Ficha Técnica:
-Año: 2017
-Título Original: Dunkirk
-País de Origen: Producción compartida entre Reino Unido, Estados Unidos y Francia
-Dirección: Chritopher Nolan
-Producción: Emma Thomas, Christopher Nolan y Greg Silverman
-Guion: Chritopher Nolan
-Montaje: Lee Smith
-Fotografía: Hoyte Van Hoytema
-Música: Hans Zimmer
-Reparto: Fionn Whitehead, Cillian Murphy, Mark Rylance, Kenneth Branagh, Tom Hardy, Aneurind Barnard, Jack Lowden y Harry Styles
Christopher Nolan, el cineasta que algunos odian y otros adoran. Parece que nunca se llega a encontrar un término medio con este tío. O le veneras por encima de todas las cosas, o le coges una tirria impresionante. Yo quiero pensar que soy el que le juzga por sus trabajos y no por el nombre que va adosado a ellos. De los que va dispuesto a disfrutar de su película por lo que es, no de los que va solo porque figure el apellido Nolan en sus títulos de crédito. De los que valora la película por lo que es, y no de los que la crítica y machaca sin piedad solo por quien la ha haya hecho.
Y aunque os confieso que tras el coñazo insufrible de cojones que fue InterEstellar, yo ya iba con una idea un tanto preconcebida de no esperarme demasiado, aun así tenía mucha expectación por verla. El género bélico clásico está teniendo una inusitada segunda juventud con peliculazas como Hasta el Último Hombre, Fury y otras que me cogieron por sorpresa y fueron casi como una inyección del frescura hacia un género tan viejo como el mismo cine. Por lo que iba a Dunkerque con altas ilusiones ¿Y qué me encuentro? Uno de los mejores trabajos de Nolan, así de claro. Tenía todas las papeletas para que me disgustase y sin embargo ha conseguido recordarme el buen hacer que tiene este hombre tras las cámaras. Tirad para abajo y sabréis a qué me refiero.
Dunkerque, como ya a estas alturas bien sabréis, se basa en la operación Dinamo de la 2ª Guerra Mundial, donde tras el desastre absoluto de la intentona de invasión británica de la Francia ocupada por los alemanes, las fuerzas británicas se vieron obligadas a huir con el rabo entre las piernas ante la inmensa oposición Nazi que les tenía prácticamente rodeados y superados en número. Valiéndose de uno de los desastres más infames de la guerra y al mismo tiempo más esperanzador milagro que ocurrió durante esta, Nolan ha conseguido realizar su trabajo más enfocado y directo hasta la fecha. Si tuviera que definir a esta película en una sola frase lo concluiría así: El Nolan Encarrilado.
En esta cinta manda a tomar por culo todos aquellos aspectos donde más cojeaba y manías tan afianzadas del director que casi ya resultaban carnaza y munición para sus más pasionales detractores. Es como si Nolan hubiera tomado buena nota de las críticas hacia sus anteriores trabajos, se haya desecho de sus manías y “Nolerías” y haya ido directo y sin ambages a hacer cine de calidad. Ni presentaciones pretenciosas, ni intros grandilocuentes, ni largas explicaciones, ni tomas excesivas que abusen de la paciencia del espectador…AL PUTO GRANO.
Así es Dunkerque, directa al interés de la historia, sin preludios ni introducciones. Ni siquiera tenemos unos títulos de crédito iniciales antes de sumergimos directos en el infierno de Dunkerque, entramos a pelo. Nada más terminar el rótulo de la productora, ya estaremos aferrándonos a las butacas como si no hubiera un mañana sufriendo todo el estrés de los protagonistas de la batalla. Una película directa, encarrilada y sin rodeos, enfocada hacia lo verdaderamente importante: La Batalla en sí y las vidas de los protagonistas. Con un Nolan que se ha tirado en su última producción pecando de pretenciosad y sobreexposición aburrida por todos putos lados, es de tremendo agradecer que haya aprendido de sus errores y vaya al grano.
Pero también Nolan ha sabido sorprendernos no solo al saber comenzar la historia, sino al traernos una forma muy atípica e interesante de contarla: 3 historias simultáneas con múltiples perspectivas. 3 relatos distintos, con varios protagonistas distintos, que abordan los 3 marcos distintos en donde se desarrolló la batalla: Tierra, Mar y Aire. Desde Tierra nos pegaremos al culo de Tommy, un soldado de la fuerza expedicionaria británica que tratará por todos sus medios de salir de la playa de Dunkerque y escapar de ese infierno. Por Mar seguiremos las andanzas de Peter, Dawson y George, 3 civiles que dispuestos a rescatar al máximo número posible de soldados, deciden embarcarse con su lancha directos al frente y con solo su deber para apoyarlos. Y por Mar seguiremos de cerca a Farris y Collins, 2 pilotos de la RAF que con sus Sptifires trataran de cubrir a las embarcaciones de salvamento británicas y hacerlas ganar todo el tiempo que puedan derribando a todos los Spitfires, bombarderos y aeronaves alemanas que se encuentren.
