Acompañadme a uno de los desastres fílmicos más maravillosos con la película más Seagaliense de toda la filmografía de Steven Seagal. El primer y único esfuerzo directorial del famoso Aikidoca y su cinta más cómicamente violenta e inintencionalmente descojonante.
¿Queréis aprender a amar la naturaleza, destrozando genitales?
¿Queréis alcanzar el más alto nivel de filosofía recibiendo palizas abominables?
Entonces esta es vuestra película.