Retorno ante vosotros ahora, tras un breve período de tempestad. Vuelvo de los exámenes para contaros que es lo mejor que he estado jugando durante un mes de estudio donde peor no lo he podido pasar. 2 veces que pillé faringitis en menos de 2 semanas y 2 veces en la que me voy a cagar en mi puto sistema inmune de octogenario por no hacerlas frente como es putamente debido. Un mes donde creía que esta vez estudiaba la mitad de lo asignado y he acabado estudiando el doble. Y encima un mes que, entre las navidades, que he caído más veces enfermo que un extra en el polo norte tras el rodaje de “La Cosa“y demás líos personales he acabado estudiando con la mitad de tiempo.
Pero en lo que respecta a videojuegos ha sido un mes magnifico en donde he podido disfrutar de lo mejor que tenía en el disco duro de mi PS4 cada vez que me pegaba un descanso de mis obligaciones. Un mes donde me propuse aprovechar lo mejor que me había ofrecido PSN Plus antes de que me caducase la subscripción. Y a consecuencia acabé escogiendo bien la última carta que tenía para jugar: CounterSpy. Mira que seré un colgado de los juegos de sigilo, pero no suelo conocerlos todos. Y los juegos de sigilo en 2D y de scroll lateral aún eran territorio virgen para mí. Y comenzar por CounterSpy, fue la mejor decisión que he tomado para empezar el año, pues este puto juego ha hecho que me enamore perdidamente de él en todos y cada uno de sus aspectos. Y ahora os mostraré por qué: