Estar a la sombra de una estrella puede oscurecerte. Estar a la sombra de una supernova te condena a las tinieblas. Con esta frase tan chula y poética he definido a la perfección el caso que nos ocupa: La 2ª Temporada de True Detective. Tras esa increíble primera temporada que consiguió romper moldes tanto en narrativa como en cinematografía, estaba claro que la temporada que iba a venir después, por mucho que se intentara, no sería ni de lejos tan buena ni conseguiría lo que consiguió su predecesora.
Era como una muerte anunciada. Un Sepukku que se hizo su propio creador, Mike Pizzolatto, al dejar un listón tan estratosféricamente grande que se convirtió en un muro insuperable para cualquier esfuerzo creativo que viniera después. Sobre la 2ª Temporada se ha dicho de todo. Se la ha criticado, lapidado e incluso muchos la califican como el primer gran error de su novel creador. Y todo precisamente por no estar a la altura de rascacielos que dejó su predecesora. Ahora bien, la pregunta del millón de pavos es ¿Es tan mala como dicen? Pues os lo dejaré bien clarito desde el principio. Ni por asomo. Es más, os aseguro con toda severidad que ES COJONUDÍSIMA. Y ahora os diré por qué:
Para empezar, la serie hace algo lo mejor que se puede hacer para mantener la frescura y originalidad de cualquier drama: Cambiar. Y no me refiero a limitarse con darle un cambio de ambientación o de personajes, no. Lo cambia absolutamente todo. La trama, los personajes, el ambiente en el que ambos se desarrollan y, lo que más le aporta a este cambio: La temática y su tono y su estilo narrativo. Dejamos de lado las partes más oscuras de la America profunda de Luisiana para acabar en la gran urbe de Los Ángeles. Nos olvidamos de llevar todo el peso protagónico a solo una pareja de detectives, para dársela a 4 personajes de ámbitos completamente distintos. Y pasamos de investigar un asesino en serie a zambullirnos por los delitos más sutiles, pero a la vez los más dañinos de las grandes urbes.
Un giro radical que te ofrece una temporada tan distinta que parece que estés viendo una serie completamente distinta. Es una obra dramática totalmente diferente. Y eso es otro de los grandes reclamos y aciertos que se ha hecho con esta serie. El pasar de una temporada a otra es como verse dos pelis policíacas distintas. De esa forma se logra que la serie no caiga en la repetición ni en el agotamiento en ningún momento. Y me gustaría hacer especial énfasis en el cambio tonal y temático que se ha hecho con esta 2ª Temporada, transmitiéndote sensaciones y convicciones totalmente distintas a la anterior. Esta temporada en particular se vuelca en darte una imagen de la sociedad totalmente decadente y corrupta, donde las personas más podridas y descorazonadas son las que casualmente ostentan los puestos de mayor poder y deciden cómo va el mundo. Y te lo muestra de una forma magistral
Pero uno de los logros más excelsos que alcanza esta serie son sus protagonistas. Desde cómo están creados hasta la manera en la que sus historias se intercalan. Tal y como he dicho al principio, aquí en lugar de centrarse en 2 detectives, la serie da un paso más allá y nos presenta 4 personajes de ámbitos totalmente diferentes. 4 protagonistas que lo único que tienen en común son el calibre de sus miserias personales y cuyas vidas se entrecruzan a causa del complicado caso que tienen que investigar. Unos increíbles protagonistas que prácticamente son de manual para cualquier buen guionista de cine negro que se precie.
Todos y cada uno de ellos con sus propios demonios personales que les arrastran poco a poco hacia la destrucción, que están viviendo las peores horas de su vida y que cuyo tesón, deber y buen hacer en su trabajo es lo que les mantiene a un paso de la redención. De los clásicos personajes antiheróicos y oscuros a los que se les arroja una poco de luz para que te caigan bien y te preocupes por ellos. Y para nada son un cuarteto convencional. 3 Policías y un Mafioso. Todos unidos por la causa de esclarecer el asesinato de un adinerado empresario de la construcción que podría destapar una trama de corrupción que salpicaría a las más altas esferas del gobierno de la ciudad.
Primero tenemos al detective Raymond Velcoro. Interpretado por Colin Farrell, Velcoro es un detective de la policía de Los Ángeles a tiempo parcial y un borracho y drogata a tiempo completo. Un policía cuyo temperamento brutal le costó el matrimonio, su familia y casi su trabajo por una venganza personal. Y por si fuera poco le debe favores a la mafia local y casi actúa de chivato para ella dentro del departamento. Pero sigue siendo un detective cojonudo cuyo deber por su trabajo es la única razón que le hace levantarse cada mañana. Aquí Collin Farrell tiene un careto en el que parece que ha estado esnifando el culo de una vaca y respirando su pedos durante horas, pero he de ser sincero, el cabrón se marca una de las mejores interpretaciones de su carrera.
