Saints Row III: The third es conocido por muchos por ser un sandbox tremendamente mamarracho. No nos engañemos: más allá de sus bondades, lo que se vende es la estupidez suprema de su historia y misiones, y sinceramente ese era el único motivo por el cual me llamaba la atención. Fue así como, en las pasadas rebajas de verano, Nike me convenció para comprarlo juntos y pasárnoslo entero en cooperativo. ¿Cumplió el juego con lo prometido? Para tener en cuenta este análisis tenéis que recordar que he jugado, en todo momento, con otra persona.
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Sobredosis de Sex-appeal |
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