Hace tiempo decidí que no haría análisis de la saga Halo porque 1) no puedo ser objetivo con ésta saga, y 2) no sabía muy bien cómo definir su grandeza.
Halo fue posiblemente el juego. Kingdom Hearts me había fascinado, Devil May Cry lo machaqué en la (pre) adolescencia, y Final Fantasy VII sigue fascinando a mi niño anterior (aunque no al adulto).
Y a pesar de eso, Halo sigue siendo el juego. Halo fue el juego que hizo que me quedase viendo una pantalla durante una hora sin decir nada, sin saber de qué iba. Fue el juego que me enamoró sin tener consola donde jugarlo. Halo fue posiblemente una pieza clave de lo que hoy día es mi hobby favorito.
Y el problema es que cuando la gente me preguntaba qué era Halo, o qué le veía de grande, no sabía explicarlo, no sabía resumirlo en una palabra. Pero rejugando Halo 4 y viendo todo lo referente a Halo 5 he descubierto qué es Halo.
Halo es esperanza.
Finish the fight.
Halo es que la raza alienígena con la que estás en guerra destruya tu planeta de fabricación de soldados definitivos que suponen la victoria de la guerra y después la nave que sale del mismo encuentre un anillo que cambiará la guerra. Halo es salir de tu nave hacia el espacio con la bomba que ha dejado el enemigo para cruzar el mismo y mandársela de vuelta. Halo es lanzarte desde una nave alienígena a la termosfera terrestre para aterrizar en la Tierra sin más protección que tu armadura MJOLNIR.
Todo eso es esperanza, y los Halos del 1 al Reach, pasando por el 2, 3 y ODST transmitían eso.
Literalmente tenemos a la raza humana jodida de narices, y pasándola putas para vencer al Covenant, facción que les supera tanto en armamento como en número. Encima llegan cosas como el Flood, que aún animan más el cotarro. Y de todo ese caos, se alza la esperanza embutida en una armadura de media tonelada. Es como esa canción de Serious Sam 3.
Y luego estaba el Inquisidor, que era literalmente el puto Jesucristo.
Los personajes que destacan en Halo no son gente que se quedan preguntando. Son gente decidida, dispuesta a la acción, y que no se andan con rodeos. Son gente que miran cara a cara a la muerte.
Todo el ambiente de Halo era relativamente «»»»»realista»»»»». Sí, sé que la raza alienígena es rosa y morada, y que disparan puto plasma, pero en el bando humano tenemos a una actualización futurista del equipamiento que usa el bando norteamericano actualmente. La escopeta de Halo y la pistola podrían existir hoy en día. Y el Jefe Maestro es resultado de la genética. Lo más futurista que lleva es su armadura, y literalmente es metal a cascoporro.
Pero en Halo 5 tenemos a SPARTANs que rompen rocas, que se tiran desde una nave pasándose la gravedad por el forro de los cojones, que se pulen a un batallón entero del Covenant en cosa de cinco minutos y que dan ondas de choque. ¿Qué harán en Halo 6 los SPARTAN para destacar, lanzar Hadoukens? ¿Su armadura será un Metal Gear?
El problema es que tras esa impresionante cinemática, pasamos al juego real. Por favor, comparad vosotros mismos el dramatismo de la cinemática extrapolado al gameplay.
Igualitos, vamos.
Exacto, no está por ningún lado. Ahora comparamos el tráiler de Halo 3 de Starry Nights, de We Are ODST o incluso Deliver Hope con la jugabilidad de los susodichos y todo eso podría equipararse a nivel jugable. Todo lo que ocurría en una cinemática en los Halos de Bungie podía suceder en el juego. Por eso las renderizaban con el motor del juego.
La gente no para de decir lo predecible, estúpida o poco original que era la trama de Halo, pero desde luego, algo había. Tenía su magia. No es posible que se haya perdido algo que ocho años después de Halo 3 me siga poniendo los pelos de punta y no sea nada. Halo 4 y 5 son sólo una carcasa vacía, un producto que ha cedido ante otros títulos y presenta unos juegos bastante sosos e insulsos. Dios sabe que los Halo de Bungie no eran perfectos, pero tenían su magia.
Más de ésto, por favor.
Ahora tenemos SPARTANs que destruyen rocas.
Y a Nathan Fillon mejor renderizado.
Joder, qué GUAPO ES NATHAN FILLON.