Saga Robocop: Una mirada Criminológica, Psicológica y Social

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Ha pasado un buen trecho desde mi atípico análisis criminológico con Perdida. Mucho tiempo sin adaptar a un film todos mis conocimientos que el bueno de mi padre se ha dedicado a pagar durante estos últimos años. Y con tantísimas películas que tratan tan bien este tema, es casi un deber que continúe con esta sección.

Por lo que hoy me gustaría seguir con una de las sagas fílmicas que, a mi parecer, más certeramente trata los problemas sociales y criminológicos que acontecen en las grandes ciudades. Una saga que también nos invita a reflexionar sobre los peligros de la corrupción de la mente humana y la globalización: Robocop.

 

«Detroit tiene Cáncer, ese cáncer es el Crimen»

 

A priori, puede parecer que estamos ante la típica peli de acción y ciencia ficción de los 80, pero ahora veréis que la cinta de Verhoeven ahonda, en clave de humor negro, muchas de las preocupaciones más importantes de cualquier sociólogo o criminólogo. Tan solo un visionado es suficiente para invitarnos a reflexionar sobre todos los temas que subyace. Pero ya vale de introducciones y decoros y vayamos directos al grano.

 

Detroit tiene Cáncer, ese cáncer es el crimen. Así de clarito nos decían el estado de la ciudad donde se desarrollaba la acción. Presentándonosla como una urbe en total decadencia que está sumida en la más absoluta pobreza y el caos. Azotada por el crimen y completamente arruinada. Básicamente tal y como está ahora Detroit… Es curioso como una peli de los 80 con un futuro distópico es capaz de predecir con suma precisión el futuro real de una las ciudades más importantes de EEUU. ¿Otra de las más crueles ironías de la vida, o una de las críticas sociales más acertadas de los últimos años?

 

 

Pensad en esto: ¿Por qué la ciudad está azotada por el crimen? ¿Cuál fue el motivo para que el índice de criminalidad se disparase hasta límites estratosféricos? La Pobreza. No hace falta ser un genio, ni tener un graduado en sociología para darse cuenta de que la pobreza es uno de los factores más influyentes a la hora de acrecentar la criminalidad. Cuanto más desfavorecida y humilde sea la zona de la ciudad, mayor índice de criminalidad y problemas sociales que acarreará.

 

Esto es un concepto criminológico básico conocido como “La Ecología del Crimen” Una regla directamente proporcional que nos permite predecir la criminalidad de las zonas urbanas. Cuanto más desfavorecida y humilde sea una zona, mayor probabilidad de comisión de delitos. Esto es así, por mucho que no nos guste. Incluso esto es todavía mucho más fácil de comprender si tenemos en cuenta otro concepto criminológico básico como es el de “La Oportunidad Diferencial”: Cuanto menores son las oportunidades legítimas de prosperar y ganarse la vida, más probabilidades habrá de hacerlo de forma ilegítima.

 

La mera intro de Robocop 2 ya nos muestra hasta que extremo puede llegar la criminalidad, en una ciudad gobernada por la anarquía:

 

Ahora bien, mucho más importante todavía es el NO GENERALIZAR. Vivir en zona pobre no significa que todos sus habitantes sean criminales. Siempre hay personas buenas que tratan de ganarse la vida de la forma más honrada posible. Pero claro, cuanto más precaria sea la situación social, mayores serán las probabilidades de que esa persona tan honrada pueda cruzar la línea y cometer un delito. Esto lo presenta de una manera muy bestia y retorcida, pero igualmente acertada Robocop 2. Nada más empezar la cinta vemos que hasta un grupo de críos con uniformes de baseball y su profesor incluido, no se cortan ni un pelo en reventar una tienda de armas, robar y apalizar al dependiente para luego seguir vandalizando con todo lo que encuentren a su paso.

 

 

Aquí ya entra un poco de Psicología Social. Otro concepto muy interesante: La influencia del entorno. Si vives en un entorno donde la violencia, el crimen y el caos resultan algo cotidiano, pues no te resultará tan incómodo cometer un delito al igual que lo hacen los demás. Si creces en un ambiente en donde cualquier hijo de vecino no tiene reparos en apalizar, robar o incluso matar, no le darás tanta importancia y tampoco te cortarás mucho en hacerlo si puedes prosperar con ello.

 

Esa es justamente la razón que explica el comportamiento de uno de los personajes secundarios de Robocop 2 que más escandalizó al público durante su estreno: El crio de Caín. Un niñato que no dudaba en matar, robar, extorsionar y someter a su voluntad a cualquiera que le pudiese perjudicar. Un señor del crimen al que todavía no le han bajado los huevos, y un personaje al que la gente se atrevió a llamar Psicópata. Ni mucho menos es un Psicópata, sencillamente es un producto de su entorno. No es ni más ni menos que los frutos que has recogido tras sembrar los campos con violencia.

