Retomando esta sección filmomaníaca, os haré una sencilla pregunta: ¿Cuantas veces un Director os ha resultado tan depresivo en sus películas que al final acabáis por darle la razón? Y comiendo un rico helado de Prozac, también… ¡David Fincher, por supuesto! Un tío con una visión del ser humano y del mundo tan características que te darán ganas de pegarte un tiro después de haberle adorado como máximo conocedor de la condición humana.
A cada tema que trata, más descorazonados que nos deja con una crudeza narrativa y visual tan sorprendente como efectiva. Muy pocos Directores consiguen representar la realidad que nos rodea tal y como se merece: De la peor forma posible. Así que hoy me gustaría reflexionar echando un vistazo a toda la filmografía de este Director. Un consejo: Traed antidepresivos
Nuestro querido Director nacido en Denver Colorado, se estrenó en la industria del cine de la forma que menos os podéis imaginar: Realizando videoclips y anuncios de Tv. Bueno, técnicamente comenzó realizando los efectos especiales de las películas más famosas de los 80 (El Retorno del Jedi, El templo Maldito, etc…) pero sus principales trabajos antes de conseguir la batuta de Director, fue en la producción de videos musicales de los grupos populares del momento y varios anuncios para televisión.
Uno jamás se hubiera pensado que, ese tío que ha estado produciendo los coloridos videoclips de Madonna y Duran Duran, acabaría por dirigir Se7en y El Club de la Lucha, ¿Verdad? Supongo que cuando uno tiene el control creativo total de lo que hace un una película, uno puede mostrar al mundo su verdadera perspectiva sobre él. Todo lo contrario a su malogrado debut cinematográfico: Alien 3 cuya producción fue lo más parecido a un infierno donde la productora manejaba cual títere a nuestro Director limitando todo atisbo de libertad creativa. Una película que cuya producción da para una reseña entera y de la que Fincher reniega completamente. Pero basta de hablar de sus inicios y pasemos a hablar ya de su estilo característico.
Para hablar de ello, nos tenemos que ir a Se7en, la película que más refleja el estilo de Fincher en todos sus ámbitos. Una retorcida mirada a la sociedad moderna, el decaimiento urbano y la criminalidad exagerada y la total banalidad que esta supone para el mundo en que vivimos. Fincher se vale de un asesino en serie para llevarnos a un viaje hacia lo más oscuro de la condición humana y el corrupto medio donde se desarrolla. Puede que la historia se centre en el asesino en serie y los detectives que le persiguen, pero la auténtica protagonista de la cinta es la ciudad donde se desarrolla la acción.
Una ciudad sucia, oscura, decadente. Una urbe donde la criminalidad resulta algo cotidiano y la apatía de su sociedad resulta incluso algo más común. Desde la perspectiva del detective Sommerset, Fincher nos narra lo más deprimente de la sociedad urbana desarrollada. Calles sucias y oscuras donde no es extraño encontrar un cadáver muerto a navajazos por un atraco que salió mal, y para colmo cientos de personas pasando de él, como si de un bicho aplastado se tratase. Una ciudad en donde si te están violando en un callejón a nadie le importará un carajo.
«Vemos un pecado capital en cada calle, en cada esquina, en cada casa. Y lo toleramos»
Fincher también se vale de una cinematografía y estilo cromático muy característicos para conseguir fomentar ese efecto tan deprimente. Una tonalidad oscura y sucia donde raramente verás un rayo de luz que no sea del Neón de un motel decadente para putas baratas. Parece que si Fincher tratara de reflejar con una oscura fotografía el lado más oscuro de personalidad del hombre moderno.
Pero donde realmente se refleja la filosofía del director es en el magistral monologo final que se marca John Doe al final de la cinta. Donde resume con total precisión todo lo que esta sociedad civilización resulta: El Reino del crimen y la Apatía. Un mundo en donde lo peor que pueda cometer un ser humano, lo hará si tiene oportunidad para hacerlo. Y donde para colmo nosotros nos importará una mierda mientras no nos acabe salpicando. Un mundo tan hecho mierda, en el que ninguno de nosotros somos inocentes. “Vemos pecados en todas partes, y lo toleramos”
Y esta filosofía casi podría decirse que es el Leitmotiv principal de toda la filmografía Fincher. Ya que está presente en la mayor parte de sus cintas. El club de la Lucha sin irnos más lejos, vuelve a presentarnos ese estilo de fotografía sucia y mugriento que refleja el decadente paraje en donde se situa la acción. Aquí incluso yo me atrevería decir que es más descarado, pues la ciudad prácticamente parece un estercolero. Un gran cubo de la basura donde unos pocos ricos la tiran y todos nosotros nos la comemos.
