MATÍAS EL HEMATÍAS
Capítulo 3: Barbacoa y velocidad fatal
Solid Matías había recibido las órdenes de Major Zero y estaba preparado para empezar la búsqueda de su primer objetivo. El nombre clave de este personajucho era “J.B.” y Solid sabía que tenía cierta afición por el fuego. Su informador no se había equivocado, al poco rato de estar dando vueltas por la finca descubrió una columna de humo a lo lejos.
Mientras se acercaba de incógnito, cubierto por una caja de cartón cual Solid Snake, fue dándose cuenta de lo que estaba sucediendo. El hombre en cuestión era bajito, moreno y llevaba un delantal de carnicero con “Josep Brethón” inscrito (qué gracia, como los bocadillos del Pans). El individuo estaba disfrutando de unas salchichas y unos trozos de lomo despreocupadamente en una barbacoa improvisada.
De repente, un enano verde irlandés se puso delante de los binoculares de Solid Matías y sacó la caja que cubría a nuestro protagonista. El duendecillo en cuestión empezó a armar jaleo, llamando la atención del enemigo de Matías. Brethón se giró hacia el origen de ese jaleo y fue entonces cuando Matías pudo ver esos ojos enfermizos, llenos de ira, abordados por la locura de aquél que iba a resultar su primer objetivo.
Josep se dirigió a grandes zancadas, casi como si fuera un elefante en celo que ha encontrado una hipopótamo caliente…vaya he desvelado el secreto de los elefantes, esperemos que los expertos en la caza no estén leyendo esto. Agarró a Matías con fiereza y el duende se subió a su hombro, después se dirigió hacia la barbacoa que estaba disfrutando.
El enano empezó a cuchichear cosas al oído del enemigo de Matías que ni éste ni el eritrocito podían escuchar, por ello el duende alzó un poco más su voz para que Brethón le escuchara. Matías no pudo escuchar demasiado de la conversación, pero lo poco que pudo entender hacían referencia a fuego y quemar cosas. ¿Podría ser que el duende incitara a Brethón a quemar cosas? ¿O peor aún, le estaría diciendo que tenía que quemar a Matías?
Efectivamente, el verde amigo del pirómano decía a su compañero de cocinar toda aquella carne que estaba en las bandejas, ya que sino las moscas de la finca acabarían poniendo sus huevos en ella cuando ésta estuviese pútrida. Y de paso…podría cocer a Matías tal y como había hecho antes. Así que el personaje ató a nuestro protagonista con unas integrinas a una matriz extracelular formada de tierra, rocas y algún hierbajo del lugar mientras Josep se pegaba el banquete padre.
Toda la misión estaba perdida, el primero de los cuatro jinetes había podido con él, cosa bastante previsible. Es como si en Pokemon nos enfrentásemos al gimnasio de fuego a las primeras de cambio, nos meterían tal pana que se nos quitarían las ganas de seguir jugando al susodicho juego. Con todas las esperanzas perdidas, Matías se resignó a esperar su “muerte” (apunte intelectual: recordemos que un eritrocito no es una célula y por lo tanto no está ni vivo ni muerto) pero antes de ello avisó mediante su Códec a la policía de la zona, confiando en que la cobertura de tal aparatejo no le dejase colgado otra vez.
En esas que Brethón estaba acabando un chuletón, se escuchó un coche a lo lejos. El coche vino seguido de otros tantos de su tamaño y de unos furgones mucho más grandes, los cuales se acercaron como si se tratase de una película de fast and furious hacia la barbacoa del buen señor.
De todos estos vehículos empezaron a bajar Mossos de Esquadra con máscaras de Barry Scott antes de que Brethón o su duendecillo come-pollas pudiesen reaccionar. Todos estos mossos llevaban una gran variedad de armas, porras, metralletas de pelotas reglamentarias revienta-ojos, consoladores gigantes lilas del Saint’s Row revienta-cráneos, botellas de 1,5L de Cillit Bang y un lanzagranadas de PatoWC.
Sin saber qué estaba sucediendo, Matías presenció cómo asentaban una paliza de muerte al duende en primera instancia y posteriormente a Josep. Tales heridas fueron tan brutales que mandaron al par de compañeros al hoyo casi inmediatamente. Los agentes preguntaron a Matías si había visto algo de la paliza y éste contestó que Brethón les amenazó con lanzarles una barbacoa y un filete de carne poco hecho.
En esas que los agentes soltaron a Matías, tomaron su declaración e hicieron una rueda de prensa sobre la detención de tal peligroso personaje. Se ve que habían estado buscándolo por la desaparición de varios individuos que él acompañaba a un parque cercano, tales como sus hijos, su suegra, el hámster, el niño con el pijama de rayas, Kurt Kobain…
Major Zero contactó con Matías cuando todo el papeleo había finalizado. Le felicitó la faena realizada y le dio buenas noticias. Paul Walker era su siguiente objetivo, y usó un pasado porque recientemente se había estampado contra un obstáculo de la carretera (seguramente Falete según las primeras investigaciones) a más de doscientos Km/h. Había conseguido reducir a la mitad la lista de víctimas de la lista en menos de un día.
Su siguiente objetivo se trataba de uno de los mejores actores catalano-anglosajones que existen en la faz de la Tierra. Y justamente su faz no se distingue de ser tan expresiva como la de los demás, mejor dicho, su inexpresión rompía barreras y récords Guinness.