Análisis: Rayman Jungle Run

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Los móviles no sirven para jugar en serio. Son rivales dignos de las consolas portátiles. No tienen futuro para propuestas serias. Le van a comer el mercado a lo tradicional en poco tiempo. Argumentos tan contrapuestos y manidos que ha motivado guerras y guerras de tinta, tanto electrónica como física. Ya ha pasado mucho tiempo desde que un terminal de este tipo servía solo para llamar, jugar como mucho a la serpiente monocromo y mandar mensajes. Incluso hoy en día se podría llegar a dudar si esa cosa que llevamos en el bolsillo es un pequeño ordenador.

iOS, y un poco después Android, han llevado al mercado smartphone a ser capaz de hacer frente en usabilidad a los todopoderosos ordenadores, llegando incluso con sus «hermanos mayores», los tablets, a discutirle el mercado limpiamente. Hay cosas que aún no pueden hacer, y otras para las que simplemente no tienen rival. ¿Serán los juegos algún día uno de ellos? Como ya discutí en un artículo con algo de tiempo, la clave está en la mejora de control, y «tomarse más en serio» la plataforma de trabajo.

Con todo, no podemos negar que los móviles se han ido haciendo con juegos que no necesitan muchas pretensiones ni profundidad para ser tremendamente adictivos, naciendo así el fenómeno Angry Birds, adalid de que en esta plataforma hay capacidad de triunfar y presentar propuestas frescas. De renovar el mundillo. Como la renovación que sufrió el personaje que hoy nos ocupa. Rayman era un cadáver triturado por la fama de sus Rabbids, y necesitaba volver a encontrarse para no acabar en el limbo de Gex, Croc, Crash, entre otros.

Con esa premisa, nació Rayman Origins, y revolucionó al personaje, dando el que para un servidor es el mejor juego de sobremesa de la generación. Un plataformas fresco, clásico pero a la vez diferente, con un aspecto y una atmósfera que invitan a disfrutar jugándolo, con una banda sonora que te hace sentir vivo. Que hace sentir el género plataformero capaz de seguir en la vanguardia, con diversión sin pretensión. Y no necesita ni siquiera el último motor gráfico, solo muchísimo gusto artístico y el buen hacer de el que vive los videojuegos como lo que son: un producto para divertir.

Parte de esa filosofía, y en espera de Rayman Legends, que los privilegiados poseedores de una Wii U vivirán, ya casi sin lugar a la duda, en exclusiva, se traslada a este juego que nos ocupa. Rayman Jungle Run es del género llamado «endles runners», al estilo de Bit Trip Runner o el clon de Super Meat Boy en iOS, donde simplemente nuestro personaje se mueve automáticamente y nosotros debemos esquivar mil y un obstáculos para llevarlo vivo al final de fase. Una fórmula tan sencilla sobre el papel que gracias a la tremenda dedicación de Ubisoft (apoyada por un estudio externo) lleva a las plataformas móviles con el espíritu de Origins.

Lo primero que llamará la atención al que ya jugó Origins es que el motor de juego de PS3, 360 y Vita, está llevado con todo lujo de detalles a iOS y Android. Especialmente lo notarán los que lo jueguen en una tablet, como es mi caso, y más si es el iPad, porque la calidad de color, fondos y elementos de la partida es realmente bella, un puro lienzo en movimiento, dibujados por artistas y llevado a la vida por el Ubiart, un motor que invita a soñar en una nueva edad de oro plataformera.

El juego se nos presenta en un esquema de 4 posibles tipos de fases: salto, helicóptero, correr por las paredes y puñetazos, un total de 10 por posibilidad que nos dan 40 niveles cortos, pero tremendamente bien ejecutados. Quizá las fases no tengan la inspiración y las mil vueltas de tuerca de los últimos mundos de Origins, pero sí trasladan sus elementos con acierto evidente a los controles de nuestros dedos. Reconoceremos en todo momento los mundos del juego que lo inspira. En el caso de no haber disfrutado Origins y encontrarlo por primera vez, nos llamará la atención precisamente el cuidado porque todo funcione.

Y es que el juego funciona. No hay un elemento puesto al azar y, pese a que en un principio nos pueda resultar sencillo superar las fases, en cada tipo tenemos que mantener nuestras habilidades anteriores a la vez que estamos pendientes de más elementos. Igual podemos pasar de tener que volar por los aires que pegarle a un enemigo, o saber correr por una pared y pulsar en el momento exacto la zona de la pantalla para saltar y evitar una muerte segura.

No se penaliza la muerte más allá que volviendo a empezar el nivel, y contamos con corazones en los niveles para poder recibir más impactos. Nuestro objetivo es tanto llegar al final del nivel como recoger los 100 lums que oculta, divididos en pequeños, grandes, y monedas, que tardan unos instantes en sumarse a nuestro contador y nos proporcionan la mayor cantidad. Al final del nivel tocamos una bandera que suma nuestros lums a una rueda que nos valora en base a tres tipos de gema de color, siendo la roja (100) la más valiosa. Superar las fases de esta manera nos proporciona dientes para un no-tan-muerto, que desbloquea una fase oculta por tipo de nivel, más difícil y desafiante que las demás.

El como se controla todo lo que tenemos en juego es quizá lo que más interesa. Normalmente los juegos móviles tienen el problema de que son espectaculares, pero tienen controles muy imprecisos que hacen la experiencia poco disfrutable y aleja a los jugadores habituales de considerarlos como una alternativa desafiante. No es el caso de este Rayman, pues se basa en una premisa tan sencilla como tocar una pequeña zona de la pantalla (dos, como mucho) para saltar, planear o pegar golpes.

