Este juego y yo tenemos nuestra historia. Todos vosotros seguro que tenéis un juego raro e imposible de encontrar, al que jamás habéis podido echarle el guante y tenéis una curiosidad tremenda por jugar. Pues este era el mío. Con lo colgado que soy del universo Star Wars, teniendo todos y cada uno de sus juegos y con lo teta que me lo había pasado con el Episode I Racer, trincar este juego era al mismo tiempo un deber y una necesidad.
Pero entre su rareza, la poca tirada que tuvo y que era exclusivo de PS2, no era de esperar que el mercado tremendamente especulativo de páginas de juegos de segunda mano y coleccionismo lo vendiera como si la jodida arca de la alianza se tratase. Pero gracias a su relanzamiento junto con otros juegos de Star Wars en PSN y una rebaja reciente, por 2 pavos al fín pude hincarle el diente. ¿El resultado? Un buen juego, pero que para nada era lo que me esperaba. Os lo cuento en el análisis:
No es que estéis ante un juego que es totalmente decepcionante, es divertidísimo, pero os mentiría si dijera que ha cumplido con todas mis expectativas. A decir verdad, es un juego que se queda cortísimo y muy limitado si lo llegamos a comparar con Episode I Racer. Aunque bien podría haber interpretado las señales. El ver que la secuela de uno de los juegos más populares y más vendidos de la N64 tuvo tan poca tirada y se quedó solo en una plataforma ya eran indicadores suficientes para decirme que no era la aclamada y anticipada secuela que estaba buscando.
Para empezar, el juego no ostenta ni la duración, ni la complejidad que presumía el clásico de N64. Racer Revenge dispone de muy pocos modos de juego y escasos circuitos. Tan solo tenéis los modos de Carrera única, Vs y Torneo, nada más. Y para añadir mayor insulto a la ofensa el Torneo solo tiene 3 copas y 13 circuitos. ¡Solo 13 escasos circuitos para todo un juego de carreras! Un chiste si lo comparamos con la inmensidad y variedad de circuitos que teníamos en Episode 1 Racer con nada menos que 25 circuitos en 8 mundos diferentes. Ni siquiera en Racer Revenge podremos disfrutar de al menos algo de variedad entre estos escasos circuitos, ya que el juego solo dispone de 4 mundos diferentes, siendo la única diferencia, ligeras variaciones entre la disposición de estos circuitos. Por lo que el juego se vuelve repetitivito y monótono demasiado rápido.
Tampoco los circuitos pueden presumir de la complejidad y variedad que tenían los de N64. Mientras que en este tenías circuitos alocados y frenéticos donde tan pronto estabas sobre suelo llano, como acababas volando en el espacio, sobrevolando el mar o deslizándote sobre u planeta helado, aquí tienes circuitos muy simplones y monótonos que aparte de ser demasiado facilones no tienen nada que les haga destacar más allá que algún otro salto o bache. Y eso es lo peor que se puede hacer en un juego de carreras de vainas, porque la esencia del clásico de N64 era su dificultad endiablada y frenetismo. En Episode 1 Racer tomabas curvas de horquilla imposibles a 650Km/h después de tirarte al vacío en un precipicio y volver de sobrevolar el espacio, mientras que en Racer Revenge tienes la sensación de estar siempre corriendo en los circuitos de entrenamiento o principiante. Resulta muy decepcionante el ver como el directo predecesor de una generación anterior podía presumir de mayor complejidad y dificultad que su secuela años después.
Y tampoco el manejo de las vainas se libra de esta simplificación innecesaria. Parece que también han trasteado y aguado su manejo reduciendo su complejidad a la del mecanismo de un chupete. Aquí de lo único que te tienes que preocupar es de acelerar, darle al boost, y quizá de darle al botón de derrapar por si da el milagro de que te encuentras con una curva que no sea insultantemente sencilla de tomar. Que yo recuerde en el de N64 tenías muchas más opciones de manejo y podías llegar hasta hacer virguerías como poner en vertical las vainas del Pod para atravesar espacios más estrechos que el coño de una novicia y quedabas como un maestro al hacer eso. Aquí no, aquí lo único que haces simplemente es….Correr.
