A pesar de que septiembre ha tenido uno de los lanzamientos más bestias y de mayor cobertura mediática de los últimos años (EJEM Metal Gear Solid V) ha sido otro juego recién lanzado este mes el que ha conseguido llamarme la atención, precisamente por la cobertura mediática que se la ha dado: Mad Max. Un juego cuyo tratamiento por las webs de videojuegos ha sido el más incoherente e indeciso que he visto en mucho tiempo. Mientras unos le alaban, otro en cambio le machacaba sin piedad.
Pero lo que verdaderamente me ha hecho reflexionar no ha sido las reacciones tan dispares de la crítica especializada, sino las razones que han argumentado muchos “Expertos” para lapidar la obra de Avalanche Studios: Su Falta de Innovación. Lo cual ha avivado fervientemente una cuestión que siempre ha sobrevolado mi mente a la hora de apreciar mi hobbie favorito: ¿Cuándo es legítimo achacar falta de Innovación y cuando es pertinente callarse la boca ante esta cuestión? Cuando un juego es poco original y cuando es una “Imitación Acertada”? Reflexionemos un poco sobre ello:
No me andaré con rodeos ni ambages y os pondré el caso en cuestión: Sombras de Mordor VS Mad Max. Ambos son 2 SandBox bajo la tutela de Warner Brothers Studios, ambos divertidísimos juegos de mundo abierto con muy pocas diferencias que los separan. Obviamente cada uno tiene sus elementos distintivos sobre el otro, y quizá la obra de Monotlih supera a la de Avalanche al gozar de más oportunidades jugables (Sigilo, sistema némesis, etc…) pero en esencia su base jugable es exactamente la misma: Juego de Mundo abierto, sistema de combate plagiado de los Batman Arkham, Atalayas plagiadas de los Assasins Creed, fortalezas plagiadas de los Far Cry y sistema de mejoras y progresión de habilidades plagiadas de absolutamente cualquier otro juego de esta y la pasada generación. Plagio, sobre plagio, sobre más plagio… Uno es el GOTY del pasado año, y el otro va derechito a convertirse en el juego más criticado de este. ¿Adivináis cuál es el cual?
Mientras Sombras de Mordor se convirtió en el Juego del Año 2014, Mad Max esta de camino en convertirse en La Roña del Año 2015. Y mi pregunta es “¿Qué coño ha cambiado?” ¿Por qué a uno le alaban tanto como para galardonarle como juego del año, mientras que a otro lo apalizan sin ninguna clemencia cuando, básicamente, son el mismo juego? Si es así como funciona la mente de la crítica especializada, entonces estamos asistiendo a otro más de sus enormes e innumerables ejercicios de hipocresía. Y para respaldar esta teoría tan solo basta comparar los análisis de las webs especializadas con las opiniones del público y consumidores. Evidenciando una diferencia y una ruptura entre criterios tan insondable que sería casi imposible de disimular.
Pero tildar a los críticos y columnistas de las webs de videojuegos como una panda hipócritas sin criterio sería tirar demasiado a lo fácil. Casi podría considerarse ya hasta un topicazo. Por eso me gustaría ahondar más en el porqué de esta problemática. Los videojuegos, al igual que como el resto de las creaciones humanas, no se juzgan en el vacío y dependen mucho de la época y el momento en el que son creados. Y esto afecta especialmente a los videojuegos. No es lo mismo sacar un buen juego en un año mediocre, que sacar un juego bueno pero un tanto mediocre en un año espectacular. Ahí tenéis la respuesta más concluyente. No es lo mismo lanzar Sombras de Mordor en un año cuyo juego más destacado fue un puto free to play de cartas que lanzarlo en el año que salieron Batman Arkham Knight, MGSV y el jodido The Witcher 3. “En un año repleto de sombras podrás brillar, pero uno repleto de estrellas te van a deslumbrar”
A pesar de eso, todavía me he quedado con las ganas por saber por qué X es una “Imitación tan acertada y genial”, mientras que Y “Es poco imaginativo y nada original” Seguro que estáis tan hasta los cojones como yo de oír esas excusas en los análisis de rigor de las páginas de videojuegos. Dejando de lado la mentalidad y el ambiente donde esta clase de juegos salen, yo creo que la valoración de cuando un juego es original o no, está siempre a merced de los gustos más subjetivos y personales del que lo analiza. Por eso muchos de los juegos que no se cortan un pelo en copiar mecánicas de otros juegos de éxito consiguen tener buenas críticas en algunos sites mientras que en otras webs no. Porque dependen y mucho de cómo sea el criterio personal del que le toca analizarlo. Si es un tío que puede tolerar cierta carencia de originalidad en favor de la diversión (Vamos, un tío como yo) no le juzgará tan severamente. En cambio se es alguien que busca innovación siempre, quizá esta vez las cartas no le sonrían tanto en su valoración final.
