Hoy me gustaría cumplir un reto personal y poder reseñar una película cada semana. Así, poco a poco, os daría a conocer todos y cada una de mis film favoritos semana tras semana. Grandes películas que disfrutaréis si os animáis a verlas y que yo disfrutaré dándolas a conocer.
Continuando con mi pequeña comunión temática de la Criminología y el Cine, esta vez os recomendaré una de las cintas que mejor abordan la materia de los asesinos en serie, al mismo tiempo que trata de excelente manera, muchos más temas tan interesantes como cercanos. El complemento perfecto para todo aquel amante del cine negro actual que tras verse Se7en y El silencio de los Corderos, tenga ganas de más. Si queréis saber de qué trata, seguid leyendo:
Dándoos una pequeña sinopsis del argumento sin entrar en spoilers, la historia se centra en la experta en Psicología Criminal Helen Hudson (Sigourney Weaver) una mujer que conoce todas las mentes más perturbadas del panorama criminal estadounidense. Una base de datos andante sobre los más peligrosos asesinos en serie que puede elabora perfiles criminales con los ojos cerrados. Pero que, lamentablemente, un suceso traumático la obliga a confinarse en casa y realizar su trabajo desde allí.
Años después de dicho suceso, una oleada de asesinatos asola la ciudad de San Francisco. Varias mujeres son asesinadas brutalmente y la profesional y veterana inspectora MJ Monahan, junto con su compañero novato Reuben Goetz son llamados a investigar el caso. Un caso cuya peculiaridad reside en que el asesino en serie ejecuta a sus víctimas inspirándose y copiando otros asesinos en serie más famosos como Ted Bundy, Charles Manson o David Berkowitz. Están ante un Imitador. Por lo que los inspectores forman equipo con la Psicóloga criminal para tratar de averiguar su próximo movimiento y darle caza.
Como bien habéis podido adivinar, la cinta aborda uno de los temas más importantes de la Psicológica Criminal: “El Copycat o Imitación” Crímenes que imitan a otros crímenes. Asesinatos cometidos bajo la inspiración de otros asesinatos, que tienen como único objetivo la fama y el reconocimiento mediático. No hace falta ser un genio para darse cuenta que la prensa y los medios de comunicación actuales al servicio del morbo, tienen gran parte de la culpa en esta problemática.
Aunque la película se centra más en el asesino en serie, es interesante desgranar la crítica subyacente a los medios de comunicación. En varios momentos, la película deja entrever como los periodistas se amontonan ante el cadáver de una joven asesinada cual buitres acudiendo a la carroña. Y en no pocas escenas de la película, el veterano comisario advierte de los peligros que acarrea la publicidad mediática hacia el asesino. Siendo lo más parecido a un catalizador que motivará la comisión de más asesinatos. Por lo que aconseja no decir ni una palabra a la prensa.
Otros conceptos criminológicos interesantes son los de la “Perfilación Criminal”. El personaje de Sigourney Weaver nos da una pequeña muestra de cómo se realiza un perfil criminal al inicio de la película, comenzando por sesgos poblacionales, sexo, edad, motivaciones personales, posibles trastornos mentales, etc… También es reseñable el increíble realismo con el que representan el trabajo policial de investigación. Dejándose de aparatitos mágicos de rayos Uva que detectan todo rastro biológico, y limitándose a representar la labor de investigación tal y como realmente es: Recoger todas las pruebas y evidencias físicas que puedan, averiguar mediante perfilación el posible asesino y esperando su próximo movimiento.
Pero lejos de los temas criminológicos, esta película también trata temas de enorme interés. Uno de los principales y que más han alabado los psicólogos y profesionales de la psiquiatría, es el tema de la agorafobia. Y es que, el personaje de Sigourney Weaver sufre de este trastorno debido a los acontecimientos de la película. Y resulta fascinante como, a través del lenguaje fílmico, podemos sentir con plena exactitud todo lo que su personaje siente al sufrir un ataque de pánico al sufrir este trastorno.
Gracias a ángulos de cámara distorsionados, cámara lenta, una música tétrica y otros trucos del cine, el director nos muestra de primera mano todo el enorme malestar que sufre nuestra protagonista bajo un trastorno mental que somatiza los peores síntomas físicos que os podéis imaginar.
