El estreno de la película Alien marcó todo un hito en lo que se refiere a las adaptaciones a videojuego de películas. Y eso es la sobresaturación de juegos sobre esta misma adaptación fílmica. Ya sea para la NES, Super Nintendo, Sega Saturn, Mega Drive, Genésis, Commodore 64 y hasta la puta Game Boy, teníamos Alien 3 hasta en la sopa. Y todas ellas con una soberbia y adictiva jugabilidad que los convertían en juegos cojonudos por si solos. Era increíble el ver cuantas y tan magnificas adaptaciones salieron para tal película de mierda.
Pero de entre tantas adaptaciones a consolas de sobremesa, me quedo con la única que no lo es: Una recreativa de disparos. Alien 3 The Gun. Una rareza fascinante que fue la primera en cumplir los sueños húmedos de todo fan de Aliens: Empuñar el Rifle de Pulso M41A y hacernos sentir como un curtido Marine Colonial. Si queréis saber de qué va, seguid leyendo:
Lo cierto es que esta recreativa y yo tenemos nuestra historia juntos. No está llena de giros argumentales, personajes carismáticos ni un guion muy trabajado, pero si un pequeño romance fatalista. Todo comenzó cuando tenía 6 añitos y mis padres y yo íbamos a una hamburguesería del barrio. Tras inflarme lo máximo posible de carne de vacuno, explore los devenires del local hasta encontrarme con esta maravilla con 2 fusiles de asalto futuristas adosados a su estructura. Huelga decir que tal magnificencia ante un niño tan impresionable supuso nada menos que amor a primera vista…
Todo un acierto poner dicha recreativa en el Restaurante. Pues no había nada mejor para abrirte el apetito que reventar cientos de grotescos y monstruosos seres que salpican litros y litros de viscosa y ácida sangre amarillenta. Los del Restaurante sí que entendían de Product Placement y Marketing joder. Una lástima que, como la mayor parte de locales que conocíamos en nuestra infancia, se fuera a tomar por culo… Enterrando la susodicha recreativa en lo más profundo del olvido. Jamás la volví a ver, ni siquiera en las ya también extintas salas de recreativos. Encontrar dicha máquina en España ahora es casi lo más próximo a encontrar el Santo Grial. Pero esta búsqueda merece la pena y ahora os diré por qué.
No solo esta recreativa es especial por el mero hecho de ser el primer Arcade de Lightgun ambientado en el universo de Alien, sino que a diferencia de la película en la que está basada, esta recreativa atesora un argumento mucho más decente y elaborado. La historia de este arcade se desarrolla paralelamente a los acontecimientos de Alien 3. 2 Marines coloniales (El jugador 1 y el Jugador 2) son enviados a la Sulaco a Investigar tras recibir una llamada de auxilio enviada automáticamente por la nave tras ocurrir el fuego eléctrico que acontecía al inicio de la película.
Nuestra misión: Abrirnos paso desde la nave Sulaco hasta la prisión de Fury 161 a tiro limpio reventado todo lo que se nos ponga delante hasta descubrir que cojones ha pasado. Puede que esto no os diga mucho y resulte ser una excusa vaga para simplemente ponernos a disparar a todo bicho viviente (Lo cierto es que lo es…) Pero solo con su final, resulta una historia mucho más interesante que incluso la propia película. Pero es algo que dejaré para el final de esta reseña para asegurarme rastreramente que os la leéis enterita. Que malo que soy ¿Eh? HEUHEUEHAHE.
Pasando a la jugabilidad, el juego era de ir pegando tiros sí, pero no se limitaba a ponerte a disparar como un loco sin restricción alguna. Tenías que hacerlo bien y con cuidado. Pues continuamente tenías que vigilar una barra de energía que señalaba la potencia de la munición. La cual tenías que recargar pulsando un botón colocado justo debajo del cañón (Algo así como el recargar el arma en un Time Crisis) Y si disparabas continuamente y de forma seguida, la potencia se agotaría rápidamente y te dejaría vendido en el peor momento. Por lo que había que recordar esas sabias palabras del cabo Hicks: “Ráfagas Cortas y Certeras”También teníamos munición especial y powerups, como granadas o un lanzallamas que resultaba ser mano de Santo cuando estábamos rodeados por los bichos.
Y ya que hablamos de ellos, la variedad de Xenomorfos era tan enorme (A ver es normal, no van a poner un solo bicho como en la peli…) que resultaba hasta ridícula. Teníamos desde los típicos guerreros y drones alien, pasando por Facehuggers o la variante “Alien Corredor” que se veía en la película. Hasta jodidos Chestbursters que nos atacaban dándonos un puto cabezazo como si del jodido Zinedine Zidane se tratase (Si, es tan ridículo como parece…) Y no solo combatíamos contra Xenomorfos, también nos las teníamos que ver con soldados de la Weyland Yutani, robots biológicos fuertemente armados, y hasta putos mechas y estaciones de combate. Uno no se podía quejar de que siempre disparaba a lo mismo…
Pero es que hasta este juego atesoraba mucho más que el disparar. Ya que, en ciertos momentos, había algunos cambios en el gameplay que le convertían en un clásico. El mejor ejemplo de estos, es que no siempre tenías un camino prefijado, sino que en algunas ocasiones podías escoger caminos y rutas alternativas (Muy a lo visto posteriormente en The House of the Dead 2) que le daban algo de variedad y vidilla al título. Incluso en ciertas fases nos tocaba hacer de niñera y proteger a los prisioneros de Fury 161 de los bichos cubriéndoles mientras huían por las catacumbas. Pero vamos, todo se reducía simplemente a tratar de disparar a los bichos y no a ellos. También teníamos una considerable variedad de jefes, como un SuperFacehugger Reina, el mecha armado que antes os mencioné y 3 fases tamaño super del xenomorfo corredor que sale en la película. Pero sin duda lo que me ganó fue el final del juego.
Resulta que cuando fríes al el Alien jefazo (El de la peli, vamos) crees que todo ha acabado, pero nada más lejos, pues un hombre misterioso con gabardina que se sospechosamente parece a Bishop te pregunta Dónde están los Aliens para recoger muestras para su división de armas biológicas. Los protas cordialmente le responden que las acaban de despachar, y de repente, el hombre misterioso dice: “Lo siento, sabéis demasiado. Debo acabar con vosotros” Y la anodina conversación pasa a ser la BossFight final del juego. Una extremadamente fácil en la que coses a balazos al menda (Que misteriosamente tiene la sangre del mismo color que la de los Aliens) sin mucho esfuerzo…
Piensas que te has librado, que te has pasado el juego. Pero de repente te sale todo un puto pelotón de la Weyland Yutani encañonándote y te sueltan: “You’re Finsished, Pal” y acaban fusilándote vivo… Game Over, ese es el final del juego. SU PUTA MADRE. ¡Que acabas palmando, coño! Puede que ahora haya muchos juegos donde el prota muere sí. Pero decidme cuántos juegos en 1993 han tenido ese giro argumental. ¡Y en un puto shooter sobre raíles nada menos! Bueno, no es que sea el olimpo de la narrativa moderna, pero coño, Sorprende. Ya solo por ese pedazo de final, el juego fue todo un pionero en mostrarnos desenlaces muy distintos a los que estábamos acostumbrados en aquella época. Y por distintos me refiero a finales que no son felices ni de color de rosa. Con este juego se mandó un a la mierda por todo lo alto el esquema imperante de recatar a la princesita y vivir felices para siempre hasta que de nuevo la secuestren… Todo un vanguardista, oye.
Así que, ya sea solo por su final, por su adictivo gameplay, o por ser el primero que nos dio la oportunidad de empuñar el majestuoso rifle M41A, no cabe duda de que esta recreativa es todo un clásico que merece la pena recordar. Toda una joya de los arcade de LightGun de los 90. Ya que encontrarla es tarea casi imposible por aquí, os recomendaría mejor que os lo bajaseis para un emulador de recreativas. El MAME sin ir más lejos es un buena opción y seguro que encontráis el ROM a patadas por la red. No será la misma experiencia ya, pero al menos tendréis la oportunidad de jugarlo.
Os dejo con la fase final y el ending para que os hagáis una idea de a qué me refiero:
Bueno, y aquí acaba la reseña. Espero que hayáis disfrutado mucho con ella. Un Saludo a todos.