Cuando tienes detrás de ti a uno de los sandbox más alocados, rebestias y exagerados que se hayan parido en una pasada generación de consolas que precisamente se ha caracterizado por el punto en el que los sandbox alcanzaron los límites de la locura y bailaron en monociclo sobre ella, como no podía ser obvio las expectativas por su inevitable secuela estaban a la altura de la superficie lunar. Por lo que Avalanche lo tenía muy jodido para estar a la altura de dichas circunstancias. Añádele encima que estaban desarrollando paralela y simultáneamente el juego de Mad Max durante su creación y tienes otra dificultad añadida que no presagiaba nada bueno sobre el título que nos ocupa.
Y sin embargo, Avalanche ha cumplido. No solo ha conseguido trasladar una vez más toda la locura máxima y caos descontrolado que ya son señas características de la franquicia, sino que ha subido la apuesta y ha introducido todas las novedades y avances que se esperan de una secuela. Aunque eso no quita que este juego tenga sus buenas dosis de cagadas, malas decisiones y aspectos mejorables en comparación con su predecesor. Pero con todo ello y en términos generales, se han marcado otro juegazo. Y, como siempre, gustoso os lo analizaré punto por punto:
Lo primero, vamos con su historia. O dicho de otro modo, lo que jamás ha importado una puta mierda en un Just Cause. Preguntarse por la historia de un Just Cause es como preguntarse por el argumento de una película de Steven Segal. ¿Acaso nos preguntamos por qué Steven Seagal pega palizas a la gente y las asesina en masa? ¡No! Lo hace porque siempre le parece una buena idea para solucionar sus problemas. ¿Acaso nos preguntamos por qué Rico Rodriguez reduce países enteros a cenizas? ¡No! Lo hace porque le apetece. Pero aun así me gustaría abordarla porque tiene algunas cosillas que no solo pecan de no tener puto sentido alguno, sino que evidencian un venazo de los desarrolladores por cambiar los orígenes y la caracterización de su protagonista.
En esta ocasión, Rico Rodriguez no se va a derrocar un gobierno de una república bananera dejada de la mano de Dios, sino que se va a liarla parda a Medici, una región mediterránea que se parece a Sicilia, tiene el aspecto y las gentes de Sicilia, ¡Pero que para nada es Sicilia! Una vez más su misión es derrocar un gobierno dictatorial autoimpuesto por un malvado caudillo que mantiene oprimido y subyugado al pueblo. Hasta ahí bien, todo lo que cabría esperar de un Just Cause. El problema viene cuando te quieren malmeter que Medici es el país natal de Rico. Mola en parte porque abraza el tópico de que ahora la lucha es personal porque juega en casa. Pero por otra parte es un problema porque mágicamente cambias los orígenes de Rico. Antes tenía todo el aspecto de ser de Sudamérica y ahora resulta que es italiano. Tan radical ha sido el cambio que ni el comportamiento ni siquiera el modelo del personaje se parece ni un ápice al Rico de Just Cause 2. Dándote la impresión de que estas jugando con un primo lejano suyo de Italia que con el propio Rico.
No ayuda tampoco a su historia que, como es también habitual en la saga, las cinemáticas adolezcan de tan pobre guion, coherencia narrativa y diálogos entre personajes que rocen lo vergonzoso. Y parecerá que esto no es digno de reseñar, después de todo siempre ha sido así en la franquicia, pero es que en esta ocasión llegan al summun de la vergüenza ajena. Habiendo diálogos e interacciones tan “CringeWorthy” que prácticamente ya llegas a notar ese característico escalofrío por la espalda de lo violenta y estúpidamente bochornosa que llega a ser esa escena. Tanto ha llegado a ser así, que en muchas ocasiones he tenido que saltar la cinemática por lo bochornosa que llegaba a ser. Y jode bastante porque en otras el juego abraza plenamente su carácter tan exagerado y cachondo que tiene y alcanza cotas de molonidad absoluta como ver a Rico montando sobre un misil en pleno aire. Y aunque quejarse y criticar la historia de un Just Cause es como quejarse de todo un delicioso pastel solo por su guinda, sigue siendo una crítica que no se debe sobrepasar.
