Es la serie del momento y la que por lo visto nadie para de hablar maravillas de ella. Y teniendo el NetFlix gratuito durante un mes, había que echarla un vistazo para comprobar si era tan buena como dicen. Y si, es condenadamente buena. Pero lejos de dejarme llevar por el efecto dominó y la presión de grupo (Que cojones, un poco también…) tenía mis razones para verla. Y afortunadamente esas mismas razones son las que atesora y han llegado a convencerme de su tremenda calidad: Es un documental preciso y fidedigno sobre la dura realidad del narcotráfico internacional.
El valor criminológico que atesora esta serie es brutal y sin duda alguna es lo más certero que he visto en cuanto a describir el funcionamiento e impacto social que han causado los cárteles de droga en la actualidad. Ah! Y también es una serie dramática cojonuda. Pero seguro que esa descripción os ha sabido a poco, así que ahí va una pequeña crítica de lo que yo creo es una de las mejores series de estos 2 últimos años.
Me hace gracia el hecho de que nada más comenzar la serie te pongan una advertencia más grande que una catedral del vaticano para decirte que la mayoría de los personajes, eventos y acontecimientos son ficticios, cuando da en el clavo de una manera tan soberbia que casi da miedo. Tan peligrosamente se acerca a representar la realidad del narcotráfico al dedillo, que no me extrañaría que algunas personas se pusieran nerviosas y de hecho así ha sido. Con algunos colectivos quejándose de la “mala imagen” que hace la serie de la realidad de sus país, eso te da una idea bastante clara de lo cerca del blanco que ha dado la serie al mostrarnos esta cruda realidad delictiva.
Porque es justo todo lo que yo llevo estudiando desde que comencé a cursar criminalidad internacional. Una rigurosa radiografía sobre el mundo del narcotráfico mostrada desde todos los puntos de vista a los que afecta. De enseñarnos a cómo funciona el procesado, transporte, técnicas de contrabando y tráfico de la cocaína, hasta las enormes consecuencias sociales que acarrea. Se nos muestra como la Miami donde vive el narrador y protagonista de nuestra serie, se va deteriorando y sufre una escala criminal y de violencia estremecedora y rampante en el que la introducción masiva de la droga resulta ser su elemento catalizador.
Se nos muestra como el poder de una de las sustancias más adictivas del mundo puede acabar transformando la sociedad y hasta el clima cultural no solo de una ciudad sino de un país entero. Todo gracias a los enormes beneficios que conlleva para quienes trafican con ella, la extrema violencia con la que los señores del narcotráfico hacen todo lo posible por mantenerse en la cúspide y las inmensas muertes que arrastra para todos aquellos que se ven atrapados en sus redes, ya sean adictos, policías que tratan de hacerla frente o civiles que hayan sido atrapados en el fuego cruzado. Y todo eso consigue mostrártelo tan solo con el primer capítulo.
Sin ir más lejos, solo en los 3 primeros episodios ya se nos hace un pequeño resumen de uno de los hitos más importantes en la lucha contra el Narcotráfico: La “War on Drugs” Lo que en esencia fue aquello que concienció masivamente a la población norteamericana sobre la pandemia de las drogas. Una de las medidas más fuertes de la época del “Reaganísmo” donde el propio presidente declaraba una guerra abierta contra las drogas y supuso el inicio o la movilización más enérgica de técnicas policiales para frenar esta realidad delictiva. Pero no por unos maravillosos fines altruistas como pensáis, sino porque La Casa Blanca se dio cuenta que los beneficios netos de un mes de narcotráfico se equiparaban al PIB del país entero y querían su parte del pastel o, en última instancia, frenar ese monstruo antes de que devorase toda su nación.
La serie te cuenta cómo se las ingenian los Narcos para desarrollar la droga sin molestias de las autoridades ni nadie que les tosa. Todo gracias a un sistema adoptado por la infame frase de nuestro amigo Pablito Escobar “Plata o Plomo” Compra a quien quieras callar, mata a quien no puedas comprar. Te muestra todas las filigranas y triquiñuelas que hacen los traficantes para conseguir introducir las drogas en diferentes países sin ser detectadas. Experimentas lo peligrosa que puede ser la vida de un traficante y la corta esperanza de vida que puede tener uno viviendo en un entorno así, donde cualquiera te puede matar o en cualquier momento puedes acabar arrestado. La opulencia, el ego y la soberbia de los señores del narcotráfico más poderosos. Su forma de actuar, sus métodos, su auge y su caída. Y por otra parte la lucha desesperada por las fuerzas del orden por tratar de tener la escalada de violencia subsecuente del narcotráfico.
