Este Metal Gear 2 es lo que me demuestra que no fui demasiado duro con el primer Metal Gear en el anterior análisis. Como ya dije, éste título soluciona en gran medida casi todos los fallos que tenía el anterior. Casi todos.
Metal Gear 2, pese a ser un pepino en lo jugable (y en lo narrativo en su época, para qué engañarnos), arrastra fallos de diseño de su título anterior que pesan. Pesan mucho. Sobre todo cuando tienes que volver al edificio del principio por QUINTA VEZ. SI, CINCO VECES TUVE QUE RECORRER EL EDIFICO TORRE Y LA PUTA JUNGLA.
Pese a todas las frustraciones, Metal Gear 2 es un juego que recomiendo tanto a los fans de la saga como a los fans de los videojuegos en general. Al jugarlo, me he dado cuenta de que muchas cosas que hizo en su día Metal Gear Solid ya las hizo éste juego y nadie se dio cuenta. Porque nadie los ha jugado. Porque la saga empieza en Metal Gear Solid.
¡RADAR SOLITON, CUÁNTO TE HE ECHADO DE MENOS!
Todos sabemos de qué va el capítulo final de Big Boss. Resulta que sigue vivo y Solid Snake, sumo protagonista de éste título (ya que se profundiza más en su persona que en su sucesor, Metal Gear Solid, por ejemplo) debe destruirle de una vez por todas. Por supuesto, no sabemos que Big Boss es quien maneja Zanzibar Land, nueva base de operaciones del bueno de John, pese a que haya niños por todos lados diciendo que les cae bien «su tío viejo con un parche».
La trama, evidentemente, avanza mucho más, porque pese a seguir habiendo casos de «Machinegun Kid», esta vez hay nuevos personajes y se separa más la línea entre «soy el boss que te impide pasar de zona» y «soy el personaje que hace avanzar la trama y te cuenta cosas interesantes». Hay más sorpresas, claro, ya que muchos bosses y personajes guardan más de un as en la manga, y empezarán cierta tendencia que luego será un leitmotiv recurrente en la saga. De ésta manera tenemos a Holy, a Gustava, a Gray Fox o al Dr. Madnar, sin olvidar, claro está, al propio Big Boss.
Grrrr… ¡¡KOJIMAAAAAAAA!!
En lo jugable también hay novedades, y Kojima empieza a jugar con ciertos elementos con los que no se jugaban por aquella época. De ésta manera tenemos cosas tan curiosas como arena que produce un sonido al pisarla, o interruptores para apagar las luces. En definitiva la jugabilidad corrige muchos de los problemas del primero, la amplía y trae nuevas cosas. Más y mejor.
Los problemas que tengo, son principalmente dos: uno, el sistema de guardado. Habría preferido mil veces antes un sistema de contraseñas seguro y fiable que no ésta mierda. Calcula puntos de guardado según le venga, y es una putada, porque te regenera donde le salga de la polla. El segundo problema, es fallos de diseño. Graves. Del nivel de tener que recorrer zonas cinco, CINCO VECES. CINCO VECES TODO EL MAPA. Y no es precisamente corto.
V HAS COME TO.
Aunque no sé por qué me quejo del diseño de niveles. En general, todo el mapeado está mucho más enfocado y es más práctico y variado. Esta vez no es todo el rato lo mismo, y es que el primer Metal Gear pecaba de ser un tanto repetitivo. En este hay mucha más variedad, tanto en lo gráfico como en lo sonoro, y eso se agradece.
/CONCLUSIONES: El juego no ha envejecido demasiado bien, pero sigue siendo una estación de paso obligatoria para todo fan de Metal Gear. Más redondo y en general, más enfocado que el primero. Bastante recomendable, más que nada por todo lo que se atrevió a hacer en su día.