Del apartado gráfico, decir que todo el juego es una maravilla mejorable. Con esto quiero decir que el aspecto gráfico en algunos campos sorprende y en otros con mucha suerte roza el aprobado. Por un lado tenemos la campiña, los pueblos y las costas típicas mediterráneas representadas con tal hermosura que muchas veces tienes que hacerle una captura porque son parajes dignos de postal. Todas ellas con enorme riqueza y llenas de vida. Con gente en tomando el sol o dándose un baño en las costas, prados y campos llenos de lavanda poblados por toda clase de animales como vacas, ciervos, cabras… Y pueblecitos idílicos con su gente haciendo su vida que fijo que aparecerían de exterior en alguna peli de 007. El aspecto general del juego es lo que está tan genialmente conseguido y lo que verdaderamente sorprende.
Pero cuando lo miras de cerca, es donde ya realmente notas las carencias. Modelos de personajes tan cutres que parecen salidos de PS2, animaciones robóticas, con casi ningún detalle, una limitadísima distancia de dibujado… Y para colmo cuando hay bastante barullo la tasa de frames cae en picado de tal manera que parece que estás jugando con el Bullet Time de Max Payne activado. Afortunadamente eso solo pasa cuando hay una infinidad de explosiones, vehículos y elementos en pantalla, además de que se pueden arañar unos cuantos frames de rendimiento si desactivas las estúpidas y anodinas LeaderBoards que mencioné en mi anterior artículo. Pero eso no quita que también te tengas que chupar unos tiempos de carga Kilométricos cada vez que inicias una partida o cargas una misión. De los tiempos de carga más largos que me he tragado en la vida. Sin exagerar, muchas de las veces me he tirado hasta 5 putos minutos esperando.
Súmale a la ecuación que muchas de esas veces tu PS4 se crasheará en mitad de la carga porque le ha parecido una idea cojonuda y tendrás una bonita fórmula para la frustración en la que tu sangre hervirá al baño María a 40º y tus pelotas se te retraerán hacia dentro de tu organismo del cabreo monumental que acabrás teniendo. Y todo esto ocurre más cuando sabes que los desarrolladores se han valido de todas las triquiñuelas gráficas posibles para bajarle poderío técnico y así arañarle un mejor rendimiento en tu consola. Con lo que te queda claro que el port para PS4 lo han adaptado con el puto culo y el cielo del prepucio. Aunque casi todo eso se perdona cuando tras reventar una base, asistes a unas explosiones tan gloriosas y magnificentes que harían correrse del gusto hasta al mismísimo Michael Bay, CASI. Porque como ya dije, aunque el apartado gráfico tiene instancias sorprendentes, otras en cambio dejan mucho que desear. Es un apartado de claroscuros.
Pero vamos directamente a lo más importante de un Just Cause: Su jugabilidad. Repasemos cuales son los elementos críticos que debe tener un Just Cause: ¿Un mapa inmenso lleno de posibilidades jugables?: FICHADO. 1000KM cuadrados de pura diversión donde hacer el cabra sin restricción (El mapa más grande de toda la saga) Aunque con la salvedad de que sus localizaciones no son tan variadas como en su predecesor, donde tan pronto pasábamos de un desierto a un jungla, o de una jungla a una ciudad o un sistema montañosos completamente nevados. Supongo que han sacrificado la variedad de localizaciones por un poco de coherencia situacional, que en una isla Sudamericana pasáramos directamente al desierto de Mojave o a los montañas de Nepal no tenía ni el más puto sentido. Asi que en parte se agradece, y en parte se echa de menos.