Luego tenemos a la detective Annie Bezzerides, (Interpretada por Rachel McAdams) la cual es la locomotora del tren de vida más descarrilado que jamás haya visto. Una mujer antisocial y ninfómana que trata a sus amigos como si fueran basura y a sus parejas como ganado. Una adicta al trabajo con una familia casi tan rota como las armas de Borderlands 2 que no quiere saber nada de la gente si no es para utilizarla o follársela. Pero una mujer con un par de pelotas, fuerte y decidida que te pegaría una paliza sin despeinarse y que se aferra a su trabajo porque es lo único limpio que tiene. A diferencia de lo que podréis pensar en este momento, no odio a este personaje. Al contrario, le acabas cogiendo cariño. Porque es justo la clase de personaje que tanto ha tocado fondo, que cuando avanzan los acontecimientos solo le queda subir y volverse más tratable y humana con los demás.
El último de los policías es Paul Woodrugh (Taylor Kitsh) Un patrullero de autopistas cuya carrera se ve truncada por una falsa acusación de acoso sexual y necesita como el respirar un nuevo caso para limpiar su nombre y salvar su trabajo. Puede parecer el más santito de entre todos pero lo cierto es que es el persona más atormentado de los 3. Con un turbio pasado como contratista militar y exmercenário cuyas mierda que ha visto y hecho le han regalado una rica ración de Síndrome de estrés postraumático.
Y por último, mi favorito: Fran Semyon (Vince Vaughn) El mafioso con clase, el gansgter con estilo. El clásico capo de la mafia que, antes de ser un brutal homicida que impone sus reglas a las bandas, es un hombre de negocios que mueve los hilos con sutileza y pragmatismo. Pero que también cuando se tiene que poner cabrón y volverse Scarface se lía a reventar locales y abrir cabezas sin pensárselo. Se involucra en esta historia porque el alto cargo del negocio inmobiliario asesinado era el que le iba a proporcionar la fachada legal necesaria para retirarse del negocio con el culo limpio. Solo os diré una cosa sobre este personaje. Vince Vaughn me cae como una patada en los cojones. En las comedias donde aparece no da gracia y las pelis serias que protagoniza da Risa. Pero aquí SE REDIME POR COMPLETO. Se marca un puto personaje que da miedo y al mismo tiempo crea escuela de lo carismático que resulta. Mitad asesino, mitad Negociante. Con este personaje ya ha bastado para que Vaughn se gane todo mi eterno respeto.
Dicho esto, recapitulemos: Tenemos 4 protagonistas atormentados, decadentes y sombríos que les une la investigación. Todos y cada uno de ellos con perspectivas, motivaciones y formas de proceder diametralmente distintas, unidos para resolver el caso. ¿Seguro que a estas alturas no os suena de nada? ¡ES L.A. CONFIDENTIAL, COÑO! Varios protagonistas con sus propios problemas que no tienen nada en común, juntos para resolver un peligroso caso que salpica de corrupción hasta el propio departamento. ¡Es putamente genial! Es como si la clásica historia de James Ellroy se hubiera trasladado y modernizado al Los Ángeles de la actualidad. Y si a ello le sumamos todos los ingredientes que suman cada uno de estos variados y oscuros personajes y su más sombría y deprimente ambientación, tenemos el más puro cine negro moderno ante nuestras narices. Eso es lo que es: Cine Negro y policíaco del bueno y modernizado.
Y aunque esto es más que mi entera opinión subjetiva que otra cosa, me ha gustado mucho más la clase de delitos que se persigue aquí que en la anterior temporada. Los delitos más perjudiciales para la sociedad y los que están de total actualidad: Los Crímenes de cuello blanco. Si, al principio comienza con un asesinato, pero poco a poco el cuarteto protagonista desvela una trama de corrupción bestial que enraíza con los ámbitos más poderosos de la ciudad. La jefatura de policía, el ayuntamiento, políticos influyentes y empresarios poderosos. Todos están implicados en algún chanchullo turbio que incluye el chantaje, los sobornos, la prostitución de lujo, el blanqueo de capitales…
Y no os lo voy a negar, me encanta. Adoro que se le haya dado especial énfasis a este ámbito de delito, especialmente porque es en el ámbito donde muchos de sus perpetradores consiguen salirse con las suya gracia a su dinero, poder e influencia. Y donde las personas justas que persiguen este tipo de delitos son perseguidos como si ellos fueran los criminales. Esto es precisamente lo que pasa en la serie, cuando el elenco protagonista se está metiendo demasiado hondo en el fango de la corrupción, acaban sufriendo el castigo, la presión y la despiadada persecución de los más poderosos e influyentes de la ciudad ya sea para dimitir, alejarse del caso o para silenciarlos. Un tema muy cercano que nos atañe demasiado de lleno. Joder, solo falta cambiar Los Ángeles por el ayuntamiento de Madrid y la sede del PP y tendríamos a viva imagen realista de nuestro país. El arco argumental de la corrupción tanto delictiva como moral del ficticio condado de Vinci, es todo un certero acierto.