Vale, sabemos de sobra que no es nada nuevo el hecho de introducir en el cine una historia con múltiples perspectivas. Llevamos viéndolo desde hace ya tanto tiempo, que ya no sabría decir cuál fue la primera película que introdujo esta técnica, si Pulp Fiction o una que vino 40 años antes…. Pero estas 3 historias están tan genialmente interconectadas, tan magistralmente concatenadas, que narrativamente la película retiene una frescura brutal y sienta como si hubieras disfrutado de esta técnica por vez primera. Ahí es cuando Nolan, con buen cine, te la colao… 3 historias diferentes tan bien entrelazadas entre sí, que se complementan entre las 3 con enorme naturalidad y, lo más importante: Favorecen y aumenta el sentido de la escala que tiene la película. Aplicándole una sensación de mayor inmensidad, amplitud y complejidad al conflicto.
Y cada una de estas historias aporta más que una perspectiva diferente de la batalla, aporta sensaciones distintas y experiencias distintas para el espectador. Casi tanto que se podría decir que estamos antes 3 películas distintas que se complementan todas para concatenar una historia mayor. En Tierra, al seguir los pasos del Tommy, lo que reinará será la tensión absoluta. Experimentaremos la desolación y la angustia de ser un insignificante soldado en retirada, acosado constantemente por una inmensa maquinaria de guerra implacable que le está estrechando el cerco. Sentiremos en nuestras propias carnes, sin tener que valerse la película constantemente de escenas cruentas o bestias, de lo más aterrador de la guerra: El ser la presa siendo cercada. El estrés constante que llega a transmitirnos esta parte de la película, que en muchos momentos se vuelve totalmente claustrofóbica, llega a dejarnos el corazón en un puño durante los 106 minutos de su duración y consigue ser un magnífico ejercicio de implicación emocional con el espectador.
En Mar, a través de la lancha de los voluntarios, asistiremos a una carrera desesperada contra el reloj por llegar lo antes posible a las playas de Dunkerque antes de que sea demasiado tarde para los soldados británicos. Una trepidante carrera contra el tiempo e improvisada operación de rescate que nos deja pendientes de la pantalla en todo momento. Pero complementada al mismo tiempo con ligeros toques de mirada introspectiva y personal de la guerra al ahondar sobre las secuelas psicológicas de esta a los soldados de la mano de un solado rescatado con trastorno de estrés postraumático. Aunque no llega a desarrollarse tanto como debería, quedándose en un mero tonteo con este tema, muchos podrían considerar esta parte como la más floja de las 3 perspectivas, pero al menos se salva de la quema al mezclarse de genial modo con los acontecimientos de las 2 otras perspectivas, especialmente con la perspectiva aérea. Ya que solo distan varios minutos de diferencia y las repercusiones y consecuencias resuenan de forma inmediata para ambas.
Y por Aire tenemos la que yo considero casi la mejor parte de la película. Porque disfrutaremos de combates aéreos alucinantes entre los pilotos de la RAF que la protagonizan y los Stuckas y Bombarderos de la Luftwaffe. Sonará a poco, pero están tan magníficamente rodados y conseguidos, que casi nos sentiremos dentro de la carlinga de un Spitfire. Las tomas de los duelos aéreos entre los británicos y los alemanes son tan majestuosas y detalladas, que durante toda la película anduve pensando si el cabrón de Nolan había utilizado aviones reales. Obviamente habrá efectos por ordenador por todas partes, pero de alguna manera esta parte de la película está tan exquisitamente rodada que pasan por efectos especiales convencionales y casi realistas. Realmente me creí que se estaba librando un intenso combate entre aeronaves en los cielos con plena autenticidad.
Y también es otra parte de la película trepidante y llena de tensión in crescendo. Porque también es otra angustiante carrera contra el crono. Una carrera por derribar todos los aviones alemanes que se pueda y cubrir las embarcaciones británicas el mayor tiempo posible antes de que se agote el combustible. Y como también ocurría con la parte marítima de la película, asistiremos a los mismos acontecimientos interconectados de la cinta desde los cielos e hilados de igual y acertada manera. Concatenados con plena fluidez para que sintamos que cada avión derribado por los Spitfires, que cada Stuka que se les escapó, o compañero de la RAF caído repercute directamente en los acontecimientos de los 2 ámbitos restantes de la película. Una alucinante y trepidante lucha encarnizada en el aire, con consecuencias directas que vemos con inmediatez en todos los marcos de la batalla.
