Voy a empezar este texto dejando clara una cosa. Breath of the Wild ni es el mejor juego de la historia ni un título perfecto.
Undertale tampoco lo es.
Ocarina of Time tampoco lo es.
Mario 64 tampoco lo es.
No he jugado a Half Life 2, pero ya os puedo confirmar que tampoco lo es.
Sin embargo, sí que hay algo que todos ellos tienen en común, y es que son Obras Maestras. Los cinco (y muchos más que no menciono por falta de tiempo y espacio) son títulos que, en el momento de su salida, cambiaron por completo nuestra percepción de los videojuegos, sirviendo de manuales de estudio para los nuevos creativos por los años venideros e hicieron avanzar la industria un paso más hacia delante. Ninguno de los cinco es perfecto, y Breath of the Wild dista bastante de esa perfección. Sin embargo, incluso con sus errores os prometo que dentro de 3, 4, 5 10 y 15 años seguiremos echando la vista atrás hacia este juego y catalogándolo no como uno de los mejores de su generación, sino como uno de los títulos más importantes de su década.