Sin embargo, a pesar de todo lo dicho anteriormente, no estáis ante una soberana mierda olvidable, sigue siendo un juego digno y muy entretenido. Esta simplificado y es corto, pero eso no quiera decir que no divierta y que no haya elementos que estén muy bien conseguidos. De entre ellos se encuentra el modo torneo, que al menos este se encuentra intacto con respecto al original de la N64. El torneo sigue siendo la misma diversión pura y dura que conocemos siempre al seguir su misma mecánica: Seleccionas una vaina, te pones a correr, a llevarte victorias y a ganar pasta gansa para mejorar y tunear tu vaina en el taller de Watto. Y lo mejor es que todas las mejoras que les has instalado a la vaina y su corredor se quedan para siempre independientemente del modo en la que la escojas. Eso le da un sentido de progresión y evolución cojonudos que te hacen querer continuar jugándolo.
Otro punto acertado es el enorme plantel de corredores y vainas que tienes para escoger en este juego. Debe ser que compensaron la escasez de circuitos con una inmensidad de corredores diferentes a elegir, pero lo cierto es que se agradece sobremanera porque no solo tienes un montonazo de vainas con diseños y acabados distintos para elegir, sino que todas se comportan y se manejan de forma diferente. Pero lo mejor es hacer lo antes os mencioné, acabar el torneo con todos los corredores para así chetar y mejorar sus vainas al máximo de forma permanente. En este juego repiten los corredores más conocidos del clásico de N64 como Ben Quadrinaros, Teemto Pagalities, Mars Guo, Ordy Mandrell, Gasgano, etc… Pero luego te añaden otros 7 personajes ansiosos por ver cómo te pasas el torneo con ellos. Parece estúpido al principio, pero con un modo torneo corto y con un alto plantel de corredores a mejorar, te aseguras un alto valor rejugable. Y esa es sin ninguna duda una de sus mejores bazas: Un juego corto pero enormemente rejugable que pica a completarlo al 100% con todos los pilotos.
Aunque el mayor puntazo que han podido incluir es el de meterte corredores ocultos desbloqueables basándose en superar determinados requisitos y condiciones, como tener los mejores tiempos en time trial o ser el piloto más letal en todos los circuitos. Y se basan en “what if” de si los personajes más importantes de Star Wars se hubieran metido a pilotos de podracing. No se vosotros, pero a mi desbloquear a Darth Maul y Darth Vader como pilotos con su vaina me parece la repollísima con cebolla caramelizada.
Y luego tenemos también el juego una serie de elementos novedosos que le convierten en un título único, que le llega a diferenciar a su predecesor y que en mi honesta opinión consigue hacer que sea más divertido y quizá hasta desafiante. El mayor reclamo de este juego era que en este teníamos la posibilidad de atizar y arremeter contra los rivales hasta destrozar su vaina y echarles de la carrera. Como si de un Road Rash o un Carmageddon se tratase, aquí podíamos eliminar a los rivales a base de hostias y embestidas hasta quedamos sin competencia en la carrera. Y coño, la verdad es que resultaba mucho más divertido que correr. No en pocas ocasiones me he dedicado a arremeter de hostias a todos los rivales hasta quedar el único en la carrera. Porque ¿Por qué demonios preocuparse por ser el primero, cuando puedes ser el único? Si solo hay uno en la pista, solo puede ser el primero ¡Esa es la filosofía del ganador! Ahora en serio, tienen que meter en más juegos posibilidades como esta de reventar a tortas a los rivales. Eso es lo que convierte a un juego de conducción mediocre en un juegazo divertido.
Luego otro elemento que me pareció acertado a la par que muy realista, fue la exigencia que te daban si rompías la vaina. Si la destrozas, quedas automáticamente fuera de la carrera. Ni reapariciones, ni continues, ni mierdas. Te la pegas, estas fuera. A diferencia de la versión de N64 donde podías reaparecer siempre que te hostiabas, aquí le dan un toque más realista y exigente que te obliga a ir con cuidado durante la carrera si no quieres repetirla desde el principio. Tenías que andarte con ojo de no darle demasiada caña al boost para no sobrecalentar la vaina hasta el punto de reventarla o vigilar las partes peligrosas y puntos negros del circuito. Y joder, eso me gusta, te obliga a sacar lo mejor de ti mismo como piloto con tal nivel de exigencia. Bueno, bien es cierto que los circuitos son insultantemente facilotes, pero coño se agradece ese plus de dificultad.
Y eso resume Star Wars Racer Revenge. Una secuela un tanto decepcionante, simple y escueta en contenidos, pero con las suficientes novedades, valor rejugable y entretenimiento como para ser un juego bastante digno. Ya con esto puedo presumir que me he jugado todos los juegos de la licencia de Star Wars, bueno, todavía sigue faltándome uno de la generación de PS2, el Bounty Hunter. Esperemos que no me llevé una sensación tan agridulce como me llevé con este cuando consiga agenciármelo.