Ficha Técnica:
-País: EEUU/Francia
-Año: 1994
-Dirección: Roger Avary
-Producción: Roger Avary, Quentin Tarantino, Samuel Hadida, Lawrence Bender y Rebecca Boss
-Guion: Roger Avary
-Fotografía: Tom Rochmond
-Montaje: Kathryn Timoff
-Música: TomanDandy
-Reparto: Eric Stoltz, Jean-Hugues Anglade, Julie Delpy, Bruce Rampsay, Gary Kemp y Kario Salem
Hace poco he decidido refinar un poco más mis gustos cinéfilos y buscar aquellas películas poco conocidas que fueron tapadas por películas de mayor éxito en su momento y no recibieron el reconocimiento que merecían. Sí, me ha dado el Venazo Hipster, pero vuelvo a seguir siendo el de siempre. No acabaré viendo siendo un pedante snob que solo ve pelis checoslovacas subtituladas al sueco. Sigo teniendo esa imperiosa necesidad de bañarme en plomo, sangre e historias violentas.
Y nada mejor que Killing Zoe para perseguir ambos objetivos. Una peli que, bajo la batuta de Quentin Tarantino y Roger Avary, tenía todas las papeletas para promocionarse como una de las grandes de 1994. Pero que irónicamente fue eclipsada por el éxito de ambos directores en otra películita de ese mismo año que quizá no os suene… Pulp Fiction. ¡Nah!, poca cosa, nada del otro mundo. Solo revolucionó un poco la industria del cine en general… Pero volviendo al tema en cuestión, seguro que ahora mismo os estaréis preguntando que otra genialidad estaban rodando casi de forma paralela al icono cultural que todos conocemos. Pues otro peliculón. Tirad para abajo y lo averiguaréis:
La historia de esta película es muy interesante. Desde que Tarantino y Avary terminaran con el rodaje de Reservoir Dogs, Avary siempre se preguntó cómo sería la escena del atraco que jamás rodaron en dicha película. Aunque uno de los toques más inteligentes de la ópera prima de Tarantino fue el rodar una película de atracos sin el atraco, dejando que nosotros pensásemos y elucubrásemos sobre las consecuencias de este y el destino de sus protagonistas, Avary siempre se quedó con las ganas de rodarlo. Y por otra parte, el director quería rodar una película sobre sus desventuras chupidrogadicticas por París en las que, juerga tras juerga, tuvo una de las experiencias más extrañas de toda su vida. Y…¡Voila! Así como nació Killing Zoe. Una Reservoir Dogs a la Francesa.
La historia se centra en Zed, un revienta cajas fuertes que viaja a Paris para reunirse con su viejo amigo, Eric, y junto con su banda relizar el golpe de sus vidas al atracar uno de los mayores bancos de la ciudad en el día de la fiesta nacional. El plan era perfecto y sencillo: Entrar, reventar la caja fuerte en 10 Minutos y pirarse siendo asquerosamente ricos. Pero ningún plan es tan sencillo en su ejecución, especialmente cuando tienes una banda de cabras locas con más drogas en su sistema circulatorio que una puta farmacia y menos seso que un mosquito. Añádele un líder que acaba convirtiéndose en un auténtico psicópata impredecible y a Zoe, una chica de compañía que conoció Zed la otra noche, como rehén del banco y tienes uno de los atracos más angustiantes y vibrantes de la historia del cine.
De lo primero que hay que alabar de la cinta, son sus personajes. Para empezar tenemos a Zed. Interpretado por un Eric Stolz que, básicamente es el mismo Eric Stolz que vimos en Pulp Fiction. Lo único que hace aquí es volver a interpretar al personaje de Lance, pero esta vez en Francia y con otro nombre. Y coño, eso es genial. Lance era uno de los secundarios más enrollados, interesantes y “Cools” de entre todo el plantel de Pulp Fiction (Con el permiso del Sr. Lobo, por supuesto) Y verle repitiendo su personaje más famoso sigue siendo una delicia. A veces creo que este tío solo nació para ese papel…
Luego tenemos a Zoe, una Call Girl que, lejos de ser el tópico de la chica de la que el prota se enamora y lo complica todo, resulta ser un personaje femenino fuerte y decidido que le echa un par de cojones cuando la situación se enmierda y acaba salvándole el culo a nuestro protagonista en no menos de una ocasión. Julie Delpy se marca un personaje que manda a la mierda muchos de los convencionalismos achacados a su condición y que consigue ganarse nuestro respeto por su valentia. Por otro lado, la banda de atracadores son una panda de drogatas, cabezas huecas de gatillo fácil que revientan cualquier cosa que se pilla por delante de la forma más estúpida posible. Pero son una panda de “Entrañables drogatas cabezas huecas” de los que al final les vas cogiendo cariño y te caen bien, a pesar de ser unos estúpidos chalados hijos de puta que se pensaban que iban a tener dinero fácil.
Y por último Eric. Sin duda alguna el mejor personaje de toda la cinta. Interpretado por un pinzadísimo e histriónico Jean Hugues Anglade, Eric desde el minuto 1 es el psicópata más peligroso e impredecible que te puedas echar a la cara. Al momento está de buenas y de amigotes contigo, pero al segundo pueden cruzársele los cables y empezar a matar a todo el que tiene a la vista. Un Psicópata y manipulador carente de empatía, cuyo único propósito es hacerse rico o morir intentándolo. Un tío al que se la trae floja matar rehenes o amigos con tal de conseguir su objetivo. Anglade aquí es como nuestro Sr. Rubio particular. Pero el cabrón da miedo con tan solo mirarle la cara. Huelga decir que en cada una de sus escenas se come con patatas la pantalla.
Pero lo más importante de la película es las sensaciones y mensaje que esta evoca. Aquí no estamos ante la típica peli de “Atraco que sale Mal”, sino una cinta que trasciende de su género para darnos un mensaje claramente nihilista y gamberro. No en vano, el prestigioso crítico de cine Rogert Ebert la calificó en su día como “La Peli de Atracos de la Generación X” Y no puedo estar más de acuerdo con tal definición. Toda esta película siempre tiene un aire de absurdez, sinsentido y nihilismo en donde no importa cuántas cosas salgan mal y cuántos cadáveres se amontonen en el banco, lo verdaderamente importante es que no hay nada importante en esta vida.
Recalco lo del su estilo Nihilista porque esta película, más que una típica cinta de atracos, tiene momentos en los que trasciende como un himno para toda una generación perdida. Una temática en la que nada tiene sentido y nada merece la pena, pues acabaremos siendo cadáveres putrefactos más tarde o más temprano. La película es un gran “A LA MIERDA CON TODO” un enorme “ME LA SUDA” a la sociedad que desemboca en una brutal y ultraviolenta matanza en un banco, sin el más completo sentido que acabó por enamorarme. Pero no solo en el atraco logra transmitir esa sensación, la película está dividida en 2 partes muy diferenciadas que nos dejan bien claro este leitmotiv tan particular.
La primera es el desfase chupidrogadictico que antes os mencioné. La noche antes del atraco, Zed, Eric y la banda, en lugar de planificar concienzudamente el golpe, se van a correrse la juerga de sus vidas por todo Paris. Y mientras se meten en su organismo más productos químicos que en las 5 temporadas enteras de Breaking Bad, Eric le comenta a Zed que tiene el SIDA y que no le importa morir, tan despreocupadamente como quien habla del tiempo. Y el resto de la banda con igual filosofía: Muchas Drogas, mucho Alcohol y ¡A Morir Rico y Joven! Es una temática central de: “¡Me la suda todo en esta vida y voy a mandar a la mierda todo!” Pero, a ver, siendo honestos tampoco se puede decir que es una de las más profundas declaraciones nihilistas o reflexiones existencialistas. Solo un mensaje de lo más gamberro de una generación perdida.
Y ya la parte del banco es sencillamente magistral. Entre la absurdamente ridícula cuenta de cadáveres y rehenes asesinados, lo infantiles y estúpidos que son los atracadores, la policía rodeando el edificio, Zed tratando de poner algo de orden a la situación y, para colmo, el pinzadísimo, impredecible y descontrolado Eric de por medio tiroteando a cualquiera que le mire mal, al final tenemos una tensión y suspense tan jodidamente densos que hasta se masca como un puto chicle. Todo ello culminando con un final todavía aún más sangriento y retorcido que nos dejará con el corazón en un puño. No llegará a las increíbles cotas de tensión que se alcanzaban en los últimos compases de Reservoir Dogs, pero se les queda bien cerca.
Por lo que al final tenéis una película que sigue la estela del genial estilo “Tarantinesco” de los 90 que tanto le caracterizaba: Thriller criminal de tensión apabullante, violencia extrema y estilizada, grandes diálogos… Pero que se diferencia del estilo de Tarantino gracias a esos con ligeros toques de nihilismo y absurdez existencial de Generación X que tan bien le sientan a la cinta. Es como una peli de Tarantino, pero sin serlo. Que tiene muchas cosas en común con su estilo y otras en cambio lo bastante originales como para ser una película genuina en todo su derecho.
Resumiendo: Es la clase de peli que te ves cuando te has visto todas las de Tarantino una y otra vez y buscas algo de su mismo estilo. Así que, si ya os habéis has visto tanto las que son completamente suyas, como las que solo produjo o escribió el guion, (Amor a Quemarropa, Asesinos Natos, Four Rooms, etc…) os recomiendo encarecidamente que echéis un vistazo a esta, os encantará, tenedlo por seguro.
Aunque hay una pequeña salvedad, Por lo que yo sé la película llegó a estrenarse en España en su momento, pero cuando la editaron hace unos años en DVD/Blu-Ray, dicha edición no llegó nuestro país (Cortesía de la maravillosa distribuidora LionsGate, que debe ser que la tiene jurada a España por algún motivo que no logro comprender…) Creo recordar que tuvimos la suerte de que Manga Films la editara hace bastante en DVD, pero dicha edición al ser la única es muy difícil de encontrar. Asi que, si la vais a ver, tendréis que hacerlo en VO subtitulada al inglés como mucho. Amén de que, al estar enmarcada en Paris, encima tendréis diálogos en Francés. Pero nada que los subtítulos en inglés y un nivel “Medio Alto” de la Escuela Oficial de Idiomas no puedan solucionar. Además, por un peliculón como este, es un sacrificio que merece la pena correr.
Y hasta aquí la crítica de hoy. Espero que os haya gustado. Un Saludo.