Terminarme Mankind Divided me ha dado en qué pensar, pero leer una noticia reciente sobre como las compañías puede joder irremediablemente la integridad de un juego al meter mano, fue la chispa que encendió el polvorín de mi indignación más explosiva. Y aprovecho ahora que me dan ganas de escribir unos cuantos párrafos sobre ello y que la bilis está fresca para abordar y reflexionar un poco sobre el tema de las decisiones corporativas, su pertinencia y sus repercusiones o beneficios a los videojuegos.
La noticia a la que me refiero fue la reciente confesión de Visceral Games sobre los micropagos de Dead Space 3. Era un secreto a voces y algo que se veía venir desde años luz, pero siempre es mejor fiarse de la confirmación oficial de los responsables e implicados que de rumores (Bueno, siempre y cuando los responsables hayan dicho la verdad, que esa es otra… Pero son los de Visceral Games y esos tíos tienen mi respeto desde siempre) Y así en 2017, 4 años después de la Debacle de Dead Space 3, Visceral Games confesó que la decisión de meterle micropagos por todos los putos lados no fue cosa suya e incluso que estaban diametralmente en contra de incluirlos. Pero EA les obligó a introducirlos de cualquier manera posible para forzar una entrada de dinero e ingresos constante para la compañía, antes de preocuparse tan siquiera si era pertinente meterlos en el juego.
Y así fue como una sola decisión corporativista, fruto de la más pura codicia, acabo jodiendo por completo un juego prometedor. Porque esos micropagos afectaban a las armas, a la manera de construirlas, los materiales para crearlas y a su efectividad en combate. Dejándote con putas pistolas de agua inútiles y por ende totalmente indefenso contra los Necromorfos si daba el caso de que no pagabas. Afortunadamente los de Visceral se las ingeniaron para meternos habitaciones con recursos ilimitados y várias armas competentes para poder circunvenir este problema, pero no de ser así, el juego se habría convertido en un bucle y ciclo infinito del clásico “TE JODES PERO PAGAS”
Y luego tenemos el caso de Manking Divided. En este decidieron llevar las microtransacciones a un nivel superior de subnormalidad profunda. Aquí podías comprar la friolera de Paquetes Práxis (Los puntos de mejora para subir de Nivel al personaje) con dinero real. Lo que viene a significar pagar por sobrepotenciar y chetar al máximo a tu personaje antes incluso de haber empezado a jugar. Jodiendo irremediablemente la progresión natural del juego. Porque si juegos con mecánicas de rol, se basan en ir progresando e ir mejorando poco a poco tus habilidades, mientras que el juego va aumentando paulatinamente su dificultad y grado de desafío acorde a tus nuevas habilidades… ¿Qué coño de dificultad y desafío tendrá, cuando ya empiezas con un personaje ciclado y chetado al máximo? ¿Qué reto supondría el ir ya de primeras con un puto Dios intocable y una fuerza arrolladora de la naturaleza nada más comenzar el juego?
Es pagar por trucos. Pagar pasta de verdad para abrir la consola de trucos y chetar al máximo a nuestro personaje, rompiendo la filosofía y normas del juego y pasándote su progresión natural por el forro de los cojones. Pero, al menos había una luz esperanzadora entre toda esta tormenta de mierda. Y esa luz era la capacidad volitiva de los jugadores. El pagar o no siempre dependía de ti, de manera que tú eras el que tenía la última palabra en si querías joder el juego o no. Si no pagas un céntimo en Mankind Divided, disfrutas de la experiencia íntegra que habían concebido los desarrolladores. Por lo que siempre podía considerarse como algo inócuo, algo inofensivo, si daba el caso de que no pagabas, porque siempre podías disfrutar del juego tal y como se ideó y se creó mientras no tirases de billetera. ¿No te gusta cómo ha quedado el juego con micropagos? No los pagues y disfruta del juego.
Y gracias a Dios, muchos juegos con micropagos tienen esta filosofía no perjudicial incluso si hasta has llegado a pagar. Juegos con características de micropago que son inocuas e inofensivas para su jugabilidad, que no llegan a ser más que simples añadidos cosméticos como skins, camuflajes para armas o alguna que otra chorrada más que solo sirve para fardar de opulencia suprema frente a tus colegas pero que no llega a repercutir sobre su jugabilidad, siendo justa y equitativa para todos.
