Ficha Técnica:
-Año: 2016
-País de origen: Rusia
-Dirección: Ilya Naishuller
-Producción: Timur Bekmambetov; Inga Vainshtein Smith; Ilya Naishuller y Ekaterina Kononenko
-Guion: Ilya Naishuller
-Fotografía: Sergey Valyaev; Andrey Dementiev; Ilya Naishuller; Pasha Kapinos; Vsevolod Kaptur y Fedor Lyass
-Música: Dasha Charusha
-Edición: Steve Mirkovich
-Reparto: Sharlto Copley; Danila Kozlovsky; Haley Bennett; Andrei Dementiev; Dasha Charusha; Svetlana Ustinova y Tim Roth
¿Recordáis aquellos videos alucinantes que compartíamos con nuestros colegas en FaceBook y Twitter, de cortos rodados en primera persona con secuencias de acción imposibles con brutales tiroteos, chulísimas peleas y persecuciones trepidantes realizados por una panda de rusos chalados? Pues esos rusos chalados al final consiguieron financiación. Y este año han conseguido trasladar su alocada idea a una película completa. ¿El resultado? Una de las películas de acción más originales de los últimos años. No se ganará ningún óscar y seguramente pase directa a vídeo sin pena ni gloria, pero se ha ganado mi eterno respeto. Eso es todo lo necesario para que una película triunfe: Ganarse el reconocimiento de un espectador. Si queréis averiguar el motivo por el que me ha fascinado tanto este filme, seguid leyendo:
First Person Shooter, la película. Con ese concepto tan simple se podría resumir toda la cinta. La primera película en donde somos testigos de la acción desde el punto de vista del protagonista. Experimentando todos los chulísimos movimientos de Kung-Fu de cada pelea desde los ojos del héroe, sintiendo que somos nosotros los que apretamos el gatillo en cada tiroteo y teniendo la adrenalina al máximo en cada persecución al ser nosotros los que estamos al volante. Un concepto que lleva acompañando a los videojuegos casi desde el origen de los mismos o desde el originen de los FPS, pero que en el mundo del cine en cambio es un concepto tremendamente único y rompedor. Nunca se había hecho nada igual, al menos no ocupando toda la duración de un largometraje. Siendo las veces en las que se ha intentado algo parecido, escuetos experimentos que se quedaron en escenas aisladas como en el caso de la escena FPS de Doom (2005) o las escenas del SQUID en Días Extraños (1995). Esta era la primera ocasión en la que se llevaba algo así para toda una película de principio a fin, y la primera ocasión en la que se ha hecho Bien en mi honesta opinión.
Sorprendentemente, la película no resulta ser un mareo de proporciones épicas en donde el bailoteo constante de la cámara hace que no nos enteremos de una mierda de lo que ocurre en pantalla. Todo lo contrario, aquí somos testigos de la violencia más glorificada y magnificada posible con todo detalle y experimentada en su máximo esplendor. Ni la más mínima patada, puñetazo, disparo o puñalada escapará de nuestro campo de visión. Todo está pensando para que el espectador disfrute de la violencia más exagerada en butaca de primera fila sin perderse el más mínimo detalle. Y huelga decir que eso es algo que ME ENCANTA. ¿Y cómo demonios consiguieron realizar tal hazaña? Fácil, colocándole una cámara GoPro a los más duros y pinzados especialistas de cine y obligándoles a realizar las hazañas más locas y menos seguras que habrán hecho en su vida, todo por el bien de conseguir las secuencias de acciones más exageradas, imprudentes y brutales.
Ni efectos especiales por ordenador, ni pantallas azules, ni pollas en vinagre. Acción real y stunts y acrobacias reales. 3 Especialistas de cine distintos (De entre los cuales está el propio director de la cinta ¡QUE HUEVOS!) que lo dieron todo por brindarnos las proezas más alucinantes y no se preocuparon nada por su propia integridad física. Tanto es así que verás escenas que te harán sentir el vértigo en tus propias carnes. Escenas en las que ves como el protagonista hacer parkour en edificios gigantescos y se encarama en su azoteas, momentos donde les ves saltando de coche en coche e plena persecución como si del puto Rico Rodriguez se tratara. Y lo más importante, teniendo conciencia plena de que tienen una cámara y lo que van a grabar es lo que se reflejará al público. De manera que no notarás giros de cámara bruscos o abruptos. Todo está pensado para que el espectador no se pierda detalle en ninguna de las secuencias de acción. Y siendo tan sobreexageradas y excepcionalmente brutales a la par que peligrosas, no puedo dejar de dar todas mis alabanzas y aplausos a los 3 especialistas de cine que han encarnado al protagonista. Esos 3 pinzados se han ganado mi respeto por su enorme sangre fría y determinación a la hora de darnos las escenas de acción más alucinantes.