Sin olvidarnos claro, de la extraordinaria y original forma con la que rodó Fincher esta película. Valiéndose de los trucos más alucinantes que la narrativa podía ofrecer. Desde romper la 4ª Pared en múltiples ocasiones, hasta restregárnos el giro final de la película con varios fotograma,s imperceptibles a velocidad normal, tal y como hacía Tyler Durden en el cine para mofarse de los espectadores. Joder, ¡David Fincher se ha reído de nosotros en nuestra puta cara! Pero que bien lo hace el cabrón.
Y una vez más, su filosofía vuelve a tornarse más desmoralizante pero a la vez más profunda. Aquí (Aunque obviamente adaptando todo lo que Chuck Palahniuck escribió en su novela) aparte de la decadencia urbana subyacente, se nos presenta un sinsentido existencialista tan fuerte que no es raro que muchos de nosotros nos identifiquemos con ello. Vivimos en un mundo tan absurdo que muchos de nosotros no sabemos cómo encajar en él y muchos menos como encajar todas las piezas de nuestra vida. Un momento extraño de nuestra vida en el que no sabemos encontrarnos ni a nosotros mismos. Es como una especie de Nihilísmo existencial en el que nuestra vida carece de sentido o fundamento.
Incluso en la obra menos “FincherNiana” de David Fincher: Alien 3, este tema subyacente de sinsentido y nihilismo existencialista también hace acto de presencia. Desde el minuto 1 de la cinta nos dan un bofetón en la cara matando a varios de los personajes más queridos (Hicks y Newt) dejándonos bien clarito que no importa lo valioso y querido que sea un personaje, su vida es tan frágil y su muerte es tan absurda como la de los demás. Sobrevivir a una horda de Xenos para luego morir de la forma más absurda en un criotubo en el camino a casa, nos alecciona sobre la absurdez y fatalismo de la condición humana.
Y esta filosofía impregna toda la cinta. Viendo como muchas de las vidas de los presos de Fury no significan una mierda y que son meros corderitos yendo al matadero. Llegándose a sacrificar para intentar detener o matar a la criatura, pero sin éxito. Un sacrificio y esfuerzo fútiles que no deja lugar alguno para la esperanza. Fatalismo y sinsentido. Era otra visión pesimista de la condición humana, pero esta vez con el Alien de por medio.
Y una vez más, este pesimismo tan ferviente se volvía a trasladar en la siguiente que hizo fincher tras El Club de La Lucha. La habitación del Pánico. Película en donde se nos presentaba una Joide Foster como una mujer muy capaz, con un par de cojones que sabía valerse por sí misma y cuidar de su hija sin despeinarse. Que no necesitaba la ayuda de nadie para seguir adelante. Pero que al final de la cinta se veía desolada y obligada a pedir ayuda al último ser al que le gustaría pedírsela: Su Exmarido. Una vez más, Fincher se encarga de darnos otra bofetada para demostrarnos que no importa lo fuerte y capaz que te creas: Eres débil y siempre necesitarás ayuda, siempre dependerás de los demás. (Seguro que a estas alturas ya estáis con el cubo de Prozac al lado)
Incluso lo peorcito del ser humano puede florecer con algo tan trivial y anodino como puede ser una idea. Con La Red Social, Fincher nos demostró lo cruel e hijos de puta desprovistos de empatia que podemos llegar a ser en pro de nuestra codicia y nuestro afán por la popularidad. El ver como el protagonista se corrompe poco a poco, pasando de ser un buen colega de universidad a un auténtico psicópata que solo piensa en su idea y prescinde de los demás como si fueran meros clínex usados es otra de las magistrales señas de identidad más característica del Director: La paulatina degeneración de la Persona.
Y ya para acabar, la película donde más fulminantemente nos muestra su perspectiva del mundo: Perdida. Con todo lo que me supuso esta película, me ví obligado a dedicarle una reseña entera. Y lo merecía. Desde lo mezquina que puede llegar a ser una persona, esforzándose al máximo para arruinar la vida de otra, hasta el poder que pueden llegar a tener la opinión pública, el sensacionalismo y los medios de comunicación más corruptos para destrozar la imagen pública de cualquiera. Un mundo donde la globalización es otro paso más agigantado hacia nuestra putrefacción.
En definitiva, Fincher es un director que, desde su fotografía y técnicas de filmación hasta las cuestiones filosóficas que plantea, te hará reflexionar y mucho sobre la condición humana, nuestra vida en sociedad y los peligros de nuestra supuesta civilización. Desde una concepción pesimísta, desesperanzadora y casi fatalísta, pero acertada. Cada una de sus películas es una desmitificación en forma de patada en la boca de la vida moderna, una mirada retorcida hacia nuestras más bajas inclinaciones y mezquinos intereses. Fincher es el claro ejemplo pesimista de: “Piensa Mal acerca de todo y todos, siempre acertarás” Y por mucho que a uno le cueste, no puede dejar de darle la razón.
Espero que os haya gustado esta reflexión retrospectiva. Un Saludo a todos.