Como se mencionó, nuestro personaje se mueve automáticamente, y es deber nuestro pulsar la pantalla en el momento exacto para poder superar los obstáculos. Si no lo hacemos bien, quizá superemos el nivel, pero no tendremos todos los lums, que es lo recomendable. Así se nos muestra la rejugabilidad, pues tendremos que conseguir las gemas de colores para desbloquear los distintos extras, como fondos, entre otros, así como logros (en el caso de iOS, al menos, compatible con Game Center) que premian nuestras hazañas.

La simpleza de un simple toque abre las posibilidades al ser los niveles tremendamente variados. Dentro de las fases de un tipo podemos encontrar de todo, incluso tener que mezclarla con otras y que la supuesta habilidad principal pase a un segundo plano. Esto se hace especialmente notorio en las fases de puñetazo y las secretas, que suponen un reto moderadamente elevado para los jugadores habituales, y no sufre taras de control que nos hagan frustrarnos. Si fallamos, será por nuestra culpa.

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La banda sonora del juego está muy en consonancia con la de Origins, que era una absoluta obra maestra, si bien esta apuesta más por pequeñas simplificaciones de temas ya vistos y otros que pueden ser un poco más repetitivos. Para un juego relativamente poco ambicioso (especialmente si lo comparamos con Origins) no es un gran problema, y más cuando las melodías acompañan bien. Sin embargo, no debemos esperar algo realmente a la altura de las mejores OST de la historia.

El juego en sí no es para nada largo, ya que en 2 o 3 horas te ventilas todas las fases principales. No obstante, el conseguir todos los lums de todas las fases es otra historia, pues al estar el personaje siempre moviéndose, si pierdes uno, no vuelves atrás y se acaba tu intento perfecto, teniendo que reiniciar para conseguir ese lum que se resiste. Tenemos unas tablas de clasificación para ver quién es el mejor de todos, y los ya mencionados logros de Game Center, donde podemos retar a nuestros amigos a superarnos.

En resumidas cuentas, Rayman Jungle Run no reinventa la rueda, pero es una propuesta muy fresca y diferente dentro de los plataformeros de iOS y Android. Puedo decir, casi sin temor a equivocarme, que es uno de los juegos de móvil más divertidos y con un control más pulido, sencillo y adictivo que se pueda encontrar. Habría hecho falta que tuviera muchas más fases (sabe a poco especialmente comparado con la infinidad de niveles de Angry Birds o la gran duración de Rayman Origins), porque la propuesta, sin ser más que una simplificación de lo que fue Origins, consigue enganchar, convencer, y además ir acompañado de un apartado técnico de libro. Si alguien no se toma en serio a los móviles, esa no es Ubisoft, pues ha demostrado como hacer algo bonito sin que resulte tecnológicamente puntero, y a la vez divertido, superando la limitación del control. Todo un must-have de iOS y Android.

NOTA

Historia: No tiene. Tampoco es que le haga falta, porque es un juego para jugarlo en ratos cortos. Podemos suponer que entre dentro del marco de Origins, pero dado que este tampoco es que fuera el cúlmen de la narrativa, no hace falta valorarlo. (-)

Gráficos: Utiliza exactamente el mismo motor de Rayman Origins, que como ya comenté, es quizá de los mejores 2D que he visto en mi vida. Artísticamente precioso, esto se traslada a Jungle Run con total fidelidad, manteniendo la base de escenarios. Habría hecho falta quizá un poquito más de variedad o atención en la creación de los mismos, pareciéndose incluso, pero recorre todos los entornos del juego y no se hace malo en este aspecto. 100% fluido, y diseños de niveles intrincados hasta donde le es posible. (9)

Sonido: Una simplificación de la obra de arte que fue la de Origins. Ameniza y acompaña con total acierto, pero no se puede considerar en lo que más brille el juego. Tiene algún que otro grito para Rayman, efectos de sonido calcados de Origins…se ha reutilizado mucho material para él, dada su categoría de spin-off. Cumple, pero no tiene ambición suficiente, ni la necesita. (7.75)

Jugabilidad: Aúna la sencillez del control táctil con la complicación de mecánicas sencillas. Uno de los juegos más adictivos de iOS sin ningún género de dudas. Poco a poco va añadiendo más mecánicas y consiguiendo que el jugador se supere. Una muestra de cómo los móviles a su manera pueden ofrecer propuestas diferenciadas de consola, sin la necesidad de un control físico. ¿Para qué complicarse, si la sencillez siempre ha sido lo más divertido? (8.75)

Otros: Es un juego para jugar en ratos cortos, y superarlo, como tal, se supera muy pronto. Conseguir todos los extras, logros, niveles secretos, y el 100% de los lums de todos los niveles, requiere ensayo y error y mucha paciencia. Tiene compatibilidad con Game Center en iOS para logros y retos con los amigos. Tiene pocas fases, y teniendo en cuenta que Angry Birds, sin ir más lejos, le triplica entre todos sus juegos, habría sido interesante haber dado más contenido. (7.75)

NOTA: 8.2/10


Este ha sido el análisis de hoy. No debéis esperar la quintaesencia en Rayman Jungle Run, pero si una de las mejores y más pulidas propuestas para pasar el rato. Ubisoft ha querido rentabilizar su motor, pero ha dado tan bien con la teclar con Rayman esta vez, que divierte aún cambiando y simplificando la mecánica. La explotación podría jugar en su contra en un futuro, pero, por el momento, tenemos un pequeño motivo para que los consoleros envidien un juego de móvil. Quizá Vita en un futuro pueda recibirlo. La diversión nacida de la sencillez es la mejor representación para este Jungle Run.

Gracias por tu tiempo, y por leer el artículo.

Un saludo.

JC_ADXAnálisis: Rayman Jungle Run

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