Otro aspecto excelso de esta cinta, es sin duda la prueba definitiva de que Nolan ha conseguido aprender de sus errores. Algo que muchos consideran fuera de lugar, pero yo veo como una muestra de madurez en su película: Casi apenas hay diálogo o conversaciones en la película. Puede parecer un tanto extraño, pero es la evidencia fehaciente de que Nolan al fin ha dominado el “Enseña, no Cuentes” Se ha dejado de diálogos explicativos, ha abandonado las sobreexposiciones innecesarias y en esta cinta ha sabido contar la historia a través de los acontecimientos que hay en ella. No nos cuentan lo que está pasando, sino que experimentamos lo que está pasando porque nos muestran lo que está pasando.
Dicho así suena chorra, pero creedme cuando os digo que esto es algo crítico para conseguir pasar de una narrativa mediocre a una excelente. Porque utilizas la acción de la película como motor de la narrativa y te olvidas de dar explicaciones y justificaciones para la acción. Es bastante jodido de conseguir, que muchos somos los que identificamos y criticamos este aspecto pero muy pocos los que conseguimos dominar esta técnica narrativa. Pero los beneficios se notan por todos los aspectos de la cinta. Por una parte no tomas al espectador por idiota, por otra te ahorras mucha paja en el guion, y lo más importante, favoreces una narrativa más inmediata, certera y enfocada. Tal y como dije antes, el mejor Nolan es aquél que se deja de explicaciones y va al grano.
¡Ah! Y sacrilegio seria el olvidarme del encomiable trabajo que ha realizado Hans Zimmer con la banda sonora. Sus composiciones basadas en el Tic-Tac de un reloj hacen que se vuelva una de las partes más importantes de la película, prácticamente se desmoronaría sin ella. Porque esas composiciones son lo que dispara la tensión y energiza el ambiente frenético y acelerado de la película. Nada mejor para recordarte que la película entera es una lucha desesperada contra el crono, que basar toda la banda sonora en el Tic-Tac de las agujas de un reloj. Atípica, fusionada a la perfección con la naturaleza de la película, y la verdad es que todo un respiro para los fans de Hans Zimmer. Que tras las putas Vuvuzelas de Interestellar, mis tímpanos estaban muriendo y ya se me estaban empezando a hinchar los cojones.
La única crítica que me ha parecido ver a esta película, es de qué peca de ser demasiado “Aséptica” para su género. Y con esto quiero decir que para muchos les ha resultado demasiado pulcra, demasiado impecable para ser una cinta bélica. No hay un estilo de rodaje sucio, ni caótico y tampoco demasiada representación de crudeza y violencia bélica. Al estar rodada con tanta enfermiza exquisitez, es comprensible que a muchos les parezca una cinta bélica esterilizada y salida de un tubo de ensayo. Pero aunque sea comprensible, en mi humilde opinión es una crítica muy alejada de lo que es en realidad el cine bélico.
Una película no necesita tener escenas con tíos con todas las tripas fuera para mostrar la crudeza de la guerra. No necesita enseñar miembros cercenados, casquería y atrocidades por todas partes para dejarnos claro que la guerra es un infierno. Muchas cintas bélicas como Midway, El Día Más Largo o Un puente Lejano no tienen nada de eso y son consideradas las mejores del género. Y todo porque consiguen dejarte patente como de cruda es la guerra sin tener que restregártelo en la cara constantemente. Dunkerque se ha vale de la claustrofóbica sensación de acoso constante del enemigo para conseguir ese efecto. No ha necesitado de sangre, mutilaciones y tiroteos constantes para mostrarnos los horrores bélicos. Solo con exponernos la inquietante y estresante sensación de ser una presa cercada con el tiempo y las probabilidades de supervivencia en tu contra, ya has dejado patente tal filosofía. Dunkerque se vale de la sutileza y la evocación para crear una atmósfera opresiva y asfixiante para traernos la crudeza bélica bajo una mirada distinta, pero certera.
Y creo que eso resume someramente lo que simboliza Dunkirk. Una buenísima cinta bélica que gracias a su narrativa de múltiples perspectivas interconectadas, su ritmo estresante a contrarreloj, su naturaleza asfixiante y en ocasiones claustrofóbica y, sobretodo, por ser uno de los ejercicios más directos y mejor enfocados de Christopher Nolan, acaba por ser uno de los mejores trabajos del director. Ni de puta coña llegará a ser una de las películas bélicas más recordadas de esta generación como muchas fangirls de Nolan proclaman, pero lo que sí ha conseguido es un encarrilamiento hacia su mejor estilo y una reconciliación del afamado cineasta con su público. Cuando Nolan se deja de pretenciosidad, grandilocuencia y va al grano, directo a hacer buen cine, le sale el mejor cine que un director te puede regalar.