Al mismo tiempo también se nos muestra todos los trucos que los profesionales recomiendan usar para vencer al trastorno de la ansiedad. Desde nemotecnias hasta otros métodos para desviar la atención de dicha ansiedad. Todos ellos culminando en que, la mejor terapia, es enfrentarse a tus propios miedos y salir a la calle antes de que tus miedos acaben contigo. Y, cambiando de tércio, aunque nos olvidáramos completamente de todos los temas subyacentes a reflexionar que plantea esta película, todavía se nos quedaría un excelente ejercicio de buen cine. Desde la fotografía y la banda sonora, hasta los personajes y su argumento.
Comenzando por la fotografía y estilo fílmico, el director Jon Amiel junto con la fotografía de Lazlo Kovacs consigue crear un estilo muy característico y personal que se traduce en todo lo opuesto al estilo cinematográfico de David Ficher: Una fotografía limpia, escueta, inmaculada. Todas las escenas están rodadas con una higiene casi artificial. Una pulcritud excesiva que roza las obsesiones Kubrikenses.
Y esto le sienta de miedo a la temática central de la película, pues toda esa obsesiva pulcritud contrasta de forma brutal con las escenas más violentas. El ver como toda esa escenografía limpia e inmaculada es abruptamente salpicada por la sangre de un policía degollado y tiroteado es una ingeniosa forma de recalcar fílmicamente la brutalidad de la violencia. Ya solo la mera introducción de la película es lo más directo, crudo y visceral que nos vamos a echar a la cara. Metiéndonos de lleno y sin tapujos en la retorcida ambientación que el director nos quiere presentar.
Jon Amiel también comparte ciertos elementos con Fincher, especialmente ese aura fatalista que rodea toda la cinta. Una vez más estamos ante una película policiaca con cierto subtema depresivo, que se deja ver con una ambientación donde hasta el más inocente error puede desencadenar nefastas consecuencias. Escenas en donde se nos deja claro que, por muy buen policía que seas y muy profesional que te consideres, puedes acabar muerto por una simple estupidez.
Pero de entre todos lo que nos ofrece la película, lo mejor sin duda alguna son su plantel de personajes. Enormemente desarrollados, variados y profundos. Especialmente en lo que se refiere a sus 2 protagonistas Sigourney Weaver y Holly Hunter. Y quiero hacer especial hincapié en el personaje de Hunter. Uno de los personajes femeninos más fuertes y decididos que he visto en el cine en mucho tiempo. Hunter encarna a una inspectora profesional como la copa de un pino, más dura que el clavo de un ataúd, pero que no deja de ser una mujer sensible y atenta con los demás. Que muchos confunden un personaje femenino fuerte con pintar una fría dama de hielo carente de sentimientos, cuando ni de lejos es así.
En serio os lo digo, no he visto mejor detective encarnado por una mujer desde Frances McDorman interpretando a la policía de Fargo. Aunque tampoco el resto de los personajes se quedan atrás. Dermot Mutroney interpreta muy bien a su compañero joven, ingenuo e inexperto que quiere triunfar en el cuerpo. JE Freeman encarna de forma excepcional al veterano comisario que ha visto de todo, no da nada por supuesto y que ayuda con su experiencia a los protagonistas (Hasta deja entrever que estuvo tras la pista del asesino del Zodíaco) Y Will Patton hace del típico detective conflictivo y torpe que al final muestra un poco de su verdadera personalidad.
Si, al principio pueden sonarnos a los típicos clichés del cine policíaco. Pero a lo largo de la película consiguen desarrollarse y profundizarse lo suficiente como para que les cojamos cariño y nos importe lo que les ocurra durante los eventos del film. Y a estas alturas huelga decir lo excelentemente trabajado que está el personaje de Weaver. Una psicóloga criminal que está tras la pista de un asesino en serie mientras sufre de agorafobia es de todo, menos un personaje poco profundo o mal desarrollado. También el actor que encarna al asesino en serie realiza su mejor trabajo para dejarnos claro que es un chalado hijo de puta.
Con todo esto y en líneas generales, es un thriller policíaco excelente que os recomiendo encarecidamente su visionado. Ya sea por las implicaciones criminológicas y reflexiones psicológicas que plantea, por sus genialmente construidos personajes y protagonistas, o directamente si buscáis un buen tentempié de cine negro actual tras el buen sabor de boca que os dejó Se7en o El silencio de los Corderos, esta es vuestra película. Además, la echan a patadas día sí, día también en Calle 13. Así que si os tropezáis con ella por un casual de la programación habitual, dadle una oportunidad, os merecerá la pena.
Bueno, y hasta aquí la crítica de la semana. Espero que os guste esta nueva sección. Un Sañudo a todos.