Y básicamente eso es lo que pasaba cada vez que hablaba con Chato. Durante dos años. Hasta ahora.
No esperaba en Trigun un nuevo Cowboy Bebop. El anime ideado por Watanabe y compañía es una obra maestra, y está donde tiene que estar. Lo que esperaba, es justamente lo que se me vendió, un anime que llenase el hueco que había dejado la susodicha («Podrías mírate Trigun, tiene un estilo parecido y los personajes recuerdan a Cowboy Bebop«).
¿Llena ese hueco? Pues sí, demonios. SÍ.
Trigun narra la historia de Vash La Estampida, un forajido sobre el que su cabeza recae la recompensa de nada menos que 60 billones de dólares. Una compañía de seguros, cansada de los gastos que les supone Vash, deciden enviar a dos trabajadoras, Meryl Stryfe (la cual dobla al español Carmen Ambós, dobladora de Faye Valentine) y su ayudante Lilly Thompson, que es un amor.
Todo el espacio en el que se desarrolla la serie tiene un ambiente al Lejano Oeste, con ciertos toques futuristas en las armas o los vehículos.
La serie nos narra la misión encomendada sobre Meryl y Milly, las cuales acabarán conociendo a Vash y descubriendo que esta bastante alejado de todas las leyendas que pesan sobre él, ya que no es ni fiero ni terrorífico, sino todo lo contrario: Vash es un idiota bromista que evita a toda costa las peleas y el sacar su arma.
Nicholas D. Wolfwood es el BIEN, pero sus ojos son la cosa más rara del mundo.
La serie tiene dos etapas diferenciadas: la primera, que sirve principalmente de contexto, y la segunda, que desarrolla el universo, la historia de Vash y prepara todo para el clímax.
Es importante hablar de éste último punto, el clímax, porque es completamente distinto al del manga en el que se basa.
Una vez introducida la serie, vuelvo al principio. Sí, me ha llenado. La serie es un (Space) Western, y Cowboy Bebop también lo era en forma. Así que me lo he pasado muy bien viendo a Vash y compañía enzarzarse en duelos donde el suelo acababa completamente cubierto de casquillos de balas. La primera parte de la serie me gustó bastante, y eso que Vash me echó hace tiempo para atrás porque, bueno, es un personaje que tiene un humor muy exagerado y forzado y todo ello lo hacen exagerando también la animación. Sin embargo, cuando sacaba su pistola, daba gusto ver la serie.
Hola, «Lem Savelem» es de los mejores episodios de toda la serie.
La cuestión es que al llegar a la mitad la serie cambia, se conocen más detalles del universo (por lo que, por ejemplo, hay episodios con otros personajes hasta ahora desconocidos de protagonistas en los que casi ni sale Vash) y en general hay momentos mucho más serios. ¿Disfruté más la serie? Pues, al principio, sí, pero luego empieza a recoger muchísimos elementos de shonen (Una lista de villanos que «son más fuertes e indestructibles que el anterior», un malo malísimo que es malo porque sí y quiere destruir al protagonista, el típico episodio recopilatorio, etc.) y eso no me hizo tanta gracia.
«Pero Trax, es que Trigun ES un shonen» Sí, vale, os lo acepto, pero volviendo a Cowboy Bebop, hablamos de una serie que transciende la demografía del manganime para presentar un producto tan disfrutable para un público infantil (mi hermano) como uno adulto (yo mismo). Es decir, Cowboy Bebop se hace universal y no cae en ningún cliché propio de las demografías. ¿Qué se puede decir de Trigun a su favor en relación con ésto? Pues que lo que presenta no es tan cliché o es, por lo menos original, cosa que no todos pueden decir.
ME LLAMO REVOLVER OCELOT, Y ÉSTE ES EL MEJOR REVOLVER DEL MUNDO.
En términos de animación, Trigun es correcta. Con correcta me refiero a mejor que la mayoría de animes actuales, pero una hija de su tiempo. Es decir, que usa todos los recursos baratos que usaban los animadores aquellos días (personajes fijos en un punto donde sólo hay ligeras variaciones de su cabeza, silencios con la misma posición, etc.). ¿Y la banda sonora? Pues el compositor es Tsuneo Imahori, que sorpresa, sorpresa, es integrante del grupo The Seatbelts (concretamente, guitarrista), grupo creado por Yokko Anno. Grupo que, junto con ésta, compuso íntegramente toda la banda sonora de Cowboy Bebop. Y qué queréis que os diga, se nota. El nivel es muy bueno, y banjos, guitarras y armónicas se mezclan para acompañar de manera prodigiosa a la serie.
Para ultimar, el final, pese a ser distinto, cumple. Conecta con los demás capítulos en cuanto a recursos y es efectivo. Me gustó. Da la impresión de ir un poco acelerado y de estar más ampliado en el manga, pero repito, funciona.
/CONCLUSIONES: Trigun es un buen anime. Es original, tiene buenos personajes con química entre ellos, no se hace pesado y está bastante bien escrito. Justo cuando me estaba llenando con su contexto, de repente me doy cuenta de que Trigun empieza a hacer cosas bien y de manera diferente a Cowboy Bebop. Encima cuenta con muchas sorpresas escondidas en su trama, así que creo que, aunque no te llame estéticamente, sólo por eso te interesará.
En definitiva, Trigun, con todos sus pros y sus carencias, es un buen anime de los de antes, que hace cosas buenas sin tomar a nadie de referente. ¿Que ésto implica que haya cosas malas? Pues me da igual. Ojalá haya más animes como Trigun.