¿Cantidades industriales de bases, puestos, guarniciones y centrales enemigas que destruir? FICHADO. Todo el mapa está lleno de puertos, bases, pueblos ocupados e inmensos cuarteles generales enemigos con una sola razón de ser: SER DEMOLIDOS, DESTRUIDOS Y DESINTEGRADOS HASTA LA MÁS MÍNIMA PARTE DE SUS MOLECULAS. Todo el mapa en si es un gran patio de recreo esperando que lo reduzcas todo a cenizas de la forma más exagerada y creativa posible. Es justo como cuando ves un bonito castillo de arena creado con el amor de un padre a su hijo y su sientes la imperiosa necesidad de patearlo con pasión. El mapa de Just Cause 3 es justo eso: Creado y dispuesto con todo el cariño del mundo para sacar tus tendencias más destructivas. No hay ningún recoveco en el mapa que no tenga su base, pueblo o guarnición lista para ser democratizada a explosiones. Y lo mejor de todo es que, cuando llegas al momento en el que has liberado todo el país, te queda la maravillosa opción de: REOCUPAR ZONAS. Si, aquella maravillosa opción nacida de los Far Cry que te permitía reiniciar las guarniciones también ha sido trasladada a este juego. De manera que la diversión es casi infinita. Pudiendo destrozar todo el jodido país las veces que quieras y solo parando cuando te hayas cansado. El juego se acaba solo cuando tu decidas que has creado suficiente caos y pandemonio.
¿Variedad de misiones secundarias con los que ofrecer más contenido más allá de la historia y sembrar caos? FICHADO. Vuelven las pruebas contrarreloj pero en esta ocasión en mayor medida (Apareciendo hasta 3 cada vez que destruyes/liberas una zona) y con un componente progresivo al ofrecerte piezas para mejorar y perfeccionar tu equipo. Aunque siendo honestos algunas contrarreloj se las traen de lo hija de putas que son para clavar las máximas puntuaciones y todo por una anodina e intrascendente mejora que no te aporta nada más allá de llevar más granada o apuntar con precisión en las armas. Lo que sí es nuevo son los eventos aleatorios inspirados por GTA V en los que puedes ayudar a viandantes, rescatar rebeldes secuestrados o realizar encargos de asesinato. También varía la forma de tomar las ciudades, donde primero tienes que tomar la comisaría, luego acabar con todos los objetos destructibles y después izar la bandera de la libertad. No es mucha variedad, y menos si lo comparamos con otros juegos de mundo abierto, pero cualquier cosa que ofrezca contenido se agradece.
¿Múltiples vehículos con los que moverte sin impedimento y destruir con divertimento? FICHADO. Tierra, Mar y Aire. Coches de todas clases, motos de todos tipos, tanques, APCs, vehículos blindados… Barcos veleros, lanchas rápidas, pesqueros motos de agua, patrulleras con ametralladoras, hasta jodidos acorazados y fragatas. Helicopteros de TV, helicópteros artillados, cañoneras, apaches, avionetas, hidroaviones, aviones 747 comerciales, y de colofón putos cazas y bombarderos a reacción y hasta un jodido caza Corsair de la 2ªGM… Y con toda esa constelación de vehículos he de añadir que la variedad de estos es inferior a la del plantel presentado en Just Cuase 2. Así que imaginaros como sería su predecesor. Pero que una cosa sea menos inmensa que la otra, no la hace menos inmensa. Aunque como contraparte he de añadir que el menaje de algunos vehículos es ambivalente. Mientras unos son una gozada de pilotar, otros una espinilla en la polla de maniobrar. Oscilando de vez en cuando entre un manejo arcade y sencillo, hasta vehículos que se manejan como karts y aviones que manejan como tanques. Pero como todo, con el tiempo te acostumbras y acabas cogiéndole el tranquillo a manejar con soltura todos los tipos de vehículos.
¿Cientos de habilidades y gadgets que te permiten desafiar las leyes de la física, la gravedad y el sentido común? FICHADO, EMPAQUETADO, SERVIDO Y LISTO PARA GOZAR. De nuevo podremos hacer las acrobacias más alocadas y suicidas encima de aeronaves y helicopteros sin temor a morir succionados por los reactores o cercenados en cachitos por las spas. Una vez más podremos tirarnos desde la puta mesosfera sin temor a morir de la caída más horrible gracias al paracaídas infinito. Otra vez podremos convertirnos en esa alucinante mezcla de spiderman y bionic comando enganchándonos y escalando toda clase de superficies con ayuda del gancho. Volvemos a robar boings 747 surfeando sobre su morro para luego engancharnos y secuetrar un helicóptero apache en pleno aire. VOLVEMOS A SER UN PUTO SUPER HÉROE INMORTALCON HABILIDADES SOBREHUMANAS Y JUGUETITOS IMPOSIBLES Y VOLVEMOS A GOZAR DE LA FANTASÍA DE PODER MÁS JODIDAMENTE DEMENCIAL Y SURREALISTA DE LA HISTORIA.