 

 

Y cambiando de tercio, pasemos a otro tipo de criminalidad: La de las altas esferas. Un concepto que también toca la saga del poli ciborg extraordinariamente bien. La empresa OCP (Omni Productos de Consumo) no es más que el reflejo de toda la corrupción y peligros que acarrea el corporativismo más extremo. El ejemplo más bestia de todo lo horrible que rodea a las empresas y el capitalismo. Tipos trajeados que pueden arruinar la vida de cientos de personas con una sola firma de su bolígrafo, y que no les importa lo más mínimo hacerlo si ello les reporta beneficios.

 

Esto abre paso a una muy interesante reflexión que me tocó ahondar en Psicología criminal. Todo viene por una de las más significativas e importantes declaraciones que hizo uno de los padres de la psicología moderna: Robert Hare. “¿Quién es más psicópata? ¿El típico asesino con machete que acuchilla a la prota de una Slasher film? ¿O el empresario desprovisto de empatía que no le importa dejar a cientos de miles de personas en la calle a golpe de pluma?” He ahí la cuestión pertinente de toda la saga.

 

 

Los ejecutivos de la OCP son Psicópatas trajeados pero llevados al extremo. Por un lado no les importa usar a buenos policías como conejillos de indias para su programa Robocop, sacrificándoles al llevarles deliberadamente a las zonas más peligrosas de la ciudad. Y por otro no tienen reparos hasta en matar a sus propios colegas y competidores si con ello pueden ascender de puesto, y subir un peldaño más en el escalafón de la empresa. De los tipos que te pueden dar boleto si con ello se juegan el tener un despacho más grande.

 

Por no hablar de sus funestos planes de espolear y dominar al completo la ciudad de Detroit bajo la excusa de un plan de reurbanización. Ciudad Delta no es más que la excusa perfecta para tener la ciudad bajo su entero control. La codicia desmedida de la corporación llega hasta límites de dominación territorial. Y esto queda más exageradamente plasmado en Robocop 3, donde ya la OCP se convierte en un estado fascista, con escuadrones de la muerte y todo, que echan a las familias más humildes de sus casas para luego demolerlas y asegurarse de que sus planes de “Reestructuración Urbana” salen como han planeado. Todo ello sin importarles un carajo cuantas familias dejan en mitad de la calle sin un hogar. También resulta interesante como la OCP refleja sutilmente los maravillosos planes de nuestro gobierno de “Desahuciar Primero, pedir Votos después”

 

 

Y por último, reflexionar sobre uno de los temas más candentes e importantes en el ámbito de la criminología: Las Drogas. Robocop 2 plantea este tema de una forma tan brutal como efectiva. Bajo la excusa del NUKE, una droga ficticia 30 veces más adictiva que la cocaína, se nos presenta todos y cada uno de los problemas modernos que acarrean las drogas. Gracias a la nueva Droga, Detroit en su secuela está más jodida que nunca. El índice de criminalidad ha aumentado un 300% y la ciudad está al borde de la Anarquía.

 

¿Y qué relación guarda la Droga con esto? Sencillo, pensadlo de este modo: Si estuvierais enganchados a la droga más adictiva del mundo, ¿Qué estaríais dispuestos a hacer con tal de conseguir vuestro próximo chute? DE TODO. Desde robar o embaucar, hasta seguramente matar con tal de evitar quedaros sin vuestra dosis diaria. Ahí tenéis la íntima y peligrosa relación que guarda la criminalidad con las Drogas. Cuando estás envuelto en la adicción, nada importa excepto cómo vas a conseguir pasta para el siguiente chute.

 

Y si ya la droga es la más adictiva del mundo, imaginaros lo bestial que será su síndrome de abstinencia. La gente puede llegar a volverse loca y a cometer locuras mayores con tal de evitar el mono a toda costa. La droga siempre sacará la peor faceta de nosotros mismos al ser esclavos de su adicción. Eso explica por qué la ciudad se ha sumido en un caos total. Ya nada importa, ni siquiera la vida de los demás, solo conseguir la droga. No importa a quien aplastes en el camino, solo consigue tu próximo chute antes de que el mono consiga apoderarse de ti.

 

 

Seguro que durante toda esta lectura, no os ha resultado nada difícil sacar muchas reminiscencias sobre la realidad actual que estamos viviendo. Y eso es lo que me aterra: Que una película que presenta la imagen más deteriorada y distópica del crimen y el decaimiento social consiga dar tan peligrosamente cerca del clavo. La verdad es que, ahora más que nunca necesitaríamos un verdadero Robocop para protegernos, porque el futuro que nos aguarda es mucho más negro que el que pronosticaban satíricamente en los 80.

 

Bueno, aquí acaba esta reflexión. Espero que os haya resultado interesante y enriquecedora. Hacedme saber lo que opináis de todo esto en los comentarios. Un Saludo a todos.

 

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