Y las escenas de acción son una auténtica pasada. Tanto las peleas como los tiroteos están magníficamente coreografiados y tan bien ejecutados que cada vez que los ves, presencias un maravilloso ballet de hostiones perfectamente ejecutado o un tiroteo que se convierte en una operística sucesión de casquillos, sangre y gore exagerado. Cuando ves escenas tan bien realizadas y ensayadas como las de esta película, te haces una idea del trabajo que hay detrás de las cámaras entre los extras y los especialistas por llevar la escena de acción al siguiente nivel en los peldaños de lo alucine. Especialmente la confrontación final, donde el prota se enfrenta a melé de matones tan abrumadora con estampida de tollinas tan genial, que te hace experimentar de primera mano lo que sería activar el “God Mode” en la vida real.
Respecto a la historia, es todo lo escueta y escasa que os podéis imaginar en una película dedicada por y para la acción. Pero aun así, el director supo cómo narrártela con cuentagotas y con un poco de suspense y misterio para que te mantengas pendiente de ella durante toda la duración del largometraje. Nuestro protagonista, Henry, es un tío que se despierta en un quirófano amnésico, sin saber cómo ha llegado hasta allí y a punto de convertirse en Ciborg bien cabrón y en una auténtica máquina de matar. Lo único que sabe es que un tal Akan, lider de un grupo de mercenarios, es quien parece dominar el cotarro y quiere capturarle. Hasta ahí el resto lo tendrás que averiguar según sigues las matanzas de Henry. Esa manera de presentarnos la historia desentrañando un misterio no es más que una forma un tanto barata y cutre de disimular una trama bastante simplona que no ofrece mucho. Pero añádele un par de giros argumentales bastante intensos aquí y allá, y tienes una historia bastante decente por la que vale la pena prestar atención.
Y el hecho de tener un villano principal tan excéntrico y megalomaníaco cuyas motivaciones de dominación mundial son tan absurdamente tópicas que rozan lo más casposo de los villanos de 007 de los años 70, acaba dándole un plus de genialidad a la cinta. Pero lo que verdaderamente la ha ayudado a mantenerse a flote más allá de la originalidad de su propuesta es su elenco de acores de reparto. El contar con actores de renombre como Sharlto Copley o Tim Roth brindándonos magníficas interpretaciones, sin duda “Especia” un poco más la producción. Y es menester en este punto reseñar el trabajazo que ha hecho Copley. Porque uno puede ser un buen actor interpretando a un personaje, pero hay que ser rematadamente cojonudo para interpretar 6 versiones distintas de uno mismo. Interpretar 6 versiones distintas de uno mismo, todas ellas con personalidades diferentes, dice mucho del enorme trabajo de caracterización que le echó Copley. ¡Deberían darle un puto Óscar a la de YA!
También redondea la producción el contar con una banda sonora genialmente escogida que con las canciones adecuadas se potencia todavía más si cabe las escenas de acción. Aunque en mi honesta opinión, podrían haber metido hasta copla y boleros, porque con la increíble intro que han creado para los créditos iniciales y su extramente adecuada canción de the Stranglers, les ha quedado unas de las más bellas estilizaciones de la violencia que jamás se pueda realizar. ¿No me creéis? Echadla un vistazo:
Como conclusión os digo que, no es un peliculón, no es la cinta de acción de la década. Pero es un testamento de que el género de la acción más directa y visceral aún no se ha acabado. Esta película nos demuestra que todavía hay gente tan pinzada y genial que son capaces de llevar a cabo ideas originales y únicas que revitalizan el género de acción lo suficiente como para devolvernos el interés en él. Amén de que, aunque no os apasione mucho el género, el concepto en sí es tan interesante y singular que os captará la tención aunque solo sea para verla como curiosidad.
Joder FIRST PERSON SHOOTER, LA PELÍCULA. Cosas como esa se venden solas y te atraen diabólicamente a verlas. Y al menos podemos agradecer que, debido al tesón y cariño que han puesto a la película, la cinta ha conseguido estar a la altura de dicha premisa y no ha acabado siendo una curiosidad malograda que se quedó en nada. Un concepto único y bien trasladado en su ejecución que da un soplido de aire fresco al cine de acción moderno. No será la quinta esencia del cine de acción, pero para mí ya se queda en mi Top particular de las mejores cintas de acción modernas entre Mad Max Fury Road, Dredd y John Wick.