Y lo más importante de este aspecto en mi opinión: Como la policía también se ve arrastrada hacia la violencia. Porque cuando sus esfuerzos dentro de la legalidad por hacer frente al narcotráfico sin inútiles e infructuosos, te muestra hasta donde están dispuestos a llegar y cuantas líneas están dispuestos a cruzar con tal de poner fin al tráfico de drogas. Como la policía va pasando de fuerzas del orden a pelotones de la muerte, de fuerzas de protección a grupos de asesinos de narcos y sicarios. Profesionales que, en su desesperación por detener el narcotráfico, acaban combatiendo el fuego con fuego. De la protección al vigilantísmo, de la justicia a la retribución.
Y Algo que siempre adoro de las series actuales, es algo que también regresa en esta: El como ves que personas íntegras y de convicciones, se traicionan a si mismos, se corrompen y se convierten en aquello que odiaban. Todo ello para conseguir capturar a lo que ellos consideran el eje del mal en este caso. Aunque para mi gusto el cambio y evolución de los protagonistas de la serie (Por no decir degeneración) es algo un poco más abrupto que en otras series de mayor calidad como Breaking Bad o Sons of Anarchy, se le perdona por el ambiente tan caótico que resulta ser la Colombia de los Narcos de finales de los 80, principios de los 90. En la Jungla te vuelves un depredador o cuando quieres darte cuenta te has convertido en la presa. En un puto infierno como ese no hay sitio para corderitos que poco a poco tontean con la idea de ser lobos.
Pero dejando los conceptos criminológicos aparte, estamos ante una buena serie por méritos propios. Una narrativa genialmente desarrollada a través del clásico monólogo interno del protagonista. Que es prácticamente otra de las razones que me acabaron vendiendo la serie. Ese monólogo cínico de un duro pero cansado detective es un técnica milenaria que lleva utilizándose desde las primeras cintas de cine negro, pero que cada vez que se utiliza mola todo lo molable y le imprime un carácter y personalidad únicos a la serie. Dota el aire detectivesco y de cine neo-noir que le faltaba a la serie para convertirse en un fantástico thriller policíaco y no solo en un drama criminal.
También sus personajes a pesar de que parezcan tópicos andantes al comienzo, son en realidad arquetipos clásicos de las mejores cintas policiales pero a los que ves evolucionando como en cualquier buena serie. Es un gustazo el ver como el protagonista y narrador, el agente de la DEA Murphy, pasa de ser el ingenuo e idealista boy-scout que se piensa que viajando hasta Colombia va a cambiar el mundo de la delincuencia y del narcotráfico el solito, a ser el cínico, quemado y cansado narrador que escuchamos desde el comienzo de la serie. O su compañero el detective Peña, el cual al principio parece de moral cuestionable pero luego se vuelve un hombre íntegro y de convicciones que hace todo lo posible por proteger a la gente implicada con los cárteles y emplear todos sus esfuerzos para detener a Escobar
Pero si hablamos de personajes, sería imposible el no hablar de Pablo Escobar. Mira que se le ha endiosado, mira que se le ha idolatrado. Tanto que parece que la peña que ve Narcos no ha visto El Precio del Poder, New Jack City, Uno de los Nuestros o un Thriller Criminal en su puta vida… Tampoco me trago que un tío que tiene de colombiano lo que yo de japonés y que tiene más acento inglés que de colombiano se le ponga como la mejor interpretación de la infame figura hasta la fecha, pero hay que atenerse a los hechos: Wagner Moura se marcó una interpretación sublime e impresionante. Y precisamente por lo que antes mencione: El cambio psicológico y evolución de su personaje. Paulatinamente se va reflejando como pasa de ser un mero traficante de 2ª a uno de los tíos más peligrosos, sanguinarios y depravados de la faz de la Tierra.