Lo más interesante de todo es que no hay una opción buena y otra mala. Ambas posturas son igual de válidas. Puedes ser un poco conformista si da el caso de que al final tienes un producto entretenido y enviciante al valerse de lo mejorcito que aporta la industria. Y también tienes todo el derecho a juzgar y exigir a los juegos innovación y originalidad porque a fin de cuentas, de no ser así, la industria acabaría estancándose. Creo que la mayor virtud que puede tener el criterio de un buen jugón es tener un poco de ambas. Porque el auténtico problema que trato de analizar aquí es los extremos de estas 2 formas de juzgar los juegos. Mientras que uno no puede ser demasiado conformista, llegando a tolerar las mayores mierdas insípidas e injugables de la historia, uno tampoco puede pasarse de crítico y exigir a todos los juegos que sean la obra de arte más original y rompedora de la historia. Porque eso es virtualmente imposible y, por otra parte, jamás disfrutarías de ningún juego si exiges cotas tan inalcanzables.
Ese es precisamente el gran problema que adolecen los críticos y columnistas de videojuegos: La tendencia a sobredimensionar el concepto de innovación y aplicárselo a todo los juegos sin excepción. Por lo visto para muchos de los críticos de videojuegos, todo juego tiene que ser por cojones el mayor avance que la industria haya conocido, el título más rompedor de esta generación y un punto de inflexión en su género. Si no cumple estos estratosféricos requisitos, se convierte automáticamente en una mierda genérica sin posibilidad de absolución. Y esto, damas y caballeros, es una absoluta falacia. Puede que los juegos ahora se parezcan un montón entre ellos debido a la falta de inventiva o vagancia absoluta de algunos desarrolladores. Pero hay una clara diferencia entre criticar esta tendencia y aplicar una meta irrealizable a juegos que no aspiran a dicha condición.
Por eso creo a pies puntillas que se está pervirtiendo el término Innovación. Que se ha ido corrompiendo hasta degenerar en una especie de comodín fácil que utilizan algunos críticos de videojuegos para sencillamente señalar que un juego no les gusta. No me malinterpretéis, esta totalmente legitimado señalar cuando un juego no ha ofrecido nada nuevo. Recordar que sin innovación, la industria se estancaría. Pero una cosa es bien distinta es tildarlo de mierda infecta por eso cuando todas sus mecánicas están bien desarrolladas y divierten a la perfección.
A riesgo de sonar simplista diré: Habla mal de lo que este mal, pero no de lo que esté bien pero que no llegue a ser original. ¿Que no te gusta X juego porque no es tan original y rompedor como tu juego favorito? Genial, estas en todo tu derecho a opinar así. Pero no lo consideres una mierda por no aspirar a lo mismo que él. Es como tildar de mierda American Pie, solo porque no es Ciudadano Kane. Son películas y pertenecen al mismo medio sí, pero no por ello todas deberían estar obligadas a ser obras de maestras que rezuman originalidad. Cada una de ellas entretiene de una forma distinta. Y si eso no es algo malo en el cine, ¿Por qué lo tiene que ser en los videojuegos?
Cada vez que pienso más en esto, más absurdo me parece. Llegando a la conclusión que el término originalidad o innovación ya solo se utiliza cuando conviene. Cuando un crítico quiere utilizarlo para decir que este juego no le gusta “Porque No” Puede parecer vaga esta conclusión, pero si llegas a pensar la inmensa cantidad de juegos que se copian y copian y vuelven a copiar, quedando totalmente impunes en las críticas al tener buenas notas y valoraciones, uno no puede evitar caer en la conclusión de que se prostituye el término para conveniencia del crítico o de su bolsillo… “Señor Soborno Guiño, Guiño”
Por eso os imploro que utilicéis el término sabiamente. Un Saludo camaradas.