Pero no puedo evitar no reflexionar sobre la pertinencia de estas tácticas comerciales. ¿Cuándo debería estar permitido incluirlos y cuando no? Pues mirad, yo más que nadie comprendo la filosofía “Freemium” de muchos juegos gratuitos e incluso la respeto. Si un juego es gratuito y te acaba gustando muchísimo, vas a pasar montonazo de horas jugándolo, y como la mayoría de los micropagos son para desbloquear contenido que de otra forma desbloquearías jugando, se comprende perfectamente. Porque no es algo que te “impidan” obtener si no pagas, ya que podrás conseguir jugando mucho. Por lo que el micropago es más “El pago de los Impacientes” De aquellos que quieren el mejor contenido ya, sin tener que invertir sesiones titánicas de juego. Lo comprendería porque en esencia, son juegos gratuitos en donde a priori nadie te está obligando a jugar.
Pero luego la otra cara de esa moneada la tenemos con el resto de los juegos del mercado. Juegos por los que ya has pagado hasta la friolera de 80 pavos ahora resulta que te obligan a pagar más mientras juegas. Mirad, llamadme cuñado, rancio o lo que sea, pero cuando compro un juego de ese dineral, espero obtener mis buenas dosis de diversión a cambio de solo y exclusivamente dicho dinero que ha sido previamente pagado, no pagar más mientras juego. La regla es bien sencilla: Al igual que cuando compras un bien o servicio por un precio determinado, esperas obtener dicho servicio o bien por el precio que has pagado. No esperas tener que pagar más por algo que ya has pagado. Cuando compras una tarta por un precio fijo, digamos 10€, no esperas recibir la mitad de la tarta y luego tener que pagar un servicio “Tarta Premium” por otros 10€ más. Ofréceme la tarta completa por 20€ y déjate de gilipolleces!
Si este ejemplo que os cabo de decir nos parece absurdo, ¿Por qué nos parece normal en los videojuegos? Son un bien cultural de consumo, al igual que un libro o una película, y mientras que estas no vienen partidas por la mitad en pro de ganar beneficio (Bueno, eso pensaba yo hasta ver mierdas como “Las reliquias de la muerte PARTE 2”…) ¿Por qué lo hacen con los videojuegos? Mankind Divided con su final inconcluso, abrupto y descaradamente escindido es el ejemplo más reciente que se me ocurre, pero todos sabemos que de esto estamos ya plagados. Asuras Wrath con su final canónico de DLC de 7 pavazos, Aliens Colonial Marines con su historia de mierda, repleta de agujeros incongruencias y gilipolleces sin sentido alguno, que te obligaba a comprar la expansión que casualmente ataba cabos sueltos y concluía la trama, o todo lo referente a la trama de MGSV. Y con esto no quiero decir que el pagar contenido de un juego previamente pagado sea malo “per sé” pero es realmente perjudicial cuando estas pagando por algo que debería tener el juego base para empezar. Cuando pagas por algo que se supone que ya debiste haber pagado la primera vez porque se supone que debería estar en el juego final, los de la compañía te han tomado por gilipollas.
Esa es la diferencia fundamental, las buenas y malas prácticas del contenido de pago de juegos “grandes” se delimitan por eso: Pagar más por tener más contenido, no pagar más por tener el contenido que deberías. Es por eso por lo que yo he recuperado la fe en los DLCs, porque ahora son muchos los que te ofrecen expansiones, niveles, mayor duración, mayor chicha y mayor contenido por lo que pagas. De los que te ofrecen más, porque has pagado más, como siempre tiene que ser. Muchas compañías parecen olvidarse que esa filosofía y nos ofrecen productos incompletos que nos venden a precio de lo que normalmente se consideraría el de un juego completo. Claro que, el mesurar y delimitar lo que debería tener un juego para ser considerado completo es debatible.
Y hasta en los juegos freemium y gratuitos se dan mierdas injustas que también han conseguido trasladarse a los juegos de pago. Los infames modelos de Pay to Win sin ir más lejos, no paran de meterse en juegos multijugador de pago. Lo que antes consideraba justo porque solamente era “Pagar por impaciencia” y solo para mierdas cosméticas e inocuas (Cosa que por ejemplo hace muy bien OverWatch) en muchos otros juegos acaba por corromperse precisamente porque ofrece mejor contenido a quien paga más. Rompiendo el equilibrio e igualdad de oportunidades en partidas multijugador a golpe de billetera. Son pocos casos pero ocurren. Por ejemplo: Si un niñato por tener más pasta que tú, ya tiene desde el minuto 1 en GTAV Multiplayer los mejores coches, las mejores armas y el mejor equipo, ¿Cómo cojones vas a esperar progresar para tener tu ese contenido de forma natural, si no paras de encontrarte con gente que ya lo ha pagado y no para de matarte con él? Rompes el equilibrio del juego completamente.
