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Análisis: OlliOlli

El mercado de juegos sobre skateboarding nunca ha sido muy extenso, y mucho menos si nos fijamos en los que pegaron el bombazo: Tony Hawk Pro Skater dejó de ser una garantía de calidad mucho antes de su cese, Skate pasó a mejor vida… Pero dentro de un mundo complicado, los londinenses de Roll7 se han lanzado a crear algo diferente, algo fresco incluso dentro del género tan mascado como es el arcade. Hablo nada más y nada menos que de Olli Olli.

En lo personal, nunca me atrajeron los juegos de skate. Basados en presionar muchos botones, haciendo el saltimbanqui y realizando combos que no lograba entender por más que viera jugar a la demás gente. OlliOlli no puede estar más alejado y a la vez cercano a esta premisa. Sencillo, rápido y directo. Roll7 ha sido capaz de resumir magistralmente un complejo juego de complejos combos y botones en 3D a un joystick y un botón en 2D sin dejar de sentir el desenfreno y la locura máxima en cada uno de sus descensos, porque la simplicidad no está reñida con la diversión.

olliolliseparadorLa mecánica del juego viene a resumirse en tres sencillos pasos. Primero, la preparación: Mantenemos el joystick en la dirección deseada para preparar nuestro truco. Segundo, la ejecución: Realizamos un dibujo semicircular (siempre múltiplo de un cuarto de luna) con el joystick y soltamos rápidamente; el jugador entonces realizará un truco dependiendo de la dirección mantenida, sentido y longitud del giro. Tercero, la finalización: Debemos presionar el botón X (A en Xbox) en el mismo exacto instante en el que nuestro skater toque el suelo para no perder impulso y ganar la mayor cantidad de puntos posible, pudiendo seguir presionando repetidamente el mismo botón para impulsarnos con el pie. También entra en nuestra misión realizando grindeos manteniendo el joystick hacia debajo al acercarnos a una superficie elevada, pudiendo iniciar la ejecución de otro truco cuando nuestro grindeo acabe.

Con esta premisa tan simple como divertida, son colocados a nuestra disposición 50 niveles con diferentes retos que completar, además de una competición diaria online en la que deberemos realizar el máximo posible de puntos para alcanzar la posición más alta posible en los rankings, limitado a un intento diario. También podremos practicar cuanto queramos antes de lanzarnos al intento real, aunque esta puntuación no influirá en nuestro marcador final.

Para finalizar, el juego cuenta con un apartado sonoro que simplemente cumple con su cometido y una variedad más bien escasa en cuanto al resto de contenido se refiere. Aunque como buen juego arcade, no es tanto la longitud del mismo como el perfeccionismo que quieras alcanzar con el mismo. Aunque apurado de modos y opciones, su tremendamente pulido sistema de juego hará que te quedes enganchado horas y horas a la pantalla de tu consola.

https://www.youtube.com/watch?v=WQhdF4jDBIo

Análisis: Bioshock Infinite

De la oscura Rapture a la santa Columbia. He tardado más de lo que esperaba en jugarme la joyita de Irrational Games pero he de decir que no me ha decepcionado a pesar de los múltiples  spoilers con los que he tenido que lidiar en el último año. Bienvenidos a Bioshock Infinite.

Un hombre, un faro, una ciudad. Empezamos el juego de manera familiar, como empezábamos en el Bioshock original. Esta vez no se ha estrellado ningún avión, sino que parece que hemos decidido adentrarnos en esto por nuestro propio pie. Nuestro protagonista: Booker DeWitt, que, a diferencia de aquel Jack de Rapture, si que tiene voz, literal y metafórica, en este juego. Tras un nostálgico paseo por un nuevo faro, seremos lanzados de lleno a este nueva aventura.

Hablar de la historia del Bioshock Infinite me resulta ahora mismo terriblemente difícil de cara a aquellos que vayan a jugarlo en un futuro. Es, dentro de mi opinión, una pequeña obra de arte, y eso que pensaba que no sería capaz de superar a su progenitor. Tenemos una misión: “Traenos a la chica y borrarás tu deuda”, así que nos vemos de lleno metidos en la ciudad de Columbia, una genuina sociedad que flota por encima de las nubes con una alta cultura religiosa impartida por El profeta Comstock, cuya vida e historia son prácticamente sagradas. Estamos en los años 50, Columbia tiene un entrañable tono steampunk que localizamos en todo el sistema de flotación de la ciudad, la ropa, los robots, las armas…todo está teñido de un familiar tono marrón y amarillo.

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Pero hablemos de la jugabilidad. Como el primero, nos encontramos en un FPS donde tenemos dos recursos principales: las armas y los plásmidos, aquí llamados vigorizadores. Podremos elegir llevar equipados dos de cada uno de ellos, aunque siempre tendremos ocasión de cambiar nuestros vigorizadores mientras que las armas dependerán si las encontramos durante el escenario – Aunque el juego se encarga de que haya de todo tipo de armas por todas partes -. Además,  la buena elección de vigorizadores dará lugar a poderosos combos, que provocan una autentica masacre en un momento, es cuestión de ir probando.

Por otro lado, contaremos con un nuevo recurso: Elizabeth. Elizabeth se cuida solita, no necesita que la defendamos durante la batalla. Se mantiene al margen y se encarga de buscarnos botiquines, sales – lo que en Bioshock sería EVEy munición, además de dotarnos de otras facilidades de las que no quiero hablar para no adelantar nada. Fuera de la batalla, la muchacha nos ayudará dándonos el dinero que irá encontrando – del que iremos sobrados si dedicamos un poco de tiempo a registrar cubos de basura y escritorios ajenos – así como a adelantar la historia y descubrirnos secretos mediante un sistema de ganzúas con las que se encargará de abrirnos las puertas del camino.

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Además, Columbia cuenta con un sistema de raíles aéreos llamado Skyline, por el que podremos desplazarnos gracias a una herramienta que DeWitt lleva enganchada a la muñeca que, a parte, nos sirve para noquear a nuestros enemigos cuerpo a cuerpo. A mi parecer, todos estos elementos nuevos le dan dinamismo al juego. Realmente me puse muy nerviosa disparando a los enemigos desde el Skyline, pero porque yo soy un desastre en los FPS, se que será una buena experiencia para cualquier otro.

En resumen: JUGAD BIOSHOCK INFINITE. De hecho, JUGAD DOS VECES AL BIOSHOCK INFINITE. No sólo porque dan ganas de volverlo a jugar por el mero placer de hacerlo, sino porque irás descubriendo un montón de detallitos que desde un principio habías pasado por alto pensando que no tenían importancia pero, créeme, la tienen. Y esa sensación merece la pena.