Ficha Técnica:
-Año: 2017
-País de Origen: E.E.U.U.
-Dirección: Dennis Villeneuve
-Producción: Broderick Johnson, Andrew A. Kosove, Cynthia Yorkin, Bud Yorkin y Ridley Scott
-Guion: Hampton Fancher y Michael Green
-Historia: Hamton Fancher
-Música: Hans Zimmer
-Fotografía: Roger Deakins
-Edición: Joe Walker
-Basado en la Novela: ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? De Phillip K. Dick
-Reparto: Ryan Goslin, Harrison Ford, Ana de Armas, Jared Leto, Sylvia Hoeks, Robin Wright, Mackenzie Davis, Carla Juri, Lennie James y Dave Bautista
Ha pasado más de un mes desde su estreno, me la habré visto ya 3 veces y aun así, no me considero del todo preparado como para juzgarla. Una películaza de esta envergadura, secuela directa de la que se ha considerado la cúspide del cine de ciencia-ficción en estos últimos 30 años, no es poca cosa que digamos. Y creo que lo mejor que se podía hacer en estas tan extraordinarias circunstancias, era dejar madurar mis pensamientos sobre ella lo suficiente como para desarrollar una crítica que la hiciera justicia. Valiente excusa para decir que me he estado tocando los cojones durante todo ese tiempo, peeero el momento ha llegado para analizarla como se merece.
Hablemos claro, Blade Runner 2049 no es perfecta. ¿Pero quién puede asegurar que una película es del todo perfecta? Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra, ¿No? La cuestión es si los fallos que la alejan de la perfección son más evidentes que sus logros. Saber juzgarlos sin sobredimensionarlos es el núcleo duro del buen criterio de todo crítico. Pero claro, al ser una cuestión tan subjetiva y abstracta, una persona le dará más importancia a ciertos puntos y otra se le dará a otros. Y esta es la ocasión más jodida para la interpretación subjetiva. Porque una película con un peso tan grande como tener la mejor película de ciencia-ficción moderna a sus espaldas, hará que no llueva a gusto de todos. Pero os puedo asegurar que, aun siendo una cinta divisiva, es una obra maestra incuestionable que si bien no consigue llegar a todo lo que logró su antecesora, es una cinta encomiable la mires donde la mires.
Blade Runner 2049 si lo piensas es una peli que no tendría razón de ser. Lo primero que a uno le viene a la cabeza cuando esta fue anunciada es: “¿Por qué?” “¿Qué sentido tiene?” Blade Runner ya era casi lo más parecido a la perfección, no necesitaba complementos, ni esos 8 putos montajes distintos y lo que menos necesitaba era una secuela. Blade Runner es una ejecución impecable de buen cine en todos sus aspectos. Cinematografía, narrativa, guión, banda sonora… Y ahora 30 años después, nos viene una secuela que no solo tiene que pelear contra la inmensa sombra de la original, sino con el mayor de sus Handicaps: Justificar su propia existencia. Una cinta forzada desde el comienzo a tratar de convencernos que, después de una peli inmejorable, aún queda historia por contar.
¿Y que hace Dennis Villeneuve ante esto? LO QUE SALE DE LOS COJONES. Respetando el material original sí, pero haciendo lo que le salió del nabo. ¿Y sabéis una cosa? Es lo mejor que podría haber hecho. En una época en la que no paramos de tener secuelas, remakes, reboots y soft reeboots que no aspiran nada más que a ser una actualización con mejores medios que trata de recapturar sin éxito lo que hacía grande a la original, por fin podemos presumir de una secuela de un clásico que se nota como un producto distinto, sin ser demasiado alejado, pero con suficiente frescura como para sea una película única y original. Una cinta que la juzguemos pro lo que es en sí misma y no por ser secuela de, continuación de tal o remake de lo otro. Y coño en una secuela de un clásico de hace 30 años esto es algo inmensamente loable.
Pero tampoco comete el error de desligarse del universo que su antecesora y Phillip K. Dick han desarrollado. Al mismo tiempo que es una obra original, también es una película religiosamente respetuosa con la original. Todo lo que orgullosamente caracterizó al filme de 1982 está en Blade Runner 2049. Su marco CiberPunk, el estilo Neo-noir, el thriller detectivesco, los temas filosóficos y preguntas existencialistas, los dilemas tecno-éticos, etc… Todo se respira puro Blade Runner. Parecerá raro de cojones, pero solo Villeneuve ha conseguido lo que parecía imposible. El perfecto equilibrio entre conseguir una película original que puede juzgarse como ella sola, pero respetando con seriedad el material original de su predecesora.
Mientras nos vemos abrumados con tantos refritos, soft-reebots y secuelas que, obsesionados por replicar al dedillo la esencia del original, acaban de darse la hostia padre precisamente porque bajo esa filosofía, acaban sintiéndose como la misma película pero peor acabada, con Blade Runner 2049 podemos agradecer que tenemos algo nuevo que disfrutar, algo que se siente fresco y propio, no una revisión moderna de la misma puta historia con mejores efectos especiales y croma verde. Villeneuve se ha valido de Blade Runner 2049 para contar su propia historia y al mismo tiempo su historia ha respetado concienzudamente el universo de Blade Runner y todo lo que representa.
Cinematográficamente exquisita, Blade Runner 2049 es lo más próximo a una obra de arte pictórica en movimiento, un hermoso cuadro impresionista de Monet fotograma a fotograma. El dúo de Villeneuve en Dirección y Roger Deakins en fotografía consigue que esta película sea un placer visual incontestable. Desde el comienzo hasta el final toda la cinta es un enorme logro en pretensiones artísticas. Escenas hermosas donde admiramos el más ejemplar ejercicio de buen cine. Puro caramelo visual, esa es la mejor forma de describir el exquisito uso de su cinematografía.
Pero es una cinta que cuyo valor cinematográfico va más allá de mostrarnos “Lo bonico que se ve todo” Porque la fotografía, la iluminación y sobretodo el uso del color llevan consigo una imprimación emocional que nos informa, por no decir nos induce empáticamente, a sentir y a percibir de determinada manera. Con la pureza de colores blancos y cristalinos de la comisaría del LAPD y de la corporación Wallace nos indica lo artificial y aséptico de dicho mundo; Con la oscuridad, suciedad y neón de las calles de Los Ángeles nos sumergimos de lleno en la decadencia urbana y sordidez de dicha ciudad; Con ese naranja tan abrumador que nos invita a perdernos en el vasto yermo de la antigua Las Vegas… La cinematografía de esta película es otra protagonista, un cómplice de los estados anímicos de los personajes, de las situaciones donde se encuentran y un compañero de viaje para el espectador que le embriaga a cada minuto y le hace partícipe del marco en el que se desarrolla la cinta.
Pero esto es lo que me lleva a la primera salvedad de la cinta. El filme de Villanueve es tan consciente de la hermosura de su cinematografía, que no se corta en regodearse bien fuerte con ello, perjudicando al ritmo de la propia película. Escenas y situaciones que podrían haberse solucionado en minutos, te las estiran salvajemente para que prestes toda la atención al bello marco en el que se desarrollan, convirtiéndola en una cinta que peca de ser muy parsimoniosa. 3 Horas de planos majestuosos, bellos parajes, hermosa atmosfera y cautivante fotografía son geniales sí, pero siguen siendo 3 Horazas de escenas que no mueven el argumento, no aportan nada a la trama y no desembocan en nada. No es que la película sea estilo sobre substancia, pero cuando ves que te estiran el chicle tanto para restregarte constantemente “lo bonico que se ve todo” en una película cuyo argumento central es bastante simplón y se resuelve en menos de hora y media, sí que te da esa sensación.
La Blade Runner original no adolecía de este problema, también era un hermoso portento cinematográfico que enamoraba a la vista, pero en menos de 2 Horas ya te mostraba escenarios, planos y marcos excelentes, mientras que te desarrollaba un argumento superior, con mayor profundidad y complejidad tanto filosófica como psicológica y aunque el núcleo duro del argumento también era lo más simple y directo del mundo, cumplía su función. Y en menos de 2 horas. No es absolutamente necesario estirar tanto el carrete por muy hermosa que sea tu cinta porque con ello corres el riesgo de abusar de la paciencia del espectador.
¿Pero sabéis qué? No tengáis muy en cuenta esta crítica, consideradla más como un apunte menor. Porque algo que sabe todo buen cinéfilo es que cada película es un mundo diferente y cada película tiene su propio ritmo con el que juzgarla en consecuencia. Si tan lunático nos parece exigir el ritmo de Transformers a El Padrino, igual de ridículo resultaría exigir el ritmo de la Blade Runner original a 2049. Cada película tiene el ritmo con el que se ha concebido y el único que puede decidir si este era más acertado o no es aquél que la ha dirigido. De ser así, y juzgar todas las pelis por su ritmo, jamás soportaríamos las 4 horazas que dura Érase una Vez en América y nos moriríamos con una peli de Las Von Trier… Puede pecar de ser un poco lenta y parsimoniosa, sí, pero cuando tienes una película que te invita a cautivarte con sus entornos, quejarse de esto es casi un pecado.
La banda sonora de la película también está a casi tan gran nivel como su presentación. Hans Zimmer firma unas de sus mejores composiciones tratando de imitar el estilo retrofuturísta y de sintetizadores electrónicos tan característico de Vangelis. El problema es que esta resulta muy inferior a los trabajos de Vangelis por una razón bien sencilla…NO ES VANGELIS. Nadie puede imitar su estilo de Blues RetroFuturísta sintetizador electrónico hipermegaguay como él. Esto es así y punto. Pero al menos gracias a tratar de imitar su estilo, esta película cumple un milagro… Hacer que Hans Zimmer deje de meter putas bubucelas y ruidos de motor como banda sonoras (Bueno, la mayoría de las veces… Porque hay algunos momentos que de tanto BROOOOOOOOM no sabía si estaba escuchando la banda sonora de BR2049 o el motor de una Kawasaki de 125Cm Cúbicos)
Respecto al argumento central, aunque me dio la sensación en un principio que era demasiado simplista y escueto en comparación con la original, lo cierto es que acaba siendo tan cercano a la original en su desarrollo que no tiene nada que envidiar a esta. Esto es a lo que me refería con que Villeneuve respetó la esencia de la primera Blade Runner: El énfasis de thriller detectivesco y género neo noir. Al igual que en la primera, seguimos las andanzas de otro Blade Runner llamado K (Ryan Goslin) en su investigación por desenmarañar un complicado caso que puede tambalear los cimientos del complicado orden y estatus quo donde se apoya la tumultuosa sociedad en donde convive. Según nuestro dedicado detective va averiguando pistas sobre el caso, según vamos averiguando nosotros aspectos centrales de la trama. Y lo genial es que al igual que la obra magna de Scott, 2049 replica a la perfección el esquema de novela negra y thriller policíaco que tanto poblaban las publicaciones de revistas pulp clásicas o las propias cintas de cine negro de principios de siglo XX, con un marco futurista y ciberpunk.
Ya sabéis como va dicho esquema. Detective duro pero solitario, en una ciudad plagada de decadencia y sordidez, con un talento natural para investigación, que acaba metiéndose en un caso que le viene demasiado grande y puede hacer peligrar su vida, pero que es demasiado obstinado y cabezota como para rendirse y dejarlo pasar. ¿Y qué queréis que os diga? Llevamos casi un siglo viendo y leyendo este tipo de trama, pero coño es algo que me encanta porque es algo que siempre ha caracterizado la novela negra. Y no debemos olvidar que eso es justo lo que es Blade Runner: Un película neo noire y thriller detectivesco con un marco futurista y ciberpunk y aspiraciones filosóficas complejas. Y Villeneuve ha captado y reintroducido esto al dedillo. Villeneuve comprendió que simbolizaba Blade Runner y lo ha recapturado con su propia historia. Tanto es así que, a pesar de tener que haberse visto forzado a reconectar con los personajes y acontecimientos de la primera, Villeneuve ha respetado religiosamente uno de los mayores enigmas de la primera parte (Ya sabéis a cual me refiero) Porque el sabe tan bien como yo y como el resto de los fans, que revelar el secreto de cierto personaje, sería como decirte que “Los Reyes Magos son los Padres” habría perdido su misticismo y su gracia.
Claro que, esto tampoco está exento de errores. Porque como ya os dije, un pensamiento y sensación que siempre me han ido acompañando en la película con cada visionado, es la simpleza tan forzadamente escueta de su argumento. Todo el argumento central es tan simple y previsible que, a pesar de tener giros de guión y un par de sorpresas, son cosas que te las hueles al kilómetro y medio de distancia. Da la sensación de que todo nos los dan masticadito y por pasapuré para evitar que nos perdamos, como si nos tomaran a la audiencia por idiotas que no saben seguir una simple trama de conspiración y thriller policial. No puedo evitar quitarme de encima esa noción de “Pandering” atroz donde parece que nos llevan cogiditos de la mano hasta el siguiente evento conflictivo de la trama. No voy a decir que en la primera no pasaba esto, porque también no dejaba de ser una historia simple, pero coño es que aquí sientes que es demasiado descarado.
Respecto a la reflexión subyacente en la película, aunque me posiciono firmemente en que la original abordaba temas filosófico-existencialistas mucho más profundos y complejos que esta que nos ocupa, Blade Runner 2049 tampoco se queda atrás y no decepciona aportando su granito de arena y ofreciéndonos reflexiones muy distintas pero igualmente interesantes. Con la que me quedo es el tema recurrente de “¿Te crees que eres Especial?” Esta película si algo consigue es dar un soberano hostión con la mano abierta al mito del individualismo de creer que cada persona tiene un valor y singularidad que los hace únicos e irrepetibles. “¡Pues que te jodan!”, dice la peli, no eres más que el engranaje de una maquina mal engrasada que es la sociedad y nunca vas conseguir nada trascendente en tu vida por mucho que lo intentes. Eres insignificante, un insecto más de la gran colmena que es la corrupta civilización y tú vida a nadie le interesa un carajo.
Otra lectura que se puede sacar es lo que yo llamo “El Amor Prefabricado” o “La humanidad artificial” si lo prefieres. Es muy interesante a la par que sobrecogedor ver que el personaje más cálido, más empático y por ende más humano resulta ser la inteligencia artificial holográfica (Ana de Armas) que acompaña a K en toda la película. El único personaje que actúa realmente con la emotividad y apego de un ser humano, es una máquina. Mientras toda la humanidad funciona y espera que los demás funcionen con la eficiencia y frialdad de una máquina, son los replicantes y las IAs las que suelen tener los mejores vestigios de humanidad. Mientras la humanidad se ha deshumanizado, las máquinas son el último remanente de la humanidad. “Más humanos que los humanos” ¿Verdad?
Te hace ahondar sobre una pregunta igualmente profunda y trascendente ¿Qué es lo que verdaderamente nos hace humanos? ¿Las emociones? ¿El querer proteger a los demás? ¿La capacidad de amar? ¿O la capacidad de crear vida a partir del amor? Son esa clase de preguntas que cuando te las evoca una película, sabes que estás ante un filme que puede mover verdaderamente el pensamiento con un valor reflexivo encomiable. Si hay algo que te deja claro esta película es que la humanidad en aras el progreso ha tenido que sacrificar muchas cosas y una de ellas ha sido su propia humanidad. En una realidad fría, dominada por una gran masa calculadora, donde todo son estadísticas, el posicionarte por replicantes que luchan por su derecho a su individualidad y su humanidad, es la opción más sensata. La película nos dice que la tabla rasa para medir la humanidad del hombre, termina cuando el hombre se deja de preocupar por el hombre.
Aunque toda esta reflexión subyacente se va un poco al traste cuando te das cuenta que el argumento a pesar de su simplicidad, está repleto de fisuras. Otras intencionadas, y otras no. A lo largo de la película se dan pié a muchas tramas y arcos de personajes, que piensas que van a tener un desarrollo, pero luego acaban desembocando en nada. Y sobretodo muchas incógnitas en el aire y preguntas sin respuesta al terminar la cinta. Y no me refiero a incógnitas que nos inviten a reflexionar como las antes descritas, hablo de agujeros de guión e incongruencias argumentales (Aunque leves y prácticamente imperceptibles para la trama principal) que lastran el valor y solidez narrativa del filme. Y tampoco es en plan de tener que buscarlas o esforzarse en buscarlas demasiado, son preguntas que cualquier se haría utilizando el sentido común. Tampoco os estoy hablando de agujeracos de guión tipo Alien Covenant que rivalizan en profundidad con la fosa de las Marianas, pero si unos cuantas leves fisuras que te hacen preguntarte demasiados “¿Por qués?”
Y lo más sangrante de todo: La cinta termina con un cliffhanger irresoluble que se siente tan forzado y fuera de lugar que te deja una sensación de BloqueaPolla total. Bien es cierto que esta era la intención de los responsables al tratar de hacer que Blade Runner fuera una saga. Pero os aseguro una cosa. Por muy intencional que sea el dejar un final inconcluso buscando una secuela fácil, sigue siendo un final inconcluso que va a dejar insatisfechos a los espectadores. Es la misma patada en los cojones argumental que estamos acostumbrados a ver en los videojuegos pasándose al mundo del cine. Y eso es vago, poco profesional y un insulto a la inteligencia del público. Porque no hay peor sensación para un espectador que el arrebatarle el privilegio de tener una sensación de cierre, de conclusión y desenlace.
Lo mismo que digo en los videojuegos con este problema, es lo mismo que se aplica aquí: Si quieres hacer una secuela, adelante, cojonudo ¡Pero respeta la integridad narrativa de la película que estás haciendo coño! No hay necesidad de descuartizar momentos clave de la trama de la película, solo por forzar una secuela. Cada película debe tener su propia historia contenida, cerrada y sobretodo CONCLUYENTE. Una buena película debe ser una película en sí mísma, no parte de otra película. Céntrate en crear una buena historia para la película que te toca, darle un buen cierre y ya te centrarás en la historia de la secuela después. Hay Cliffhangers que funcionan, que son necesarios y que se integran en la trama porque aparecen muy al final de esta, sin que repercuta en su argumento principal, porque da pié a una historia aún mayor de la que se acaba de contar. Pero ese es el elemento diferenciador: Dar pié a una nueva historia cuando la anterior terminó. Cortar abruptamente la trama de esa manera es vago, rastrero y evidencia absoluta de un pobremente desarrollado guión.
Pero a pesar de la agridulce sensación que me dejó su final ParaPolla, sus múltiples incógnitas y sus arcos inconclusos, en líneas generales la cinta no se resiente demasiado por ello y sales del cine con la firme convicción de que a Blade Runner se la ha hecho justicia con una secuela digna. Digna, esa es la mejor palabra que se puede usar para describir esta película. Quizá no consiga abordar los temas filosófico/existencialistas de sus predecesora, quizá no consiga tener una trama tan conclusa y sin fisuras como debería, quizá para algunos les parezca demasiado parsimoniosa, pero de lo que no se puede discutir es que es una secuela digna que ha tenido la entereza de traer algo diferente a la palestra, pero respetando con pregor su antecesora en absolutamente todo lo que consiguió y representa.
Una película que, si bien no podrá convencer a todo el mundo, es lo mejor que se ha podido hacer a una de las películas más respetadas de todos los tiempos, teniendo en cuenta que se ha hecho 30 años después sin que nadie lo pidiera, ni nadie lo necesitara. Y es lo mejor que se ha podido hacer en un momento donde remakecuelas y rebooteos sin alma los hay a puñados. ¿Qué te sigue gustando más la original? Pues quédate con la original. Yo me quedo con la original y también con el honorable y magnífico trabajo que ha hecho Villeneuve al equiparar su cinta con la prácticamente inalcanzable empresa de estar al nivel con la mejor película de ciencia-ficción de todos los tiempos. Digna, respetable y a la par.