Y esto perjudica de forma tan bestial al multijugador que he decidido llamarlo “Clasismo del Multijugador” Porque ahí la gente está dividida entre quienes pagan y quienes no, y quien gana se decide entre quien ha pagado por el mejor equipo y quién no. Es puto clasismo porque la victoria no depende de la habilidad del jugador, sino de su cartera. ¿Por qué coño voy a molestarme en jugar bien al multijugador si ya pagando me dan un lanzacohetes de munición ilimitada desde el minuto 1? Y esa es la fórmula mediante la cual muchos multijugadores se van a la mierda.
Y si, se lo que me vais a decir. Me diréis que el presupuesto de los videojuegos que se realizan actualmente es estratosférico, que quintuplica el que tenían la mayor parte de los juegos que disfrutamos en nuestra infancia, precisamente porque implica mayor tecnología, recursos y gente trabajando a sus espaldas. Y no os quitaré la razón, es totalmente cierto. Pero eso no da ningún derecho a las compañías a utilizar tácticas tan deleznables como las descritas para sacar beneficios. Eso no es excusa para que muchas compañías metan mano y arruinen la filosofía e integridad artística del juego para sacarle un poco más de pasta a los jugadores. Porque ese es el problema que las compañías por lo visto jamás intentarán comprender. No miran al juego como un producto cultural, una obra para divertir al público respetuosamente y ofrecerle experiencias. Lo miran solamente como un producto de consumo (Cosa que también es, no nos engañemos) , pero solo como eso. Como un producto que vender y nada más.
La filosofía de las compañías es sacar el máximo beneficio con su producto sin importarles el joder la integridad del juego por el camino. No les importa si casa o no con la mentalidad o jugabilidad del propio título, solo les importa malmeter cualquier estupidez que se les ocurra para asegurarse que el juego siga reportando beneficios y siga dando dinero. “Ordeñan” a sus juegos metiéndoles cantidad de formas distintas de micropagos para que siga constante el flujo de dinero y sigan teniendo beneficios más allá de la compra inicial de estos por parte de los jugadores. Y todo porque la mayoría de los jefazos que dirigen dichas compañías de juegos, son hombres de negocios que tiene ideas de marketing y de economía, pero no tienen ni puta idea de videojuegos y probablemente no hayan tocado uno en su vida. Han conseguido esa posición por hacer dinero y están en esa posición bajo el único propósito de hacer dinero.
Esto ha sido así siempre, no solo cosa de ahora. Recordemos que desde siempre hemos tenido videojuegos de putapénica calidad cuyo único propósito era sacar cuanta pasta se pudiese por una moda o película de turno. Desde ET hasta de Atari hasta nuestros días, siempre hemos tenido atrocidades jugables concebidas con el único objetivo de sacar pasta. Pero también cabe mencionar que ahora parece cada vez más acusada esta tendencia y degeneración. Porque antes sabíamos de buena tinta cuando un juego era malo y era un vago intento de hacer pasta antes de comprarlo, ahora en cambio ningún juego por muy bueno que sea está libre de las tácticas corporativistas de una empresa por hacer pasta fácil y repercutir en la calidad de este. Antes los juegos eran mierda por las tácticas corporativas, ahora todos pueden ser susceptibles de ser mierda.
Por ello, como jugadores es nuestro deber protestar y reclamar con vehemencia que se respete la integridad artística de los juegos y procurar que las empresas no metan mano durante su desarrollo. Ya sé que es algo muy difícil, puesto que son las empresas de videojuegos las que dan financiación y trabajo a las desarrolladoras, para que desarrollen juegos. Pero no es una empresa imposible. Porque en última instancia somos nosotros los que decidimos si estas tácticas tan záfias se consolidan o fracasan. Somos nosotros los que tenemos la última palabra porque somos nosotros los que podemos decidir comprar o no micropagos o comprar o no juegos que los tengan pésimamente implementados. Quien tiene dinero es el que manda y si las compañías de videojuegos quieren nuestro dinero, que obedezcan nuestras peticiones. Además, hay muchas compañías de videojuegos que son respetuosas tanto con las desarrolladoras que tienen bajo su manto, como con los jugadores que les compran sus juegos, por lo que tendrán cada vez más en cuenta nuestras consideraciones. Si somos consumidores inteligentes, no nos meterán gilipolleces de pago.