas siempre ha tenido igual cantidad de ventajas e inconvenientes. En el plano subjetivo, siempre ha habido una decisión en tablas en este aspecto. El quedarme en PC o consolas siempre ha estado en un 50/50, me quedaba en medio y no me mojaba, era como el “Ciudadanos” de los jugones
Pero no ha sido hasta ahora, cuando hemos evidenciado las políticas más rastreras y avergonzantes de la historia de los videojuegos, lo que me ha dado el empujón que necesitaba para tomar una firme decisión. Me ha costado su tiempo y madurez el tomarla, pero creo que es el siguiente paso lógico. Bueno, me dejo de rollos introductorios y os lo cuento ya: ME QUEDO CON EL PC.
¿Qué es lo que ocurre cuando juntas Aliens explosivos, ácido concentrado por sangre y fundamentalísmo religioso?
EL NUEVO ESTADO ISLAMICO
¿Habéis tenido un juego con el que habéis sido capaces de completarlo al 100% hasta 3 veces? Uno que os ha gustado gustando tanto que habéis sido capaces de darle más vueltas completas que el primer circuito del Mario Kart 64. Pues justo eso me ocurre con este juego. Es una mierda demasiado dura y adictiva como para intentarla dejar. Además, si habéis leído mi blog con asiduidad, bien sabéis que yo no soy un extraño con las más enfermizas obsesiones.
Este juego y yo tenemos nuestra historia. Primero lo regalaron con el PS Plus, le saqué el Platino. Un par de años después lo regalaron con Games With Gold, lo fundí hasta conseguir los 1000G. Y ahora, que lo encuentro baratejo en edición coleccionista para PS4 con una preciosa caja y un libro de arte incorporado… Mi enfermizo coleccionista con crónico Diógenes no puedo evitar decir: “¿Y POR QUÉ NO? Al menos ahora lo tendrás en físico para rendirle el culto que se merece desde tu ya abultada estantería.” Este es uno de esos juegos al que tienes que rendirle pleitesía. Si queréis saber cómo puede llegar a ser un juego tan cojonudo como para habérmelo rejugado 3 veces al completo en 3 ediciones distintas, seguid leyendo. Porque si queréis saber el porqué de mis obsesiones y trastornos, eso ya tendréis que consultar a un profesional…
Vuelvo a mis vídeos clásicos para redescubriros la secuela olvidada, de uno de los shooters más olvidados de la pasada generación: The Darkness 2
¿Como la peña pudo pasar de un juegazo en el que disfrutas encarnando a un ente demoníaco inmortal que descuartiza, masacra y mutila a todo lo que pilla por delante?
A veces no entiendo a la gente…
¿Qué mejor manera de abrir boca para el nuevo Doom que revisitar los clásicos por 23695 Vez? Pero en esta ocasión decidí condimentar con muchos más litros de sangre mi hemoglobunilenta matanza de demonios y dar un paso más allá en mi búsqueda de la brutalidad desmedida. Llegó un momento en que hasta el Brutal Doom ya no me parecía tan brutal. La sangre es una potente droga, desarrollas tolerancia a ella y en seguida QUIERES MÁS. En seguida te parece que la violencia exagerada de entonces te resultan inocentes peleas de críos ahora. Notas que las toneladas y galones de sangre derramada acaban por parecer leves gotas y salpicaduras… NECESITAS DOBLAR LA DÓSIS.
Y gracias a esa página de las maravillas llamada ModDB, encontré El Tesoro: PROJECT BRUTALITY. El Siguiente paso en la exageración artística de violenta extrema. El mod que ha sido bautizado como “Más Brutal que Brutal Doom” Palabras mayores, música para mis oídos y GOZO ABSOLUTO para mi persona. Creo que por fin he encontrado el amor de mi vida. Y gustoso, os lo presentaré:
Explosiones nucleares con el radio efectivo de un petardo de los chinos, felinos con apetito por la carne humana, compañeros en perfecta sintonía con mi gilipollez supina…..
OTRO DÍA MÁS EN EL CUERPO DE MARINES!
¿Sabéis ese juego que solo os ponéis a jugar porque acabáis de completar otro parecido y mejor que os ha dejado con hambre? Una especie de metadona blanda que os metéis porque todavía tenéis mono del juegazo anterior y no queréis parar de disfrutar con lo mismo. Pues eso es justo lo que me pasa con TimeShift. Después de gozarlo bien fuerte con Singularity necesitaba otro shooter con mierdas temporales como el respirar. No me esperaba mucho de él, tan solo que supliese mis necesidades de disparar a gente en la cara y el escroto mientras congelo el tiempo a voluntad.
A decir verdad parecía el típico shooter genérico y de hacendado que de ser un poco más de marca blanca, fijo que te lo regalaban con los ganchitos en el LIDL. Pero nada más lejos, pues en cuanto me pongo a jugarlo me encuentro con un FPS con unos niveles de calidad y buen hacer sorprendentes en casi todos sus aspectos y una diversión enfermiza. Casi es tan bueno, como aquel otro shooter cuyo vacío trataba de suplir. CASI. Pero ello no hace que desmerezca nuestra estima ni lo más mínimo y por eso quiero reseñaros una de las más gratas sorpresas jugables que me he llevado este año.
Nuevos compañeros, nuevos niveles, nuevos bugazos… Mismas gilipolleces.
Ni todos los mods del mundo y nuestro nulo pensamiento crítico nos podían salvar para el bug astronómico que el bueno de O’neil nos tenía preparado… Prepararos para otro derroche de subnormaladas entre amigos, chistes putapénicos, referencias cutres y cáncer testicular! Disfrutad:
Tras ver este desastre de proporciones bíblicas, puede parecer que tenga un grado de encabronamiento interdimensional en el que mi bilis salpicaría todos los universos de la existencia conocida, y no vais mal encaminados. Pero hay un sentimiento mucho más profundo que esta película me imprimió: Decepción. Simple y absoluta decepción. A ver, que sabía a lo que venía, había visto las críticas y se estaban cebando con ella cual mujer musulmana en plena sesión de lapidación. Estaba sobre aviso, pero hasta con las expectativas más bajas que el nivel del mar de la Atlantida, había conseguido decepcionarme y entristecerme todavía más el resultado.
Profundamente entristecido salí del cine. Y todo ello porque en la película habitaban muchas cualidades magnificas que te hacían pensar que podría haber sido fantástica y todo un pelotazo de haberse realizado con algo más de acierto. No hay peor sensación que ver como algo que está a punto de alcanzar la grandeza, por un cúmulo de decisiones equivocadas, acaba cayéndose en picado dándose el ostión más antológico contra el suelo. Una peli mala sigue siendo una peli mala, no esperas nada de ella. Pero cuando te ponen una peli que podría haber sido genial y que por un par de tropiezos acaba siendo una cinta muy mediocre, te da un vuelco el corazón. Eso es justo lo que me dejó esta peli. En fin, si queréis disfrutar de mi bipolarismo emocional alabando y cagándome lo más fuerte sobre la película al mismo tiempo, seguid leyendo: