Es fascinante el comprobar cómo puede cambiar un juego al cambiar tú la forma de jugarlo. Juegazos como este, que siempre te ofrecen múltiples maneras de abordarlo, cuando los juegas de forma distinta te acabas encontrado con juegos prácticamente distintos. ¿Pero puede llegar a darse el caso de que un cambio en la forma de jugarlos, refleje un cambio de personalidad en el individuo que los juega? Porque eso es justo lo que me ha ocurrido con Human Revolution. Encontré una experiencia tan distinta de cuando lo jugué por vez primera, que me di cuenta de que yo me había vuelto un tío bien distinto.
5 años han pasado desde que lo completé en Xbox 360 y no puedo dejar de pensar en lo mucho que parece haber cambiado el juego desde entonces y lo mucho que he cambiado yo además. Y si todas esas sensaciones te puede regalar un juego que ya tiene sus casi 6 años, no podemos negar que es una joya que envejecido como el buen vino. ¿Pero qué hay de cierto tras esa afirmación? ¿Ha aguantado bien el tipo tras estos años? Mayor importancia que cobra esta pregunta si tenemos en cuenta que ya hace su tiempo en la que su directa secuela salió al mercado y yo bien que la he disfrutado. Por ello, tras haberme rejugado de cabo a rabo la Director’s Cut, creo que ya va siendo hora de realizarle un análisis comparativo en profundidad examinando todo lo que significa y significo Human Revolution.
De la historia poco se puede decir ahora que no se haya dicho ya. Ponerse a alabar la magnífica historia y trasfondo de Human Revolution a estas alturas sería tan obvio que acabaría siendo redundante. Human Revolution sigue siendo esa genial amalgama de cyberpunk y ciencia ficción puros entremezclados con tramas de espionaje industrial, guerra corporativa y teorías de la conspiración por todas partes. Sigue siendo ese maravilloso ensayo filosófico hecho videojuego que aborda cuestiones existencialistas y trasnhumanistas con enorme profundidad y calado. Vale que ni de lejos llegue a ser todo el pajote mental que supuso el primer Deus Ex, pero no deja de ser loable todo aquello que en estas cuestiones nos ofreció.
De entre toda la historia, trasfondo y personajes, sigo quedándome con las cuestiones existencialistas, sociales y humanistas que despliega: De si es lícito lícito el progreso tecnológico descontrolado. Si la humanidad abandonaría toda su esencia en favor de la tecnología. ¿En qué momento termina el ser humano y empieza la máquina? De si seríamos esclavos dependientes de la tecnología que en un primer momento fue concebida para facilitar nuestra vida. Y la pregunta más importante acerca del transhumanísmo: ¿Aceptar nuestras limitaciones como seres humanos es lo que realmente nos hace humanos? O como seres humanos, ¿Estamos obligados a sobrepasar nuestras limitaciones y a progresar en aras de mejorar nuestra condición humana?
No se vosotros, pero todas estas cuestiones son más ricas y profundas que los temas de racismo y exclusión social tan pobremente desarrollados de Mankind Divided. Que no es que no sean interesantes, el problema es como los abordó. De forma muy simplista y superficial por desgracia, quedándose en un mero tonteo con esos temas y no en una reflexión más compleja. Por ello yo diría que en el tema de trasfondo, historia y temas subyacentes le gana Human Revolution de calle.
Tirando ya para su apartado jugable, Human Revolution sigue siendo la sinergia jugable de Sigilo/Conversación/Rol/Exploración que consiguió enamorarme años atrás y que me sigue fascinando a día de hoy. El reino simbiótico de los 4 elementos que más me gusta ver juntos en un videojuego: HUSMEO/POLITIQUEO/ROLEO Y AVENTUREO. Un matrimonio perfecto a 4 bandas que debió de ser extraordinariamente difícil de concebir para que no acabase en ruptura. Pero que te hace disfrutar del juego 4 veces más. Comenzando por las conversaciones y desafíos de politiqueo, lo primero que noté fue una mayor presencia de estas en gran parte del juego. Y aunque Mankind Divided también tenía sus momentos de politiqueo en donde podías convencer a la gente valiéndote solo de tu labia y perspicacia, es en Human Revolution donde estos desafíos y eventualidades conversacionales aparecen en mayor grado.
Y yo en este aspecto soy un claro partidario de cuantos más mejor. Porque cada una de las veces que consigues convencer a alguien para que alga algo acorde con tus objetivos, te sientes como un negociador excelso, tenaz político manipulador o experto psicólogo de la emoción. Nunca se vuelve anticuado ni se vuelve repetitivo. El lograr embaucar y convencer a un NPC como tú quieras siempre te regala esa sensación tan genial y gratificante de ser un puto amazo que ha logrado su objetivo sin cadáveres ni pegar ni un solo tiro.
Incluso yo diría que las situaciones de politiqueo y eventos conversacionales son mejores también en calidad. Desde el primer nivel podemos convencer con nuestra labia a un terrorista que libere los rehenes y solucionar la situación sin bajas, convencer a un tío de que no se suicide, hasta de lograr convencer al malo maloso chungo de turno de salvar al mundo antes de que este decida destruirlo. ¡Joder si hasta podemos conseguir que un político diga la verdad por una vez! Algo casi imposible y solo al alcance de los mejores embaucadores de la Tierra, de aquellos que pueden convencer a decenas de personas para que se compren Aliens Colonial Marines…
Esos momentazos son jodidamente magníficos y la sensación tan enorme de realización y competencia que te dan, jamás se pierde por muchas veces que lo hagas. Recomiendo abordarlos sin ninguna clase de mejora o augmento conversacional, porque coño, entonces no lo logras tú, quien se lo ha currado es la máquina por ti. Además, resulta un buen ejercicio de entrenamiento para poder practicar habilidades de negociación. Parece una gilipollez, pero de lo que te vales aquí para convencer en los NPCs en estos eventos es de inteligencia emocional pura y dura. Exactamente de lo mismo que estudie en psicología criminal. Lograr leer e interpretar las emociones y estados anímicos de la persona según cómo responde y se comporta y tratar de anticiparse a sus reacciones y aprovecharlas en consecuencia para lograr un cambio de comportamiento. El analizar la conducta de un tío y convencerle para que haga lo que tú quieres te hace sentir como un puto SemiDios, maestro de la manipulación y sugestion psicológica. Y cuantas más veces lo haya mejor. Por esa razón tan simple Human Revolution sigue siendo superior en ese aspecto.
Con lo que se refiere a sus posibilidades jugables, Human Revolution sigue siendo un vasto estanque de jugabilidad que te ofrece en cada misión un amplio abanico de opciones para abordarla de la forma que más te plazca. Fue justo en este ámbito donde noté que estaba jugando a un juego distinto al darme la posibilidad de jugarlo de forma distinta. Cuando lo jugué por vez primera iba disparando a todo Cristo, reventándolo todo a tiros sin contemplaciones. Y aunque cuando daba salida a mi vena homicida resultaba tan gratificante como cualquier otro juego, es jugando en sigilo donde se aprovechan más todas las posibilidades del título y donde tienes un juego 10 veces más complejo y profundo con el que deleitarte.
Al igual que en su secuela, si juegas con sutileza y con inteligencia, Human Revolution ofrece cientos de alternativas sobre cómo encarar la misión. Puedes cazar sigilosamente a los enemigos, o infiltrarte sin ni siquiera haber molestado a nadie ni haber sido detectado. Si aprovechas el mapa, este te regala puñados de opciones para lograr tu objetivo. Acceder al lugar a través del tejado, ventanas o cristaleras, encontrar una ruta secreta por las alcantarillas, encontrar una pared débil con la que abrir un boquete que nos abra paso hasta la puerta trasera… O siendo más sofisticados y astutos, encontrando la llave o la manera de entrar directamente sin levantar sospechas como un auténtico profesional. La misión en la que tenías que infiltrarte en el club de Hensha es el perfecto ejemplo. Puedes encontrar una forma de colarte sin pagar entrada, sobornar a alguien para entrar, o si eres listo, encontrar una entrada con la que poder acceder sin restricción.
Y todo ello sin ninguna clase de ayuda, indicación o pista que del juego que te lo sugiera. Todo lo que haces, lo haces por iniciativa propia y todo lo que descubres, lo haces por propios méritos. Lo que averiguas y aprovechas en tu experiencia de juego, lo has conseguido averiguar tú y nadie más. Esto es lo que me encanta de Human Revolution y Mankind Divided, no te toman por idiota ni te llevan constantemente cogidito de la mano. Te da libertad total para averiguar cómo avanzar en el juego. Te da el puzzle y las piezas, pero no te dice como juntarlas. Y eso es justo lo que consigue regalarte la experiencia más gratificante que un juego puede ofrecer: Sensación de Competencia. De que ha sido tu inteligencia, esfuerzo e ingenio lo que te ha llevado hasta el final. De que te lo has currado tú y nadie más. No hace mucho esto era más la norma que una rara excepción, por lo que debemos luchar con todo nuestro empeño porque esto se vuelva un estándar de todos nuestros juegos y no un milagro aisaldo por el que debamos dar gracias a los Dioses.
La experiencia de sigilo del juego sigue siendo tan exigente y redonda que no tiene que envidiar a la de un MGS, Splinter Cell, Thief u otro de los muchos grandes del género. Como ya dije, con tal de aprovechar las ventajas y posibilidades del mapeado ya podemos infiltrarnos y husmear sin ser detectados hasta llegar a nuestro objetivo, o cazar con eliminaciones cuerpo a cuerpo cual depredador silencioso a todos los enemigos de forma letal o no letal. Y sorprendentemente he disfrutado más pasándome el juego así, porque te las tienes que ingeniar y esforzar cada vez más para solucionar cada situación sin cadáveres (NO ME PUTO RECONOZCO) Pero no todo en este aspecto es impecable. Pues cuando has jugado su secuela recientemente, empiezas a notar más acusadamente las carencias que sufría su predecesor en este aspecto.
Y es que para poder eliminar a los enemigos y cazarlos sigilosamente como a mí me gusta, solo puedes hacerlo con eliminaciones básicas por la espalda. Cuanto se notan todas las comodidades de los juegos actuales que ya casi damos por supuesto cuando jugamos a un título que las carece. Cuando juegas a Mankind Divided ves que tienes un amplio espectro de movimientos de eliminación que beben de los estándares de los mejores juegos de sigilo modernos. Eliminaciones en esquinas, cornisas, desde arriba, en caída, etc… Todas esas clases de eliminaciones y acciones sigilosas son las que brillan por su ausencia y se echan de menos en Human Revolution. Recordemos que sigue siendo un juego de 2011. Y aunque el sigilo es genial de por sí solo, habría sido meterle estas mecánicas ya básicas y obligatorias de los juegos de sigilo actuales y hubiéramos teniendo una experiencia impecable.
Y estas carencias también se notan incluso en las oportunidades jugables y movimiento de los mapas. Mankind Divided con tal de darnos la chorrada de ofrecernos la oportunidad de agarrarnos a bordes y salientes, ya nos ofrecía un mayor grado de verticalidad en su exploración que redondeaba completamente su experiencia. Por eso, de tener que elegir, me quedaría con Mankind Divided al ser el que incorpora todos aquellos elementos básicos y mejoras que nos ha dado la industria a lo largo de estos últimos años para tener así la experiencia Deus Ex más impecable, pulida y perfecta que se haya podido concebir hasta la fecha.
Pero claro, resulta imposible hablar de comparaciones entre Human Revolution y Mankind Divided sin atenernos a todo el continedio y duración entre ambos. Aquí sí que sale ganando de calle Human Revolution al ser el que te ofrece más localizaciones y escenarios completamente abiertos y explorables con decenas de chanchullos y secundarias para realizar. En Human Revolution podremos movernos, y husmear tanto por las calles de Detroit como por las de la ficticia ciudad flotante de Hensha en China. Todas ellas con sus callejuelas, alcantarillas, avenidas y viviendas que alojan cientos de secretos en ellas. Secretos que esperan a ser descubiertos e investigados por nosotros. No en vano la exploración es uno de los elementos más gratificantes del juego.
Pero más importante es que, al mismo tiempo, son ciudades vivas llenas de gente con sus propios problemas y asuntos. Asuntos en los que puedes tomar partido y que se convierten en misiones que puedes abordar. De manera que puedes ejercer influencia y repercutir en las vidas de las personas y los acontecimientos de la ciudad. Esa Narrativa emergente en el que tu puedes influir en los acontecimientos que te rodea es algo alucinante que siempre es bienvenido. Aunque esto es algo que se daba en mayor media en Mankind Divided, donde el juego solo se desarrollaba en la ciudad de Praga. De manera que este último compensaba su falta de localizaciones y variedad con una mayor complejidad y profundidad con su trasfondo. Por lo que ninguno de los 2 podría decirse que fuera mejor o peor en este aspecto. Human Revolution era más variado, mientras que Mankind Divided era más enfocado.
Pero si hay un cagada e hijaputada que es incuestionable de este juego se mire por donde se mire son las BossFights. Metidas con calzador y forzándote siempre al combate, son la mayor ruptura en coherencia jugable que te puede ocurrir en un juego. ¿De qué coño sirve enfocarse en jugar en modo no letal y sigiloso y mejorar a tu personaje en consecuencia, si más tarde o más temprano te forzarán a luchar contra un jefe en combate abierto? Es algo que no solo repercute en tu filosofía y método de juego, sino que encima te puede arruinar por completo la experiencia. Si tienes todo tu personaje equipado y mejorado solo para jugar en sigilo, cuando te des de bruces con estas Bossfights estarás completamente vendido. No tendrás ni las armas necesarias para hacerle frente, ni las habilidades más pertinentes para reducirlo, ni las mejores más básicas para aguantar su acoso.
Afortunadamente los de Eidos MontReal fueron listos y siempre en cada combate te ofrecían cantidad de armas e incluso de trampas y métodos alternativos para dar matarile al chungo de turno valiéndote solo de tu ingenio. ¿No tienes armas ni blindaje para hacer frente al malo de turno? Hackea las torretas que hay alrededor suyo y deja que hagan el trabajo por ti. O electrifica el suelo para darle más corriente a ese hijo de puta que la del alumbrado municipal. al menos se agradece de que siempre te pongan alternativas para darles boleto que, al igual que toda la mentalidad del juego, siempre te deja que lo averigües y lo aproveches tu.
En fin, ¿Qué es lo que os puedo decir después de esta retrospectiva/análisis/comparación/desvarío sobre Human Revolution? Que sigue siendo uno de los mejores juegos de su generación. Aguanta el tipo como un campeón, tiene una historia y trasfondo cautivantes y sigue siendo esa mezcla sublime de rol/sigilo/conversación y exploración. Pero Mankind Divided con sus importantes mejoras en sus mecánicas de exploración y sigilo, le convierten en el Deus Ex más redondo e impecable a nivel jugable. Por ello, si tuviera la oportunidad de elegir mi Deus Ex favorito (A parte del primero, por supuesto) Diría que uno con la jugabilidad pulida y perfeccionada de Mankind Divided, la historia y trasfondo de Human Revolution o el primero y la duración, variedad y multiplicidad de misiones y escenarios de Human Revolution. Si bueno, soñar es gratis… ¿Pero quien sabe? ¿Quizá tengamos otro que nos llegue a sorprender tanto como lo hicieron estos 2. Y a lo tonto creo que después de todo esto, me están dando ganas de rejugarme el primer Deus Ex muy fuertemente… Esperaros otra reseña como esta próximamente