No recuerdas nada. Despiertas en una cafetería donde un camarero de llamativo pelo azul te da la bienvenida. No tardas demasiado en darte cuenta de que dicho camarero esconde mucho más de lo que ofrece, y mientras te habla en lo que para ti son enigmas cada vez más grandes acabas desvaneciendo.
Tu siguiente despertar no es mejor. Apareces en la piscina del colegio siendo atendida por un médico ante la atenta mirada de los presentes. Sigues sin recordar nada y no sabes cómo has llegado allí. Por no saber no recuerdas ni tu nombre. No tardarás en volverte a encontrar con el camarero de pelo azul, el cual te hará una revelación: estás muerta, y lo que estás viviendo no son más que los últimos siete días de tu vida.