También es un estudio complejo y profundo de la figura de Escobar. Un análisis de las facetas de una de las figuras más impredecibles y peligrosas del mundo del narcotráfico. El comprender como una persona puede ser un hombre de familia, honrado, cariñoso con los suyos y al mismo tiempo un ser formado de pura maldad e inquina que no duda en cometer los actos más salvajes y atroces para proteger su modo de vida es el núcleo duro y elemento más valioso de la serie. Como se vive siendo un hombre que volara la familia, pero que no pestañea al cometer genocidios, sumir un país en una guerra, torturar y asesinar a cientos de personas inocentes para cumplir con su objetivo. Cuando tienes a un hombre de familia que vuela aviones comerciales, prepara atentados masivos, asesina a cientos de policías y lleva el genocidio y la guerra a las calles sin que le quite el sueño, tienes una figura compleja e interesante que abordar.
¿Y recordáis lo que os mencioné sobre la opulencia, ego y orgullo de los capos del narcotráfico? Sobre esto reflexiona la serie con tremenda precisión valiéndose de la figura de Escobar. No se limita a mostrarnos el cambio psicológico que pueda sufrir una persona cuando esta detenta poder, sino que nos hace preguntarnos si en realidad el poder nos muestra como los verdaderos monstruos que somos. Si quieres probar el carácter de un hombre, dale poder. El poder corrompe, pero en muchas ocasiones desinhibe. Y cuando eres una de las personas más influyentes del mundo, donde tu mera palabra puede matar a cualquiera o cambiar los acontecimientos de toda una nación, sin ninguna clase de consecuencias o responsabilidad, quizá no te cortes o te reprimas tanto como pensarías. Si detentas poder e impunidad, quizá dispongas de las barreras morales suficientes y cuando quieras darte cuenta, te has convertido en un genocida que ha sumido a toda una nación en la guerra y el Terror. Eso es lo más valiosos de la serie, el magnífico estudio introspectivo de Escobar y los peligros del poder absoluto.
Pero dejando de lado su comentario criminológico subyacente, sus magníficos personajes y su valor narrativo, a nivel técnico y cinematográfico también es una serie excelentemente rodada. Muchas de las trepidantes persecuciones a pié, las redadas y los tiroteos en que se involucran la policía y los traficantes están rodadas con un realismo y exquisitez por mostrar cada detalle detrás de ellos impresionante. Con varias plano-secuencias ininterrumpidas en múltiples capítulos, evidencian mientras te dejan con el corazón en un puño, la tensión inescrutable en la que por el caos del momento cualquiera puede morir de un balazo. Cada redada policial, guerra de bandas o persecución es un ejercicio de intensidad sin descanso que, si bien no llega a la magnificencia que se consiguió con la única plano-secuencia de True Detective, llega a evidenciarnos el encomiable trabajo de producción y dirección que se ha conseguido.
Y manda cojones quien lo ha conseguido, nada menos que Jose Padilha, el que tiene el dudoso honor de tener el espantoso remake de Robocop 2014. Pero me da en la nariz de que fue un proyecto que le encasquetaron y tuvo que comerse sin más, porque un director de tantísimo talento no puede cometer semejante cagada por propia voluntad, y mucho menos teniendo proyecto mucho mejores a sus espaldas antes de esa infamia como Tropa de Elite. Y aquí se nota la exquisitez de su dirección en los capítulos que participa. Pero en los que no, tampoco desmerecen nuestra atención porque tienen unos valores de producción impresionantes y son una gozada de ver.
¿Qué más puedo decir? Una radiografía extensa y fidedigna del mundo del narcotráfico hecha serie dramática, grandes personajes, un antagonista cuya figura real es tan cautivadora como compleja de abordar y que la serie no se corta de hacerlo en ningún momento, y encima con un excelentísimo nivel de rodaje, dirección y niveles de producción a sus espaldas. Se ha sobrevalorado un huevo y parte del otro, todo hay que decirlo, porque parece que la peña tiene muy poca memoria y se ha olvidado de cositas como Breaking Bad o no ha visto una peli de Coppolla, Scorsese o De Palma en su vida. Porque la figura de Escobar es algo que llevamos viendo desde el que cine es cine y desde que el Thriller criminal lleva existiendo con él. Y si no me creéis preguntadle al señor James Cagney con Scarface. Pero por mucho que se la haya endiosado, su valor criminológico es incuestionable, su narrativa enganchante, sus interpretaciones sublimes y su rodaje impecable. Así que si, es una serie que tenéis que ver.