Peeero, también esto dispone de novedades. Jamás pensé que se podía mejorar lo inmejorable, pero en este entrega, los de Avalanche con las escasas novedades que han metido, han alcanzado la auténtica perfeccion. Primero, incorporar el traje aéreo. Si ya en Just Cause 2 el método de Paracaídas + Gancho era la forma más viable de transporte, imaginaros ahora con un traje que nos permite volar y planear a placer con una soltura y majestuosidad como la de una triste papelina atrapada en una bola de aire caliente. Si nos lo montamos bien hasta podemos ir de extremo a extremo del mapa sin tocar el suelo. Así que si, ya es enteramente oficial: PODEMOS VOLAR. Por lo que a efectos prácticos no me equivocaba con mi anterior afirmación: Rico Rodriguez es un puto superhéroe. Y Volar es tan gratificante y genial como aparenta, una autentica gozada que no solo sirve para hacernos disfrutar más, sino que también agiliza mucho la jugabilidad al poder transportarnos de zona a zona con mayor soltura e inmediatez, un añadido perfecto.
Aunque lo mejor es sin duda las novedades que han incluído para el gancho. Si utilizarlo para anclarse, robar vehículos y escalar todavía os parecía poco, ahora lo han potenciado con la funcionalidad de lanzar cuantos ganchos se quiera y retraerlos con una fuerza bestial. De manera que ahora se vale de las físicas para ser el arma más devastadora del arsenal. Con el nuevo gancho puedes desde colgar personas en cualquier sitio, hasta catapultar objetos hacia ellas o hacia objetivos vulnerables, puedes destrozar cualquier cosa colocando 2 ganchos en cada uno de sus extremos y tirando en direcciones opuestas… Si eres imaginativo, puedes cargarte bases y ciudades enteras sin disparar ni una sola bala ni accionar ni un explosivo. Un arma con la que puedes aprovecharte de las físicas del juego y utilizarlas como arma ofensiva a tu total disposición. Como un arma gravitatoria Mark 2 pero con garfios, cables con fuerza irrealmente ridícula y la potencia para colocar acorazados como guirnaldas sobre la ladera de una montaña si te da el venazo. Es una pasada.
Y a pesar de que las misiones principales nunca podrán estar a la altura de las cotas de locura que nos podrá brindar nuestra propia imaginación, las últimas se suelen quedar muy cerca en lo que a ridiculez y exageración épica se refiere. El comienzo como en todos los otros juegos es un absoluto coñazo, reduciéndose a misiones tutorial y de escolta. Pero bien entrada la mitad de la aventura abrazamos la pinzaba extrema con misiones en las que tienes que cabalgar sobre un misil nuclear y destruirlo en pleno vuelo u otras en las que te subes en un caza a reacción directo hacia LA ZONA DE PELIGRO metiéndote de lleno en una batalla aérea que necesita seriamente la ayuda de Iceman, Maverick y una gran dosis de música de Kenny Loggins.
Asi que, como conclusión casi que ya os la podéis hacer vosotros solos. No han sido pocos los errores y puntos flacos que tiene en comparación con su predecesor. Pero teniendo en cuenta que este es el más completo paquete listo y servido para saciar vuestro apetito más voraz de destrucción, con decenas de horas de diversión que hasta casi lo hacen inabarcable (Yo todavía estoy al 80%) un montonazo de vehículos, juguetes, gadgtes alucinantes y habilidades sobrehumanas pensadas únicamente para destruir, demoler y crear caos, vorágine y anarquía, un espíritu sobreexagerado y ridículo y rejugabilidad que solo se limita a tu destructiva imaginación, casi que se les perdonan todos los fallos y puntos mejorables con respecto al port. Una tirada de frames puntual o un tiempo de carga más largo de lo habitual, tan solo son una piedra que no retrasa el camino hacia el más glorioso altar de la devastación. Aniquilación en un cómodo Blu-Ray de 30GB.
NOTA: 8