Y a pesar de que en temas de rodaje y cinematografía no se consigue sorprender al espectador con ninguna escena increíblemente memorable, (Aquí ya no tenemos más plano-secuencias acojonantes que dejan el corazón en un puño) tenemos un par que acabaron por sorprenderme bastante. 2 escenas oníricas en los que vemos los sueños más surrealistas de Velcoro. Pero la mejor escena sin duda sigue siendo el angustiante tiroteo en mitad del barrio más chungo de South Central a mitad de la serie. Un asalto en donde se capta a la perfección toda la locura, el caos y el sinsentido de una situación así. Un tiroteo estresante en donde los policías caen como moscas en un parpadeo, los civiles mueren por el fuego cruzado y los agentes sobrevivientes no tienen puta idea de cómo reaccionar y están cagados de miedo. Es crudamente realista. Ahí la tensión es tan bestia que puede reventarte una arteria. Pero seamos objetivos, no llega ni de lejos a la absoluta magnificencia en cinematografía que consiguió la plano-secuencia de la 1ª Temporada. Esto es una verdad como un templo y sería de idiotas el negarlo.
Pero la serie no es tan perfecta como la vendo y tiene sus fallos y cagadas bastante sonoras. Muchas de las cuales se merecieron todo el aluvión de críticas que se llevó la serie. Como un ritmo excesivamente lento de los primeros capítulos y luego un ritmo excesivamente rápidos de los últimos para compensarlo. Pero a mí personalmente no me supusieron un problema. Lo único que encuentro criticable a eta serie fue su desenlace. Un final que encuentro demasiado trágico. No me malinterpretéis, me gustan los finales trágicos como a todo hijo de vecino sobretodo por la belleza poética que algunos evocan y por el hostión de realidad que ellos suponen. Y aunque en este caso consigue ambas cosas, es un final forzosamente trágico.
Me explicaré sin entrar en spoilers. Cuando me refiero a un final forzosamente trágico, me refiero a que muchas situaciones se las ha forzado muy artificialmente a que acaben en el peor devenir posible. Momentos en los que perfectamente las consecuencias podrían haber sido perfectas para los protagonistas pero cuyo descaradísimo guión fuerza de una manera tan absurda un desenlace trágico que roza el topicazo. Tan forzado sienta que rozan el cliché. Ya sabéis, la típica situación en la que el bueno tiene la oportunidad de escapar de todo, de dejar toda la mierda atrás y salir indemne si lo hace ahora, pero decide que “Aún hay tiempo para hacer algo más” y acaba cagándola de plano. O el más clásico pero no menos original tópicazo de prota que podría salvar su vida si se calla la boca, pero “Peca de Orgullo” y le cuesta su pellejo. En serio, la retahíla de topicazos que tiene el desenlace es tan bestial que su pestazo a cliché barato y de guión vago es tan fuerte que tira para atrás.
Pero no por tener un final que no ha sido tan bien llevado como debería, deja de ser un fantástico final que me dejó anonadado y aplaudiendo a su creador. Es uno de esos finales que, a pesar de tirar de excusa pobremente desarrollada, es un final evocador y bello que saca las mejores dotes de dirección artística de su creador. Por lo que tampoco es algo que afea la serie por completo. Comparar esta serie con su primera temporada es ya cometer el primer error. Es muy buena en méritos propios, pero no podemos compararla con la anterior, son productos totalmente distintos. Como conclusión solo puedo decir una cosa: No es ni mejor ni peor, simplemente es Diferente. Su único delito fue salir a la sombra de una inmejorable primera temporada. Pero si la veis de vacío, os encontraréis con una serie policíaca muy buena, que ha sido criminalmente infravalorada.
Y esto es todo. Espero que con eso hayáis conseguido valorar la serie de forma distinta y mirarla con otros ojos. Un Saludo.