ANÁLISIS: Shadow of the Colossus

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Si echáis un vistazo a mi TOP 20 videojuegos favoritos veréis que el protagonista de ésta entrada está presente.
Shadow of the Colossus me lo pasé, como Zone of the Enders 2, en casa de un amigo un verano.
Sin embargo, él ya se lo había pasado, y a pesar de mi insistencia por dejar las muy pocas cinemáticas, él dijo que no, y se argumentó en saltarlas bajo la premisa de que la trama era una mierda porque al final pasaba algo que es el mayor spoiler de la historia.

Así que le dí más o menos la razón, las omitimos, y nos pusimos a jugar pasándonos uno un boss y luego dejando el siguiente al otro. Y ya entonces me pareció un señor juegazo.

Primero de todo, no he jugado ICO (aunque estamos trabajando en ello), por lo que no sé en términos jugables lo que supone. Dejemos eso claro porque la conexiones entre ése título y el aquí presente son más que evidentes. He leído unos cuantos análisis de Shadow of the Colossus, y casi todos dicen lo mismo, aparte de que no hay mucho más que decir. Pero sigue habiendo un sector que no considera éste juego nada del otro mundo, así que mi análisis va para ellos, intentando no nombrar, además, todo lo que se dice en el resto de reseñas.

Shadow of the Colossus es arte. No porque el Team ICO esté compuesto de artistas de todos los campos. No porque Fumito Ueda crea en el videojuego como un arte.

Shadow of the Colossus es arte porque es un experimento artístico que confía en que el jugador lo llene. Confía en que le cautive mediante sensaciones.

El juego parte de un diseño sustractivo, que consiste en reducir al mínimo los elementos del juego que puedan sacar al jugador de la obra. Ésto implica que la trama se reduce al mínimo (cinemáticas), así como las opciones jugables. Y funciona.
Un juego no necesita miles de apartados jugables (cofcofUbisoft), sino conocer plenamente los suyos para desarrollarse como obra.
SotC tendrá apenas unas dos cinemáticas en todo el juego, y le vale para contar una historia, una historia BUENA, que habla sobre la soledad, el amor, las adversidades y problemas y la resolución de los mismos y la supervivencia. Le valen dos cinemáticas para contar la mejor historia de amor de la historia de los videojuegos.

El juego coge el mensaje que Miyamoto imprimió en Zelda (un héroe en el que el jugador se refleja, y que con perseverancia y tesón supera cualquier adversidad) y lo amplía. SoTC es el Zelda que siempre quise: maduro, con nuevas mecánicas de juego, con distinta ambientación y único.

Shadow of the Colossus es un juego que nos narra la historia de Un pez llamado Wander, un muchacho que lleva a Mono, su amada, a un tierra maldita con la esperanza de poder resucitarla. Allí, hace un pacto con los dioses mediante el cual ellos resucitarán a Mono si él derrota a dieciséis colosos. Dicho y hecho.

Poco más sabes de la trama en el juego y poco más vas a saber durante tu lucha con los dieciséis colosos (a pesar de haber más que evidentes detalles por el mapa). Durante todo eso creces como persona con un único objetivo, lo arriesgas todo sólo para lograr un fin, y acabas descubriendo que hasta el más grande de los problemas tiene solución.

Si con Carretera Perdida dije que ver una película de Lynch es como ver un cuadro, que a cada persona le sugiere algo distinto, ésto mismo es lo que le pasa a Shadow of the Colossus. O amas éste juego, o lo odias. Cada uno dice cosas distintas de cómo fue su experiencia de juego abordo de ésta maravilla. Shadow of the Colossus me cautivó con su épica y su jugabilidad de pequeño. Su trama y su viaje me han cautivado ahora.

¿Es SotC un viaje equiparable al de Cowboy Bebop, Samurai Champloo u otros animes?
No.
El viaje de éste juego es de superación, de darlo absolutamente todo por un fin sin recibir nada a cambio. Es un viaje de sacrificio, y por recibir no vas a recibir ni detalles argumentales. Por el camino no vas a descubrir la historia de tus personajes. En Shadow of the Colossus emprendes un viaje en el que arriesgas (y arriesgarás) todo. Al final del viaje, el jugador recibe su recompensa. Y hasta allí es sabio el juego y da un buen giro de tuerca. Y al final, todo se queda en calma. La recompensa es obtenida por parte del jugador, y la vida continúa. Siempre continúa.

En fin, he escrito algunos párrafos más, pero acabo repitiéndome, y hablar de cosas tan fantásticas como el mejor boss de la historia o la increíble banda sonora del juego sería chafaros una gran experiencia.

«Hay sólo dos juegos que considero verdaderas obras maestras: ICO y Shadow of the Colossus«
Guillermo del Toro

/CONCLUSIONES: One day… Perhaps you will make atonement… For what you’ve done.

Trax.AshANÁLISIS: Shadow of the Colossus